Quizá hayas oído hablar de ella; por el nombre de psicosis maníaco depresiva puede que no te suene, pero si decimos trastorno bipolar, seguramente sabrás a qué nos referimos. La denominación “maníaco-depresiva” viene del hecho que este trastorno intercala episodios maníacos e hipomaníacos con cuadros depresivos, lo que puede alterar significativamente la vida cotidiana del paciente.
En el artículo de hoy vamos a analizar en qué consiste la psicosis maníaco depresiva y cuales son sus causas y su tratamiento.
¿En qué consiste la psicosis maníaco depresiva?
Ya hemos comentado que también se la conoce como trastorno bipolar, pero la denominación de “psicosis maníaco depresiva” fue acuñada por Emile Kraepelin en su libro Psiquiatría, una obra de 1896. En él, el doctor Kraepelin distinguía el trastorno bipolar de la esquizofrenia, puesto que, a diferencia de esta última, el primero no se deterioraba con el tiempo y, además, tenía como característica principal la alternancia de depresión y episodios maníacos.
Algunos de los síntomas de la psicosis maníaco depresiva son los cambios súbitos del estado emocional, los trastornos del sueño, ataques de ira, psicosis o ideación suicida. Por la gravedad de los síntomas puede afectar profundamente la vida del paciente, y el tratamiento incluye medicación y terapia, orientada a controlar la explosión de síntomas.
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¿Cuál es la gravedad de la psicosis maníaco depresiva?
Este trastorno está categorizado en las clasificaciones diagnósticas DSM-5 y CIE-11 (Asociación Americana de Psiquiatría y Organización Mundial de la Salud, respectivamente). El porcentaje estimado de afectación a la población mundial es del 3,5%, y en general se inicia durante la época adolescente o al principio o mediados de la edad adulta. Mucho más raro es que el trastorno bipolar aparezca más allá de los 50 años; en estos casos, es recomendable buscar un origen orgánico.
En nuestro mundo, es bastante común que las personas que tienen cambios de humor bruscos sean tachadas de “bipolares”. Sin embargo, estamos hablando de un trastorno serio, con un conjunto de síntomas que se extienden más allá de los cambios de humor repentinos. Es necesario recordar, pues, que el trastorno bipolar o psicosis maníaco depresiva necesita el diagnóstico de un profesional.
Los cambios de humor bruscos se encuentran dentro de la sintomatología de la psicosis maníaco depresiva aunque, como ya hemos visto, no son los únicos. Las personas afectadas por este trastorno pasan de la alegría a la tristeza muy rápidamente, episodios entre los que se encuentran momentos de absoluta normalidad. Se ha comprobado que los episodios depresivos suelen durar mucho más que los de tipo maníaco; el estado se convierte en grave cuando aparece sintomatología delirante o alucinatoria, que en los momentos de euforia se relaciona con aspectos megalómanos, mientras que en los episodios depresivos, con pensamientos catastrofistas.
Las consecuencias en la vida de las personas que padecen este trastorno pueden ser graves, puesto que deterioran su estado mental de forma progresiva. En casos extremos, la persona puede perder el contacto con la realidad. La fluctuación del humor entre dos extremos dificulta el diagnóstico, por lo que el trastorno bipolar es uno de los problemas mentales que más se tarda en identificar.
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¿Cuáles son los síntomas?
A continuación, te presentamos algunos de los síntomas más frecuentes; ten presente que pueden variar dependiendo del episodio en que se encuentre el afectado.
Episodio hipomaníaco
En este estadio, la persona siente un incremento de la autoestima o, directamente, sentimientos relacionados con su propia grandeza. Por otro lado, aumenta su actividad, por lo que puede que esté mucho más comunicativo y, además, disminuye su necesidad de sueño. La persona también tiene la sensación de que su mente trabaja a gran velocidad; aparece la dificultad de concentración y la impulsividad (por ejemplo, en compras o en sexo).
Episodio depresivo
Al episodio hipomaníaco le sigue el episodio depresivo, que tendrá una duración de, por lo menos, un par de semanas. En este estadio, la persona se siente deprimida, pierde el interés en casi todos los entretenimientos y actividades e incluso el apetito. Continúan los problemas de sueño, ya sea hipersomnia (sueño excesivo) o insomnio.
Por otro lado, en este estadio las personas afectadas por el trastorno pueden sentir culpa o creerse inútiles, y puede verse mermada su capacidad para tomar decisiones y de concentración. Por último, es frecuente que aparezca la ideación suicida.
¿Qué causa la psicosis maníaco depresiva?
Los expertos no tienen un consenso a la hora de definir una causa concreta, puesto que el trastorno bipolar o psicosis maníaco depresiva es sumamente complejo. Precisamente por su complejidad pueden intervenir varios factores, que resumimos a continuación.
Primero, las tendencias genéticas, pues el trastorno bipolar es una de las enfermedades mentales que más se traspasan de padres a hijos. Sin embargo, es importante destacar que no hace falta que conste un pariente afectado para que el trastorno sea diagnosticado. Segundo, existen las variables de funcionamiento en los neurotransmisores, el sistema endocrino o los ritmos circadianos. Los traumas infantiles o situaciones estresantes como una muerte o una separación tienen gran influencia en el desarrollo de la psicosis maníaco depresiva.
Tercero, y según las teorías cognitivo-conductuales, existen los factores llamados de “vulnerabilidad”, por lo que el trastorno bipolar es un problema evidentemente multifactorial, que engloba lo social y lo biológico.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento principal incluye psicofármacos que estabilizan el estado emocional del paciente (por ejemplo, el litio o el ácido valproico). Por otro lado, también se emplean los antipsicóticos, que controlan los episodios maníacos, y los antidepresivos, para los momentos depresivos.
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Centro de tratamiento psicológico
La psicoeducación del paciente y de los familiares es también de suma importancia, además de las terapias interpersonales que ayudan al afectado a gestionar mejor las situaciones con alto grado de estrés; sin olvidar, por supuesto, la terapia familiar. Existen casos de especial gravedad, donde los episodios maníacos y/o depresivos son muy intensos y presentan un peligro evidente para las personas que los sufren y/o para terceras personas. En estos casos, es necesario el ingreso.