Pesimismo defensivo: qué es, características, y ventajas e inconvenientes

¿Qué es el pesimismo defensivo y cómo influye en nuestra manera de interpretar el mundo?

Pesimismo defensivo

Cuando alguien se va a enfrentar en un futuro próximo a una actividad complicada (p. ej., el examen de una oposición, una competición deportiva) o una situación que le resulta comprometida (por ejemplo, dar un discurso en público) puede tener una visión optimista o, por el contrario, desde el pesimismo defensivo.

Cuando se posee una visión desde el pesimismo defensivo acerca de un acontecimiento futuro, la persona tiende a pensar que algo va a salir mal cuando llegue ese temido momento, de forma que podría sufrir ansiedad anticipatoria y tener una expectativas negativas al respecto.

En este artículo veremos más detalladamente en qué consiste el concepto de pesimismo defensivo, cuáles suelen ser las consecuencias de tener una visión pesimista y también cómo influye en la autoestima de las personas.

¿Qué es el pesimismo defensivo?

Cuando utilizamos el concepto de pesimismo defensivo en el campo de la psicología nos referimos al mecanismo de acción empleado que emplean las personas en aquellas ocasiones en las que pretenden protegerse de una determinada situación futura, de manera que se ponen en el peor de los escenarios y así, en el caso de que se cumpla, o no salgan las cosas tan bien como se quisiera, la persona siente que se había preparado previamente para asumir ese resultado negativo.

Hay personas que afrontan determinadas situaciones que consideran complicadas o comprometidas de alguna manera (por ejemplo, una competición deportiva, un examen, una entrevista de trabajo, etc.) desde un pesimismo defensivo para evitar llevarse una decepción y desilusionarse si no saliera todo según se desearía, de forma que parten de la idea de que no les irán bien las cosas ante una situación que requiere un determinado esfuerzo por lo que se comprometen menos de lo necesario.

Cuando una persona utiliza el mecanismo de ser pesimista ante un futuro suceso para no llevarse desilusiones, como hemos dicho, normalmente se esfuerza menos de lo que debería para que salgan bien las cosas. Entonces lo más probable es que se cumpla su predicción acerca de que no va salir bien esa situación a la que se tiene que enfrentar, de manera que se cumpliría lo que en psicología suele denominarse como profecía autocumplida negativa. Este hecho puede retroalimentar su pesimismo de cara a futuras situaciones similares.

Es frecuente que una persona que se escuda frecuentemente en el pesimismo defensivo también utilice excusas para autojustificarse por no haberse esforzado o no haber empleado el tiempo necesario para que esa situación temida salga bien, debido a que en su mente podría sentir una especie de disonancia cognitiva debido a que lo que hace, no encaja con los objetivos que se había propuesto tiempo atrás.

Pongamos a continuación un ejemplo para comprender mejor en qué consiste el concepto de pesimismo defensivo, y también las excusas que pone la persona para romper con esa disonancia cognitiva que se ha formado en su mente.

Imaginemos el caso de un estudiante que se está preparando para un examen muy importante, como puede ser el de una oposición para sacar plaza en un puesto público. Cuando empieza a prepararlo, lo más normal es que tenga una perspectiva optimista y buenos propósitos; sin embargo, a medida que va pasando el tiempo puede aflorar el pesimismo defensivo, de manera que brotarán en su mente pensamientos que le dirán que es muy difícil que apruebe, que nadie saca la oposición a la primera y muchos más del estilo.

Entonces, es probable que poco a poco vaya esforzándose cada vez un poco menos, a la par que su pesimismo defensivo se irá acrecentando. Así que cuando realiza el examen, en caso de no sacar plaza, sentirá que sus pensamientos pesimistas eran ciertos y, al surgir en su mente una disonancia cognitiva porque en el fondo sabe que no se ha esforzado como debería para sacar esa plaza, buscará cualquier argumento que justifique su bajada de rendimiento coco que era muy difícil, que no merecía la pena malgastar el tiempo, etc.

Relación del pesimismo defensivo con la autoestima

En la mayoría de los casos, el pesimismo defensivo suele estar estrechamente relacionado con unos niveles bajos de autoestima.

Por ello, las personas que se decantan por centrarse en el lado negativo y pesimista de algún futuro acontecimiento tienen la tendencia de menospreciarse, por lo que llegan hasta el punto de no enfrentarse a una serie de situaciones que requieren cierto grado de esfuerzo y valentía por temor a terminar fallando. Esto provoca que la persona se encuentre desaventajada con respecto a otras más optimistas.

Pesimismo y autoestima

El pesimismo defensivo y optimismo

El polo opuesto de tener una visión desde el pesimismo defensivo ante una situación u objetivo próximo, sería tener una visión optimista. Aunque cabe destacar que las personas no suelen estar completamente en un extremo u otro y que estas perspectivas pueden cambiar a lo largo de la vida en función de la experiencias vividas y del esfuerzo que haya podido hacer la persona.

Asimismo, también puede ocurrir que una misma persona posea una visión optimista en determinados ámbitos (por ejemplo, en los deportes) y pesimista en otros (por ejemplo, en el ámbito académico).

A diferencia de las personas pesimistas, las optimistas tienen una tendencia a ver las cosas desde una perspectiva más global, de manera que tienen siempre en mente las virtudes que poseen y que les van a permitir lograr sus objetivos y además son conscientes de que tienen ciertas limitaciones, pudiendo darse el caso de que no logren esa meta hacia la que van encaminados; sin embargo, no tiran la toalla e intentan enfocarse solamente en aquello que es lo único que pueden controlar, sus acciones del día a día.

Por ejemplo, ante una situación en la que una persona optimista está preparándose para el examen de una oposición, procurará no perder de vista su objetivo e intentará mantener su visión positiva debido a que es consciente de que tiene posibilidades, aún sabiendo que también hay bastantes probabilidades de no sacar plaza. No obstante, prefiere optar por pensar en que puede sacar la plaza y que lo que puede llevarle a ello es tener una visión optimista y enfocarse en trabajar día a día, sin dejar de avanzar en el temario.

El lado útil del pesimismo defensivo

Tanto una visión completamente optimista, como una visión desde un pesimismo defensivo en la mayoría de los casos podrían ser perjudiciales para las personas.

Un exceso de optimismo podría causar que la persona tenga una excesiva confianza, de manera que sienta muy poca presión y se esfuerce menos de lo que debería, por lo que los resultados podrían ser peores de lo esperado, llevándose una gran decepción.

Por el contrario, tener mayoritariamente una visión pesimista causaría una baja motivación de cara a cualquier reto al que la persona tuviera que enfrentarse en su vida, de manera que no llegaría a esforzarse lo suficiente y, por ende, la más habitual es que llegara a fracasar.

Sin embargo, en su justa medida, aunque hay mucha disparidad entorno a ello, cabe destacar que hay investigaciones al respecto que encontraron que cierto grado de pesimismo defensivo puede ser un mecanismo de protección personal frente a sufrir cualquier decepción y, al estar preparados previamente para el posible futuro fracaso, la persona puede adelantarse también en la preparación para el afrontamiento del fracaso y buscar una manera de salir adelante de esa situación.

Visto de esta forma, un pesimista defensivo tiende a estar preparado para el peor de los resultados, pudiendo incluso haber experimentado unos mayores niveles de ansiedad previamente al acontecimiento que cuando se llegase a cumplir en la realidad el fracaso que había imaginado.

Asimismo, una visión desde el pesimismo defensivo, al permitir a la persona anticiparse a un posible fracaso, de manera que esa tensión que le puede generar provocaría que la persona esté alerta en todo momento, propiciaría que utilizase toda clase de estrategias con el fin de evitar ese posible fracaso y de ingeniar algún plan alternativo al que pudiera optar cuando las cosas no salgan de una manera positiva. Esto podríamos llamarlo como pesimismo defensivo adaptativo.

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Psicólogo

Mario Arrimada es Graduado en Psicología en la Universidad Pontificia de Salamanca y dispone de un Máster de Actualización en Intervención Psicológica y Salud Mental en la Universidad a Distancia de Madrid. Varios cursos de formación, entre ellos el de Experto en Trastornos de la Personalidad con la Asociación Española para el Fomento y Desarrollo de la Psicoterapia, de Experto en Mindfulness y de Experto en DSM5 y CIE11, ambos en la UDIMA.

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