Las actitudes son lo que marcan una orientación en base a la que actuar frente a la vida, de forma que podríamos decir lo que marcan las actitudes sería la manera de ser o comportarse de las personas. Existen diversos tipos de actitudes: positivas, negativas, derrotistas, neutras, pasivas, agresivas, empáticas, etc.
Las actitudes negativas componen una serie de disposiciones, pensamientos y conductas de índole negativa que pueden llegar a mostrar las personas de manera temporal o durante un periodo de tiempo más prolongado. Algunos ejemplos de actitudes negativas pueden ser: fijarse solamente en el lado negativo de cada situación, culpar a otras personas de lo que le ocurre a uno mismo, tener un diálogo interno negativo, etc.
En este artículo veremos en qué consisten las actitudes negativas y también comentaremos algunos ejemplos que se pueden encontrar en la vida cotidiana.
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¿Qué son las actitudes negativas?
Una actitud dentro de la psicología puede entenderse como el modo de comportamiento habitual de una persona en diversas circunstancias, jugando además las actitudes un papel determinante sobre la vida anímica de cada persona. Asimismo, las actitudes también pueden entenderse como una disposición subyacente que, junto a la influencia de otros factores, contribuyen a la hora de determinar los comportamientos de las personas en relación con un objeto, otra persona o grupo. Además, las actitudes incluyen la reafirmación de los sentimientos y convicciones sobre comportamientos de rechazo o atracción.
Dentro de los diferentes tipos de actitudes posibles se encuentran las actitudes negativas que componen una serie de comportamientos, disposiciones y pensamientos de índole negativa que pueden llegar a mostrar las personas de manera temporal o durante un periodo de tiempo más prolongado.
En este sentido, una persona con actitudes negativas tendrá unas opiniones y una visión negativas hacia un objeto o grupo, pudiendo llegar incluso a comportarse de forma negativa y/o perjudicial hacia ese grupo que le genera rechazo.
Dentro de las actitudes negativas también se puede incluir una visión pesimista hacia uno mismo, diversas circunstancias de la vida y/o hacia otras personas. De esta forma la persona siempre se centrará en el lado negativo de las cosas, dejando de lado la parte positiva, tenderá a compararse con otras personas a las que considera que les están yendo mejor las cosas, pensará que la vida no le está tratando como se merece y que, por lo tanto, le debe algo.
También es frecuente que una persona con actitudes negativas no valore lo que tiene y esté siempre enfocada en lo que anhela conseguir, sufriendo de esta forma mucha frustración.
Como podemos ver, existen diversos ejemplos de actitudes negativas. En el siguiente apartado veremos algunos de los ejemplos más comunes para que ayuden a conocer con mayor detalle este concepto.
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Tipos de actitudes negativas comunes
A continuación explicaremos brevemente algunas de las actitudes negativas más comunes que podemos encontrar en personas de nuestro alrededor y que incluso también habremos tenido nosotros mismo alguna vez.
Es frecuente que detrás de estas actitudes negativas se encuentren algunas distorsiones cognitivas (p. ej., la sobregeneralización, la personalización, pensamiento absolutista, la maximización de los aspectos negativos y la minimización de los positivos, etc.).
1. Fijarse solamente en el lado negativo de cada situación
Una de las actitudes negativas más frecuentes se da cuando una persona únicamente se centra en el lado negativo de cada situación y, por tanto, nunca está conforme con nada. Además, esta visión negativa dificulta que la persona esté motivada para lograr sus propósitos debido a que siempre pondrá alguna pega y pensará que no son las condiciones idóneas para hacerlo.
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2. Anclarse en el pasado
Pensar en el pasado más de lo debido, dejando a un lado el momento presente que en realidad es lo único que podemos controlar, es otra de las actitudes negativas más comunes. Esta actitud puede propiciar que las persona no logre pasar página y piense continuamente en acontecimientos del pasado que puede llevarle a la melancolía, la lamentación e incluso a la culpa en algunos casos por algo que se arrepiente de haber hecho en el paso.
Rumiación negativa acerca del propio pasado suele causar más problemas para la propia salud mental que beneficios. Debemos aprender de nuestro pasado; sin embargo, no es sano que nos quedemos anclados en él y retrocedamos continuamente sin estar enfocados en el presente porque posiblemente estaríamos perdiéndonos las oportunidades que nos brinda el presente y en unos años cuando se conviertan en pasado y lo recordemos nos lamentaremos.
3. Desanimar a otras personas
Desanimar a otras personas cuando tienen la ilusión de lograr un objetivo es una de las actitudes negativas que más daño pueden causar, ya que nadie debería creer que tiene la potestad de decirle a otras personas que no pueden conseguir algo.
Esto también nos lo deberíamos a nosotros mismos para no desanimarnos a la hora de intentar lograr lo que nos proponemos, por muy difícil que nos parezca y por muchos obstáculos que haya.
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4. Compararse con otras personas
Una de las actitudes negativas que más ha aumentado en los últimos años son la que tienen que ver con el acto de compararse continuamente con otras personas, y en esto han influido mucho las redes sociales, donde continuamente se suben fotos de la “mejor versión” de cada uno, de manera que quien entre para visualizarlas puede llegar a pensar que a los demás les están saliendo mejor las cosas y son más atractivos, a pesar de que esas fotos no reflejan la realidad.
5. Culpar a otras personas que le que le ocurre a uno mismo
Una de las actitudes negativas que más daño pueden hacer a las relaciones interpersonales es la que desencadena que alguien tienda a culpar continuamente a otras personas de sus propias desgracias, en lugar a de hacer un autorreflexión y valorar qué parte responsabilidad tiene ella misma y qué es lo que está en su mano para cambiar la situación.
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6. Tener un diálogo interno negativo
El diálogo interno es otra de esas actitudes negativas más comunes, pudiendo ser la causante de otras y consiste en hablarse a uno mismo de forma pesimista y negativas. Ello facilita que se llegue a distorsionar la realidad, provocando que la persona se sienta mal y afrontando erróneamente los problemas al centrarse siempre en el lado malo de todo y también con respecto a uno mismo. Este diálogo interno negativo puede llegar a ser como un discurso autodestructivo.
7. No valorar lo que se tiene y estar siempre pensando en lo que no se posee
Otra de esas actitudes negativas que suelen darse con bastante frecuencia es aquella que lleva a las personas a no valorar lo que tienen, por lo que suelen quejarse continuamente por poseer aquello que desearían tener, de forma que nunca están satisfechas. También es frecuente que cuando logren aquello que deseaban, en seguida estén deseando tener más o tener otras cosas diferentes y así se meten en un círculo vicioso del que resulta muy difícil salir.
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8. Despreciar a los demás
Otra de las actitudes negativas más dañinas y deplorables es el desprecio hacia otras personas, siendo una señal de tener una autoestima baja, ya que sentirse por encima de otras personas y estar comparándonos continuamente no nos va a ayudar a tener una autoestima sólida. Y es que fundamentalmente hay que valorarse a uno mismo, pero sin que sea a costa de despreciar a otros.
9. Creer que la vida o los demás nos deben algo
Entre las actitudes negativas también podemos encontrar el papel victimista que tienen algunas personas que continuamente se quejan de los reveses que les pudiera haber dado la vida y tienen la creencia de que por ello la vida u otras personas deben recompensarlos, cuando la realidad es que no se puede estar a expensas de los demás puesto que no sabemos si también están pasando por una situación complicada.
10. Infundir nuestro negativismo a las personas que nos rodean
Infundir nuestro negativismo es otra de las actitudes negativas más perjudiciales, ya que no le hacemos ningún favor a los que nos rodean contagiándoles nuestra visión negativista ni tampoco va a ayudarnos a cambiar nuestra actitud por una más positiva.
Cuando estamos pasando un mal día y no estamos con el humor suficiente como para hablar de una forma más positiva con nuestros allegados, antes que infundirles nuestro negativismo que no va a resolver nada, quizás sea más recomendable ese día ser parco en palabras para no perder la cordialidad.
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11. Sobregeneralizar
Otra de esas actitudes negativas que suelen darse con bastante frecuencia es la sobregeneralización, que consiste en extrapolar un suceso negativo puntual en una conclusión general; en otras palabra, esto se da cuando a partir de una caso aislado generalizamos, generalizamos lo ocurrido, y lo utilizamos como si fuera una conclusión válida para cualquier otra situación futura. En base a esto es frecuente que se utilicen palabras como “siempre”, “nunca”, “todo”, etc.