La Psicología aplicada a la diferencia de comportamiento entre hombres y mujeres siempre ha sido un campo de estudio que ha suscitado muchas polémicas. Esto es debido a las repercusiones sociales que puede tener defender una u otra visión acerca de lo que significa ser “macho” o “hembra”.
A continuación examinaremos cuáles son los elementos distintivos de dos de los conceptos más utilizados en este ámbito: las diferencias entre sexo y género.
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¿Qué son el sexo y el género?
Desde el inicio de la historia se tiene constancia de que la sociedad espera diferentes cosas de hombres y mujeres, y que a su vez los hombres de mujeres se comportan de un modo diferente (hasta cierto punto).
Sin embargo… ¿esta distinción entre formas de pensar y de actuar que puede reconocerse entre hombres y mujeres es fruto de su biología, o es simplemente su esfuerzo por adaptarse a unos roles socialmente asignados? Esta es una de las preguntas fundamentales que muchos investigadores en biología y en antropología y psicología han intentado responder.
Para empezar a comprender las diferencias más aceptadas acerca de lo que son el sexo y el género, veamos antes una primera definición relativamente simple de estos conceptos.
El sexo es el conjunto de características biológicas que permite diferenciar a los dos tipos de sujetos que intervienen en la reproducción de tipo sexual. Así, esta categoría se refiere a una categorización que depende del modo en el que algunas formas de vida tienen de perpetuarse, crear nuevas generaciones.
Por otro lado, el sexo se compone de características relativamente fáciles de aislar del resto del organismo, y observables en un ambiente de laboratorio con los instrumentos adecuados. Además, el sexo se encuentra en lugares del cuerpo y elementos físicos que se conocen de antemano.
El género, en cambio, es algo dinámico, que se expresa mediante las acciones, la conducta. Esto significa que no puede ser conocido de un modo fiel realizando mediciones objetivas, dado que depende de una perspectiva aportada por el lenguaje.
El género es, hasta cierto punto, un fenómeno psicológico y simbólico. Lo que muchos expertos y científicos es, como veremos, si detrás de él también hay biología, o si sexo y género están totalmente disociados y solo parecen estar unidos a causa de un tipo de presión social heredado a través de las generaciones.
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Las principales diferencias entre sexo y género
Ahora que ya sabemos por encima de qué estamos hablando, pasemos a ver las diferencias entre sexo y género.
1. El género es una construcción social, el sexo no
Es necesario matizar esto, ya que cualquier concepto (ya sea el de árbol, montaña o río) es una construcción social. Sin embargo, mientras que el sexo se refiere en elementos desarrollados biológicamente sin que tengamos apenas capacidad de alterarlos, en el género sí intervienen nuestras ideas y expectativas.
Por ejemplo, ciertos rasgos andróginos en mujeres, como una delgadez uniforme por todo el cuerpo, pueden parecer poco femeninos hoy, pero en los años 20 resultaban femeninos y sexualmente atrayentes. Sin embargo, nuestra valoración de las cosas y nuestras expectativas no cambia el hecho de que la inmensa mayoría de personas nacen con pene o vagina, siendo estos atributos que contribuyen a identificar el sexo de alguien.
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2. El género es exclusivo de animales con pensamiento abstracto
Mientras que podemos localizar sexos incluso en plantas y peces, el género solo está presente en animales con una capacidad relativamente alta de pensamiento abstracto, el máximo representante de los cuales es el ser humano (en el pasado, quizás, otras especies del género homo).
Esto es así porque el género es, al menos parcialmente, una construcción social, tal y como hemos visto, y para desarrollar construcciones sociales es necesario construir una semántica y sistemas de símbolos acerca de lo que es femenino y masculino.
3. El género puede estar en un continuo, el sexo no
Como el género está mediado por la cultura, es posible ver cómo lo femenino y lo masculino es diferente entre las personas, dependiendo de sus opiniones. A su vez, una persona puede sentirse ni femenina ni masculina, lo cual significa que su pensamiento aplicado a la autoimagen no categoriza de forma clara lo que es uno mismo. Esto, lejos de ser algo puramente subjetivo, es una evidencia de conducta verbal (pensamiento) huyendo de categorías cerradas del tipo hombre/mujer.
El sexo, en cambio, puede presentarse en ocasiones de formas muy poco comunes, pero en general, hay un grupo muy limitado de criterios que permiten valorarlo: genitales, tipo de gónadas y cromosomas, principalmente.
4. El sexo no puede ser performativo
Tal y como hemos visto, el género es al menos en parte simbólico. Eso significa que se expresa en el movimiento, lo que hacemos, mientras que el sexo es estático, depende de elementos rápidamente objetivables que se encuentran en elementos materiales. Esto hace que el género pueda ser “negociado” en las conversaciones y en el modo en el que nos relacionamos con los demás.
Por ejemplo, si un hombre se trasviste en una despedida de soltero y trata de actuar de un modo femenino, generalmente se entiende que hace comedia. Sin embargo, en otro contexto, esa misma acción puede ser directamente la expresión del deseo genuino de formar parte del género femenino.
5. El sexo comporta un rol reproductivo diferente
Esta es una de las diferencias fundamentales entre sexo y género. Una mujer, independientemente de sus percepciones relativas a su género, tiene una función reproductiva distinta a la de un hombre: el paso por el embarazo, etc. El género puede llevar a experimentar este hecho de uno u otro modo, pero no lo cambia.
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