Teoría de Michael Tomasello: ¿qué nos hace humanos?

La inteligencia social de los humanos es consecuencia del desarrollo de la cultura y el lenguaje.

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En comparación con los otros animales, los seres humanos hemos construido sociedades muy desarrolladas en términos de cultura y tecnología. Históricamente esto se ha atribuido a una superioridad jerárquica de los humanos en una supuesta escala evolutiva. Por ejemplo, las teorías que plantean que el cerebro humano es mayor o sencillamente superior siguen en boga actualmente.

Las investigaciones y la teoría de Michael Tomasello han sido las contribuciones recientes más relevantes de la Psicología Comparada a una pregunta clásica: ¿qué nos hace humanos? Es decir, ¿qué nos diferencia del resto de animales?

La teoría de Michael Tomasello

Michael Tomasello, codirector del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, es un psicólogo que investiga la cognición social, es decir, la forma en que las personas procesamos la información social, el aprendizaje social y la comunicación.

Tomasello, cuya perspectiva se sitúa en el constructivismo, plantea que los humanos nos diferenciamos de otras especies por nuestra capacidad para colaborar en actividades cuando compartimos metas. Tomasello llama a esto “intencionalidad compartida”.

Estudios comparativos con niños y chimpancés

En los últimos años Tomasello ha estudiado sobre todo la comunicación y la intencionalidad compartida. Para ello ha comparado los procesos cognitivos de niños y chimpancés, ya que son el animal más cercano a los humanos.

En sus experimentos Tomasello analizó, entre otros aspectos, la forma en que los niños y los chimpancés se reparten las recompensas después de llevar a cabo un esfuerzo colaborativo. Para ello comparó los resultados obtenidos en tareas colaborativas realizadas por parejas de niños o chimpancés.

Aunque los chimpancés estudiados eran capaces de trabajar en equipo, tras lograr la recompensa, comida en este caso, el más dominante de los dos se quedaba el premio al completo. Esta tendencia al individualismo provoca que los primates no humanos tengan dificultades para mantener relaciones cooperativas de forma sostenida en el tiempo.

En cambio los niños se repartían la recompensa de forma más o menos justa tras colaborar para obtenerla. Aunque antes discutieran o intentaran quedarse toda la comida, se daba una especie de negociación que concluía, normalmente, con cada uno de los niños quedándose la mitad del premio.

En otro de los experimentos uno de los miembros de la pareja obtenía el premio antes que el otro. En el caso de los niños, el primero que obtenía la recompensa seguía colaborando con el otro hasta que éste también conseguía la suya. Por el contrario, el chimpancé que obtenía la comida en primer lugar se despreocupaba de su pareja.

Diferencias entre las sociedades humanas y de chimpancés

Tomasello afirma a partir de sus experimentos y observaciones que las sociedades formadas por los grandes simios son mucho más individualistas que las de los humanos. Atribuye esto a la mayor capacidad de las personas, aun cuando son de muy corta edad, para la colaboración y para atribuir intenciones a los demás.

Esta habilidad para “leer la mente”, o imaginar las emociones y pensamientos de otros y entender que pueden ser distintos de los propios, es conocida como “teoría de la mente”. Se considera que los grandes simios y otros animales, como los cuervos o los loros, también poseen esta capacidad, pero está mucho menos desarrollada que en los humanos.

Tomasello afirma que los grandes simios suelen utilizar la teoría de la mente para competir, por ejemplo para conseguir parejas sexuales. También pueden llevar a cabo conductas altruistas o prosociales para ayudar a otros individuos, pero sólo suelen hacerlo si no existe ningún tipo de competición por los recursos y el esfuerzo que les supone es mínimo.

Según Tomasello, los grupos de chimpancés se basan en gran medida en la dominancia y en la actividad individual; por ejemplo, la recolección de alimentos o el cuidado de las crías son llevados a cabo por un único individuo.

En cambio, entre los humanos las relaciones y jerarquías sociales no están determinadas sólo por el egoísmo y la dominación, sino que la colaboración es más importante. Tomasello plantea que las personas no cooperativas (los parásitos o “free riders”) tienden a ser dejados de lado en las actividades cooperativas.

El desarrollo de la cultura y de la moralidad

Otra diferencia fundamental entre nosotros y el resto de primates es que los humanos creamos normas e instituciones sociales. Según Tomasello, estas son consecuencia de nuestra capacidad para intercambiar información con otros miembros de nuestro grupo y de transmitir la cultura de generación en generación, lo cual nos permite complejizar progresivamente nuestras sociedades.

El grado de colaboración y de interdependencia también aumenta a medida que las sociedades se desarrollan. Los grupos humanos tienden a hacerse cada vez mayores: en unos miles de años, un periodo de tiempo ínfimo en el contexto de la evolución, hemos pasado de formar parte de pequeñas tribus de cazadores y recolectores al mundo globalizado actual. Este progreso hubiera sido impensable sin el desarrollo del lenguaje y el progreso acumulativo de la cultura y la tecnología.

Según Tomasello los niños son instintivamente cooperadores pero a medida que crecen y se ven influidos por la cultura que los rodea aprenden a discriminar con quién colaboran, principalmente para no ser explotados por los "free riders".

Los niños humanos interiorizan las normas construidas por su sociedad hasta tal punto que se autootorgan la responsabilidad de hacer que los demás las cumplan, incluso si lo contrario no perjudica a nadie. Tomasello plantea que la cultura humana promueve que hagamos las cosas "de la forma correcta", es decir, tal y como las hace la mayor parte del grupo del que formamos parte, y que quienes no cumplen las normas sociales obtienen una mala reputación y son vistos con sospecha.

Inteligencia humana e inteligencias animales

Históricamente se ha considerado que la inteligencia humana es cuantitativamente superior a la animal debido a que nuestro cerebro está más desarrollado. No obstante, según los estudios de Tomasello los niños superan a los chimpancés en inteligencia social pero tienen un nivel de inteligencia física, por ejemplo espacial o corporal, equivalente al de estos.

Tomasello y otros autores han probado que los grandes simios tienen capacidades cognitivas que hasta hace poco habríamos atribuido exclusivamente a los humanos. Entre otras cosas, saben que los objetos siguen existiendo aunque desaparezcan de su vista (la permanencia de objeto piagetiana) y pueden diferenciar cantidades mentalmente.

Las crías de chimpancé también son hábiles para realizar gestos comunicativos, pero su variedad y complejidad son escasas. Otro simio, la gorila Koko ha sido entrenada en el uso de la lengua de signos por Francine Patterson. Koko ha llegado incluso a crear conceptos complejos combinando varias palabras. También hay ejemplos de que los animales no humanos pueden transmitir la cultura de generación en generación: por ejemplo, en un grupo de chimpancés de Costa de Marfil se enseña a los jóvenes a utilizar piedras como martillos para abrir frutos secos.

La cooperación nos hace humanos

Según el constructivista Tomasello, las personas aprendemos el lenguaje por transmisión cultural acumulativa, lo cual ha permitido que nuestra comunicación verbal sea muy compleja. Además nuestro cuerpo está perfectamente adaptado al lenguaje, desde los órganos fonadores hasta áreas específicas del cerebro. Igual que los animales marinos se han adaptado a un contexto acuático, nosotros lo hemos hecho a un contexto social.

Los humanos necesitamos la cultura para desarrollarnos. Sin interacción social ni lenguaje no sólo no alcanzaríamos todo nuestro potencial como especie, sino que nuestras capacidades cognitivas y sociales serían muy similares a las de los otros primates. Los niños salvajes, como Victor de Aveyron, sirven como ejemplo de esto: sin contacto con otras personas, los humanos perdemos lo que nos hace especiales.

  • Herrmann, E.; Call, J.; Hernández-Lloreda, M. V.; Hare, B. &Tomasello, M. (2007). "Humans Have Evolved Specialized Skills of Social Cognition: The Cultural Intelligence Hypothesis". Science, 317(5843): 1360–1366.

  • Tomasello, M.; Carpenter, M.; Call, J.; Behne, T. & Moll, H. (2005). "Understanding and sharing intentions: The origins of cultural cognition". Behavioral and Brain Sciences, 28: 675-735.

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