Podría parecer que el control mental tiene algo que ver con los superpoderes, algo así como la telepatía o la capacidad de controlar la mente de otros. Pero el control mental hace referencia a nuestra capacidad de ser conscientes de nuestros pensamientos y nuestras emociones para que éstos no dominen nuestra conducta.
Cuando poseemos un control mental pobre es posible que nos arrepintamos de algunas acciones o conductas que llevamos a cabo, por ejemplo, al pelearnos con nuestra pareja y decirle cosas que en realidad no pensamos, cosas que en un momento determinado, cuando la ira nos domina, pueden parecer verdad. En cambio, cuando pensamos fríamente podemos darnos cuenta de que las emociones nos han dominado.
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Cómo mejorar el control mental
El control mental son un conjunto de técnicas o hábitos que nos permiten conocer mejor nuestras emociones y pensamientos y conocer los de otras personas. Como consecuencia, nos permite regular nuestro comportamiento.
En las siguientes líneas puedes encontrar una lista de consejos para mejorar el control mental.
1. Conecta con el aquí y el ahora
El control mental solo es posible que ocurra cuando estamos en el momento presente, es decir, en el aquí y el ahora, conectados con nosotros mismos y lo que nos rodea. Si vivimos en expectativas irreales o simplemente nos dejamos llevar por nuestros pensamientos, podemos llevar a cabo conductas de las que después no estemos orgullosos.
Estar en el presente nos permite reflexionar sobre lo que está ocurriendo en este preciso momento, lo que nos ayuda a actuar acorde con la situación y lo que deseamos. Controlamos lo que hacemos.
2. Haz uso de la autorreflexión
Vivir en el momento presente no significa que debamos dejarnos llevar por la situación sin pensar en nada más que en sentir, sino que es posible hacer uso de la autorreflexión, que es muy importante en el desarrollo de una persona y que permite aprender de la experiencia.
Y es que la autorreflexión va ligada a la observación y por tanto al control mental. Reflexionar y centrar la atención en lo que ocurre no solo a nuestro alrededor sino también en nuestra experiencia interna nos ayuda a tener un mayor control mental.
- Puedes profundizar en este tema en nuestro artículo: “Desarrollo Personal: 5 razones para la autorreflexión”
3. Trabaja el autoconocimiento
Al hablar de control mental nos estamos refiriendo a la regulación emocional y por tanto del comportamiento. Y no puede hablar regulación emocional si no existe antes una comprensión de nuestras emociones. Es por eso que el autoconocimiento es necesario para poder controlar la mente y regular nuestra conducta.
- En nuestro artículo “Autoconocimiento: 8 consejos para mejorarlo” puedes aprender a mejorar esta capacidad tan importante.
4. Mejora tu inteligencia emocional
El autoconocimiento es un aspecto importante de la inteligencia emocional, pero este tipo de inteligencia incluye además otras habilidades que ayudan a regular nuestro comportamiento, por ejemplo, la empatía y la capacidad de entender las emociones de otros.
- Para mejorar nuestro control mental es una opción interesante acudir a algún taller de inteligencia emocional como los que aparecen en esta lista: “Los 6 mejores cursos de Inteligencia Emocional y Desarrollo Personal”
5. No vivas en piloto automático
En el tiempo en el que vivimos y debido a cómo funciona la mente, podemos vivir en piloto automático, es decir, que vamos por el mundo sin prestar atención a nada. Nuestros pensamientos saltan de un lugar a otros y raramente paramos a observarlos ni entenderlos.
Podemos levantarnos por la mañana, encender la televisión y ni siquiera saber a qué sabe nuestro desayuno. Podemos meternos en la ducha y ni siquiera sentir el agua que nos sale de ella. Para un mayor control mental, es necesario dejar de vivir en piloto automático y experimentar la experiencia presente con observación y atención plena.
6. Sé consciente
Y esto se consigue siendo consciente de nuestra experiencia, ya sea externa e interna. La clave muchas veces es la voluntad de querer ser consciente. Por ejemplo, podemos estar hablando con alguien y estar pensando atención en lo que vamos a decir nosotros incluso antes de que acabe de hablar el otro, o podemos observar al otro interlocutor atentamente no solamente en cuanto a lo que verbaliza, sino también a lo que su lenguaje no verbal nos dice.
Ser consciente nos ayuda a controlar nuestra mente. En este sentido, controlar la mente es un acto de voluntad.
7. Medita
Muchas personas tienen la creencia de que la meditación es simplemente una técnica de relajación, en la que solo hace falta ponerse en la postura del meditador y nuestra mente se quedará en blanco.
Pero la meditación, si bien es cierto que acalla la mente y nos relaja, nos permite observar nuestros pensamientos o nuestras experiencias (incluso desagradables, como en el caso de la meditación TongLen) y aceptar la experiencia. Esto nos convierte en personas mucho más equilibradas y nos ayuda a mejorar nuestra capacidad de control mental.
8. Practica Mindfulness
Aunque algunas personas piensen que el Mindfulness es un tipo de meditación, no es exactamente así. Si que es cierto que la Atención Plena incluye la meditación en su práctica, pero también incluye otras técnicas que ayudan a desarrollar la atención, la compasión, la capacidad de estar en el momento presente, la mentalidad no enjuiciadora y otros principios característicos del Mindfulness.
Como dice el psicólogo Jonathan García-Allen en nuestro artículo “Mindfulness: 8 beneficios de la atención plena”, “La Atención Plena propone encontrar la esencia de lo que somos. No es simplemente un método para mejorar el bienestar, sino que puede llegar a ser una filosofía de vida que nos ayuda a relacionarnos mejor y de manera más adaptativa con nosotros mismos y lo que nos rodea (personas, eventos, situaciones, etc.)”.
9. Cuando veas que pierdes el control... ¡detente durante 1 minuto!
Una técnica que puede ser muy útil en muchas situaciones y que no requiere más que un minuto para practicarla es la meditación en un minuto. Esta técnica es ideal, por ejemplo, cuando estamos en la oficina y nos sentimos saturados, o cuando queremos tomar perspectiva de una situación que nos está afectando (una pelea con una pareja, por ejemplo).
A continuación puedes encontrar un vídeo en el que se explica cómo realizar este ejercicio:
10. Desarróllate y evita sentir frustración
Las personas que son más felices con lo que hacen en su vida y se sienten realizadas son más propensas a relacionarse mejor con otras personas, puesto que se sienten bien consigo mismas y no están frustradas por quiénes son.
La frustración genera conflictos con otras personas, porque podemos proyectar nuestros fracasos en éstas, e incluso podemos llegar a convertir a otros individuos en nuestro chivo expiatorio. Estar bien con uno mismo ayuda a ver claro el futuro y seguir en la misma línea sin desviarse.
11. Sal de la zona de confort
También es bueno para estimular nuestra mente el salir de la zona de confort para aprender cosas nuevas y ser más consciente de otras situaciones que quizás pasan inadvertidas cuando hacemos siempre lo mismo.
12. Haz nuevas actividades
Y esto incluye hacer también nuevas actividades y descubrir nuevas tareas a las que no estamos habituados. Al hacer esto dejamos de lado los automatismos y movilizamos por tanto toda nuestra atención y nuestros recursos, nos hacemos más presentes y más conscientes.
13. Ten un plan de vida
Para gozar de una mayor salud emocional también es necesario tener un plan de vida, pues los objetivos nos ayudan a seguir en el camino que deseamos y sufriremos menos por algunas tentaciones que pueden aparecer en nuestro camino.
Además, otros objetivos también pueden ayudarnos a mantener el control mental. Por ejemplo, si practicamos ejercicio físico y seguimos una dieta porque queremos conseguir un cuerpo esbelto. Las investigaciones muestran que tener objetivos claros, realistas y motivadores ayuda, además, a prevenir la depresión.
14. Reduce el estrés
La mente y el cuerpo están conectados y, por tanto, el estrés puede provocar muchos problemas tanto en nuestro organismo como en nuestras conductas o pensamientos. Es difícil pensar con claridad cuando estamos estresados, especialmente si nos sentimos quemados.
La tristeza o la ansiedad pueden apoderarse de nosotros, y nuestra concentración y también nuestro control mental lo sufren. En épocas de estrés, por ejemplo, las personas son incapaces de controlar sus hábitos alimenticios. Para un mayor control mental, es bueno gozar de un mayor bienestar.