Es sorprendente lo mucho que nuestra mente puede complicarnos la vida. Muchas veces no es lo que sucede a nuestro alrededor lo que nos afecta, sino la forma en que interpretamos esas situaciones.
Albert Ellis y Aaron Beck, dos de los psicólogos más destacados del siglo XX, centraron gran parte de su trabajo en la manera en que manejamos la información y cómo las distorsiones en este manejo pueden impactar nuestras emociones y conductas.
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En este artículo, indagamos en los errores más frecuentes en el procesamiento de la información de acuerdo con sus teorías, y cómo estos pueden afectar nuestro bienestar mental.
El poder de los pensamientos
Antes de entrar en detalle sobre los errores, es importante entender la base de las ideas de Ellis y Beck. Ambos coincidieron en que nuestros pensamientos no son simples reflejos automáticos de la realidad; más bien, son interpretaciones de lo que percibimos. Lo interesante es que estas interpretaciones no siempre son objetivas o precisas.
Ahora bien, Albert Ellis, creador de la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC), decía que las emociones negativas extremas no provienen de los eventos en sí, sino de las creencias irracionales que tenemos sobre esos eventos. Por ejemplo, si pierdes un empleo y piensas: “Esto es terrible, nunca conseguiré otro”, es esa creencia la que te genera ansiedad y desesperación, no el hecho de haber perdido el empleo.
Por su parte, Aaron Beck, padre de la terapia cognitiva, identificó que muchas personas con trastornos emocionales como la depresión o la ansiedad suelen caer en patrones de pensamiento distorsionados, a los que llamó “distorsiones cognitivas”. Estas distorsiones son errores sistemáticos en la forma en que procesamos la información, y tienen un impacto enorme en cómo nos sentimos y actuamos.
Ahora que tenemos el contexto, vamos a explorar algunos de los errores más comunes en el procesamiento de la información que Ellis y Beck identificaron.
1. Pensamiento todo o nada (dicotómico)
Este error ocurre cuando ves las cosas en extremos opuestos, sin considerar los matices. Es como si siempre evaluaras las situaciones en blanco o negro, sin espacio para los grises. Frases como “Si no hago esto bien a la primera quiere decir que soy terrible” son ejemplos claros de este tipo de pensamiento.
Por ejemplo, imagina que estás aprendiendo un nuevo idioma y cometes errores frecuentes. Si piensas: “Nunca seré bueno en esto”, estás cayendo en el pensamiento todo o nada. Este tipo de distorsión nos hace perder de vista los pequeños avances que logramos y nos lleva a desanimarnos con facilidad.
2. Generalización excesiva
¿Alguna vez has pensado que porque algo salió mal una vez, todo siempre saldrá mal? Eso es una generalización excesiva. Es como tomar una experiencia negativa y asumir que se repetirá en todas las ocasiones futuras.
Por ejemplo, si una persona te rechaza y piensas: “nadie nunca querrá salir conmigo", estás haciendo una generalización excesiva. Este error no solo es injusto contigo mismo, sino que también puede limitarte a tener nuevas experiencias por miedo al fracaso.
3. Filtro mental (focalización en lo negativo)
Aquí es donde pones toda tu atención en lo negativo y descartas cualquier aspecto positivo de una situación. Es como si usaras unas gafas que solo te permiten ver lo malo, ignorando lo bueno que también está presente.
Imagina que recibes comentarios sobre un proyecto en el trabajo. Diez personas te felicitan por tu esfuerzo, pero una persona hace una crítica. Si pasas toda la noche pensando en esa única crítica y te olvidas de los cumplidos, estás usando un filtro mental negativo.
4. Descalificación de lo positivo
Este error es similar al filtro mental, pero aquí no solo ignoras lo positivo, sino que lo descartas activamente. Por ejemplo, si alguien te dice: “Hiciste un buen trabajo”, y tú respondes: “Solo tuve suerte”, estás descalificando lo positivo.
Este tipo de pensamiento puede afectar gravemente tu autoestima, ya que te impide reconocer tus logros y habilidades.
5. Catastrofización
La catastrofización ocurre cuando anticipamos el peor resultado posible y lo tratamos como si fuera una certeza. Por ejemplo, si tienes una entrevista de trabajo y piensas: “Me va a ir mal y nunca encontraré empleo”, estás cayendo en este error.
La catastrofización no solo aumenta la ansiedad, sino que puede paralizarte y evitar que tomes acción.
6. Razonamiento emocional
Este error consiste en asumir que tus emociones reflejan la realidad. Por ejemplo, si te sientes inseguro, puedes llegar a la conclusión de que “soy un incompetente”. Sin embargo, nuestras emociones no siempre son un reflejo preciso de la verdad; a menudo están influenciadas por nuestras creencias y pensamientos erróneos.
7. Etiquetado
El etiquetado es cuando reducimos a una persona (o a nosotros mismos) a una sola característica negativa basándonos en un error o experiencia. Por ejemplo, si cometes un error en el trabajo y piensas: “Soy un fracaso”, estás etiquetándote de forma injusta.
Este tipo de pensamiento simplifica excesivamente la realidad y puede llevarte a juicios muy duros y poco realistas.
8. Personalización
Este error ocurre cuando asumimos que todo lo negativo que sucede tiene que ver con nosotros, incluso cuando no hay evidencia que lo respalde. Por ejemplo, si un amigo parece estar de mal humor y piensas: "Debe estar molesto conmigo", estás personalizando la situación.
La personalización puede hacernos sentir culpables innecesariamente y afectar nuestras relaciones.
9. “Debería” y “tengo que”
Albert Ellis habló mucho sobre el impacto negativo de los “deberías” y los “tengo que”. Son esas reglas autoimpuestas que nos hacen sentir presionados y, a menudo, nos llevan a la frustración. Por ejemplo: “Debería ser perfecto en todo lo que hago” o “Tengo que agradar a todos”.
Este tipo de pensamiento genera expectativas poco realistas que, cuando no se cumplen, nos hacen sentir frustrados, insuficientes o incluso fracasados.
¿Cómo combatir estos errores?
La buena noticia es que tanto Ellis como Beck desarrollaron herramientas para ayudarnos a identificar y modificar estos errores en el procesamiento de la información. Aquí hay algunas estrategias clave:
- Identifica tus pensamientos automáticos: Cuando te sientas mal, pregúntate: “¿Qué estoy pensando que me hace sentir así?”. Esto te ayudará a ser consciente de cómo y cuándo se manifiestan las distorsiones.
- Pon tus creencias bajo la lupa: Pregunta si tus pensamientos son realistas. ¿Tienes evidencias? ¿Estás ignorando información que contradiga tu creencia?
- Cambia el lenguaje: Sustituye frases absolutistas como “nunca” o “siempre” por expresiones más equilibradas como “a veces” o “en esta ocasión”.
- Trátate con amabilidad: reconoce lo mucho que te estás esforzando y evita castigarte por los errores. Recuerda que nadie es perfecto.
Para reflexionar
Los errores en el procesamiento de la información son comunes y forman parte de nuestra experiencia humana. Sin embargo, conocerlos y trabajar para corregirlos puede marcar una gran diferencia en nuestra salud mental y bienestar personal.

Francisco José González Galán
Francisco José González Galán
Psicólogo Experto en Ansiedad y Depresión
Tanto Albert Ellis como Aaron Beck nos enseñan que no tenemos que ser prisioneros de nuestros pensamientos. Con práctica y paciencia, podemos aprender a pensar de manera más racional y equilibrada.
Al final del día, no se trata de evitar por completo los pensamientos negativos, sino de aprender a manejarlos de forma constructiva.


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