El psicólogo B. F. Skinner denominaba “Conducta Verbal” a las habilidades de comunicación; concretamente, consiste en el conjunto de conductas operantes vocales o no vocales destinadas a ser reforzadas socialmente.
Skinner diferenció 6 operantes verbales, cada una con su propia función y significado. Todas ellas giran alrededor del lenguaje. En este artículo conoceremos en qué consiste cada una de ellas.
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Operantes verbales y conducta verbal según Skinner
El psicólogo B. F. Skinner (1957) definió la conducta verbal como aquella cuyo reforzamiento está mediado por otra persona. Enseñar repertorios verbales es fundamental para promover en el niño un desarrollo independiente, y es por ello que debe ser uno de los objetivos de su educación o de las diferentes intervenciones que podamos aplicar.
Las operantes verbales son diferentes funciones que nos encontramos dentro de la conducta verbal tanto vocal como no vocal. Éstas fueron explicadas por B.F. Skinner en su libro Conducta Verbal (1957). En esta obra el autor analiza la conducta verbal de las personas, llamada tradicionalmente lenguaje, lingüística o habla.
Existen un total de 6 operantes verbales: ecoicas, mandos, tactos, intraverbales, autoclíticos y respuesta textual, que veremos explicadas a continuación.
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Tipos de operantes verbales
B.F. Skinner diferencia y define varios tipos de operantes verbales:
1. Ecoica
El hablante repite exactamente lo que dice otro hablante. Tiene correspondencia punto por punto con el estímulo verbal antecedente. Se trata de una imitación de conducta verbal vocal. Por ejemplo sería cuando un padre dice a su bebé “ajo” y el bebé repite “ajo”.
2. Mando
Es un tipo de operante verbal en que el hablante solicita, pide o sugiere algo que necesita. El mando puede ser vocal o no vocal.
Aquí el antecedente es un estado de privación, saciación, o condiciones motivacionales de la persona. Requiere la presencia de un escucha para que se proporcione el estímulo que actúa como reforzador. Por ejemplo, sería cuando un niño tiene sed y dice “agua”.
3. Tacto
Aquí el hablante nombra objetos y acciones con las que tiene contacto directo a través de cualquiera de las modalidades sensoriales. En este caso el antecedente es un estímulo físico no verbal, como por ejemplo el hecho de ver un avión.
Está controlado por un refuerzo social generalizado. Un ejemplo sería cuando un niño ve un coche y dice “coche”; su madre le dice “Sí cariño, es un coche, muy bien” (le refuerza).
4. Intraverbal
La persona responde diferencialmente a la conducta verbal de otros, es decir, responder a afirmaciones o preguntas concretas.
Aquí el estímulo antecedente es un estímulo verbal que controla la respuesta, pero no tiene correspondencia punto por punto con el antecedente. Por ejemplo, sería cuando un niño dice “Hola” y el otro responde “Hola ¿qué tal?”.
5. Autoclíticos
Las operantes verbales autoclíticas son no vocales, y modifican los efectos de las operantes verbales elementales (mandos, tactos, ecoicas e intraverbales) sobre el escucha. Por ejemplo, sería decir “Quiero el coche rojo”; en este caso, “quiero” y “rojo” son los autoclíticos con los que se está especificando el mando.
6. Respuesta Textual
Es lo que entendemos al leer, por la lectura, sin entrar en la comprensión general del texto. Puede ser vocal si se lee en voz alta, o no vocal si se lee “en silencio”. Por ejemplo, se trata de lo que el lector está haciendo ahora mismo con este artículo al leerlo.
Operantes ecoicas
Vamos a entrar un poco más en detalle en las operantes verbales del tipo ecoicas, ya que son de las más importantes a la hora de potenciar el desarrollo del lenguaje.
Este tipo de operante consiste en una correspondencia en el “oír-decir”. Por esta razón tiene una semejanza topográfica (llamada similitud punto a punto) y formal (es decir, tiene la misma modalidad sensorial) con el estímulo verbal que la controla. Veamos un ejemplo:
Como ya hemos visto en un ejemplo, pensemos en una educadora que dice: “MA”. Y el alumno repite: “MA”. La educadora le refuerza dicha respuesta para aumentar la probabilidad de que en un futuro vuelva a decir “MA” cuando se le presente el estímulo verbal “MA”.
Parroting
El parroting es una etapa temprana del desarrollo de los niños, en que producen vocalizaciones que se refuerzan de forma automática; se trata de sonidos del contexto que les rodea. No se trata de imitaciones, sino simplemente de sonidos vocales, de vocalizaciones. El parroting debe comprobarse si existe antes de enseñar las operantes verbales o ecoicas.
El parroting es una etapa que precede a la función ecoica; sin embargo, si no se observa, existen una serie de procedimientos y métodos para inducirlo. Un ejemplo para inducirlo es el procedimiento de emparejamiento estímulo-estímulo (Sundberg, 1996).
Así, el parroting es necesario para que se desarrollen las respuestas ecoicas. De esta forma, la emisión de la respuesta de parroting podría ser un paso crucial para el desarrollo de las respuestas ecoicas, y puede ser una operante verbal temprana de orden superior.
Función de la conducta ecoica
La conducta ecoica tiene la función de permitir que el niño aprenda la capacidad para repetir los sonidos de otras personas, ya sean madres, padres, profesores o educadores. Supone además la base para el aprendizaje de otras operantes verbales, como por ejemplo los tactos y los mandos.
Referencias bibliográficas:
- Skinner, B.F. (1957, traducción 1981). Conducta verbal. Editorial Trillas.
- Sundberg, Mark L., Michael, J., Partington James, W. y Sundberg, Cindy A. (1996). The Role of Automatic Reinforcement in Early Language Acquisition. The Analysis of Verbal Behavior, 13, 21-37.
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