A menudo, tendemos a asociar las finanzas con números, fórmulas, planes, proyecciones e indicadores, sin considerar la profunda correlación entre las emociones y las decisiones financieras que tomamos. Sin embargo, parte de mejorar nuestra salud financiera implica reconocer nuestras creencias sobre el dinero y comprender cómo influyen en nuestras decisiones económicas.
El origen de nuestras creencias financieras
El primer paso para mejorar nuestra relación con el dinero es examinar nuestras creencias y experiencias pasadas. ¿Qué aprendimos sobre el dinero en casa? La forma en que nuestros padres manejaron y discutieron las finanzas puede tener un impacto duradero en nuestras propias percepciones y comportamientos financieros.
En su libro "Know Yourself, Know Your Money" (“conócete ti mismo y conoce tu dinero”), Rachel Cruze presenta cuatro cuadrantes que describen diferentes enfoques hacia el dinero, influenciados por dos emociones principales (estresado o calmado) y dos estilos de comunicación (abierto o cerrado). Estos cuadrantes son: Ansioso, Seguro, Ignorante e Inestable. Analizar el entorno en el que crecimos puede ayudarnos a entender si estamos replicando el modelo familiar o adoptando un enfoque completamente opuesto.
Identificar y reflexionar sobre cómo nuestras experiencias de la infancia afectan nuestra situación financiera actual nos permite reconocer áreas de mejora. Con el conocimiento y las herramientas adecuadas, podemos entender mejor por qué manejamos el dinero de cierta manera, manteniendo los hábitos positivos y cambiando aquellos que no nos benefician.
La influencia de las emociones en las decisiones financieras
Las soluciones a los problemas financieros no siempre están en las acciones que tomamos, sino en comprender por qué tomamos esas acciones. Las decisiones financieras superficiales a menudo son síntomas de creencias y emociones subyacentes. Explorar nuestras experiencias pasadas y su influencia en nuestras decisiones puede ser una herramienta poderosa para mejorar nuestra gestión financiera.
Como dice Rachel Cruze, "El dinero no tiene emociones; las emociones las traes tú". Esta frase subraya la importancia de la autoevaluación emocional en la toma de decisiones financieras. La comunicación en el hogar también juega un papel crucial. Si nuestros padres hablaban abiertamente sobre dinero, es probable que nosotros hagamos lo mismo. Si, por el contrario, evitaban el tema, podríamos enfrentar dificultades al comunicarnos sobre finanzas con nuestra pareja o en otras relaciones.
¿Cómo mejorar nuestras creencias financieras?
El primer paso para cambiar nuestras creencias sobre el dinero y las emociones asociadas es ser conscientes de ellas. Aquí hay algunas preguntas que pueden ayudarte a comenzar:
- ¿Qué escuchaste sobre el dinero cuando creciste?
- ¿Qué observaste en cuanto al manejo del dinero?
- Escribe un momento significativo para ti con respecto al dinero y lo que te enseñó.
- Si estás casado, discute las similitudes y diferencias de tus cuadrantes financieros con tu pareja y cómo están afectando la relación actualmente.
- Encuentra ese momento definitorio que moldeó tu visión sobre el dinero.
- Investiga cómo crecieron tus padres y cuáles eran sus creencias sobre el dinero.
- ¿Hubo mucha escasez? ¿Tuvieron las herramientas apropiadas para manejar el dinero?
- ¿Qué necesitas cambiar de ti para mejorar tu legado financiero?
Conocer a alguien que maneje adecuadamente las emociones y la comunicación respecto al dinero puede ser un ejemplo valioso. Las emociones como el miedo pueden tener un impacto significativo en nuestras decisiones financieras.
Conclusiones
En mi experiencia personal, contar a mi lado con una persona que haya vivido en un entorno similar al mío y que haya podido superarlo, desarrollando una buena comunicación y emocionalidad respecto a las finanzas, me ha ayudado mucho para mejorar. Por eso, siempre recomiendo buscar un mentor o coach que te ayude a ver cosas que por ti mismo no puedas ver y que estén deteniendo tu avance para crecer. Solicita una sesión de coaching personal para trabajar estos temas y llevar tus finanzas personales al siguiente nivel.
Los miedos a sentirnos inadecuados o incapaces son normales. La realidad es que no importa de dónde vienes ni qué te ha pasado; lo importante es hacia dónde vas y en qué te quieres convertir. Todos tenemos cosas que mejorar y cambiar, y la vida se trata de un proceso de mejora continua para aquellos que deciden aprender, crecer y cambiar.
En conclusión, comprender la relación entre nuestras emociones y decisiones financieras es crucial para lograr una salud financiera robusta. Reflexionar sobre nuestras experiencias pasadas y cómo afectan nuestras creencias y comportamientos actuales nos permite tomar decisiones más informadas y conscientes, mejorando así nuestra relación con el dinero.