Es bien sabido por aquellos que estudian la conducta humana que la motivación es esencial cuando la persona persigue conseguir un objetivo o un refuerzo. Dos de las teorías que intentan explicar este hecho son la estructura asociativa del condicionamiento instrumental y la regulación conductual.
A lo largo de este artículos veremos las teorías de regulación conductual, explicaremos cuáles fueron sus precedentes y cómo se aplica este modelo en las técnicas de modificación de conducta.
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¿En qué consiste la regulación conductual?
En comparación con el condicionamiento estructural el cual se centra en las respuestas de cada individuo, en sus antecedentes motivacionales y en las consecuencias específicas de estos; la regulación conductual abarca un contexto más extenso.
En la regulación conductual se estudian todas las opciones de comportamiento que un organismo posee a su disposición a la hora de conseguir algo que le servirá de refuerzo. Se trata de una perspectiva mucho más práctica que se centra en cómo las condiciones de la situación o contexto limitan o influyen en las conductas de la persona.
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Precedentes en la Psicología y la Educación
Como se comenta anteriormente en el condicionamiento instrumental los reforzadores eran considerados como estímulos especiales que provocaban una situación de satisfacción, y que por lo tanto fortalecían la conducta instrumental.
No obstante, no todos lo teóricos estaban completamente de acuerdo con estas ideas por lo que comenzaron a surgir alternativas como la teoría de la respuesta consumatoria, el principio de Premack o la hipótesis de la privación de respuesta. Las cuales establecerían las bases de la regulación conductual.
1. Teoría de la respuesta consumatoria
Esta teoría desarrollada por Sheffield y su colaboradores fue la primera en poner en duda las normas del condicionamiento instrumental.
Según Sheffield existen una serie de conductas propias de la especie que son reforzadoras por sí mismas. Ejemplos de estas conductas serían los hábitos de comer y beber. La teoría de la respuesta consumatoria hipotetiza que estas conductas constituyen una respuesta reforzadora por sí mimas.
La idea revolucionaria de esta teoría consiste en investigar los tipos de respuestas reforzadoras en lugar de los estímulos reforzadores.
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2. Principio de Premack
Las ideas reflejadas en el principio de Premack supusieron un progreso en el pensamiento existente sobre los mecanismos de reforzamiento. Según este principio los reforzadores a los que se les debía dar importancia eran las respuestas en lugar de los estímulos.
Conocido también como Principio de probabilidad diferencial, teoriza que cuando existe un vínculo entre dos estímulos (respuestas), aquella situación que tenga mayor probabilidad de ocurrir reforzará positivamente a la otra con menos posibilidades de ocurrencia.
Premack y su equipo defendían que una respuesta reforzadora puede ser cualquier conducta o actividad que el sujeto percibe como positiva. De esta manera, una conducta valorada como positiva o agradable y que se realice de manera habitual aumentará las probabilidades de que se lleve a cabo otra conducta menos atrayente; pero para esto ambas tienen que presentarse de forma contingente.
Por ejemplo, comer sería una respuesta reforzadora positiva, habitual y propia de la especie. Sin embargo cocinar no tiene porqué serlo. No obstante, si la persona quiere obtener el refuerzo, en este caso alimentarse, tendrá que cocinar aunque esto no le resulte tan atractivo. Por lo tanto la respuesta reforzadora agradable promoverá también la otra respuesta.
3. Hipótesis de la privación de respuesta
Según la hipótesis de la privación de respuesta propuesta por Timberlake y Allison, cuando se restringe la respuesta reforzadora se está promoviendo esta respuesta de manera instrumental.
Es decir, lo importante no es con qué proporción o probabilidad se ejecuta una conducta y no otra, sino que el mero hecho de prohibir la conducta reforzadora motivará a la persona a querer realizarla.
Esta hipótesis se puede ver reflejada en infinidad de contextos o situaciones en los que el mero hecho de que nos prohíban hacer algo funcionará como motivador para que nos den más ganas de hacerlo.
Esta teoría es totalmente contrapuesta a la de Premack, ya que defiende que la privación de la respuesta reforzadora tiene un mayor poder para incentivar la conducta instrumental que la probabilidad diferencial de llevar a cabo una respuesta u otra.
La regulación conductual y el punto de deleite conductual
La idea de regulación está íntimamente unida a la noción de equilibrio u homeostasis. Esto significa que si las personas tienen una distribución de sus actividades que les resulta satisfactoria intentarán mantenerla a toda costa. De esta forma, en el momento en el que algo o alguien interfiera en ese equilibrio, la conducta deberá cambiar para volver poder volver a la normalidad.
Por lo tanto, el punto de deleite conductual es la distribución de respuestas o conductas preferida por la persona. Esta distribución puede verse reflejada en el número de veces o la cantidad de tiempo que se invierte en una actividad o comportamiento.
En este caso podemos imaginar un niño al que le gusta más jugar a los videojuegos que estudiar, una actividad es placentera y la otra la lleva a cabo por obligación. En consecuencia, la distribución de conductas de este niño será jugar 60 minutos y estudiar 30 minutos. Este sería su punto de deleite.
No obstante, aunque esta distribución resulte placentera para la persona no siempre tiene porqué ser la más saludable o adecuada. Según las teorías de regulación conductual para modificar la conducta negativa es necesario la imposición de una contingencia instrumental.
Imposición de una contingencia conductual
El objetivo de la técnica de la imposición de una contingencia instrumental es rectificar o reformar la distribución de conductas de la persona haciendo que se alejen del punto de deleite. Para ello el terapeuta recurrirá a una serie de refuerzos y castigos modificadores de la conducta.
Si volvemos al caso anterior, mediante la imposición de una contingencia instrumental, el terapeuta obligará al niño a jugar la misma cantidad de tiempo que el niño dedica a estudiar. Por lo tanto, si el niño quiere jugar durante 60 minutos deberá estudiar el mismo tiempo; o por el contrario si solamente quiere estudiar 30 minutos esta será la cantidad de tiempo que tendrá para jugar.
El resultado será una redistribución de la conducta que se quedará entre una opción y la otra, aumentando la cantidad de conducta deseada pero sin que la persona se desvíe demasiado de su punto de deleite.
Las principales contribuciones
Las corrientes que apostaron por la regulación conductual como forma para aumentar la motivación dejaron numerosas aportaciones y nuevos puntos de vista acerca de la modificación de conducta. Entre ellos se incluyen:
- Cambio de paradigma en la concepción de los reforzadores, los cuales pasan de ser estímulos específicos a respuestas específicas.
- Concepto de distribución de respuestas o conductas como método para incrementar las conductas instrumentales.
- Se elimina la distinción entre respuestas reforzadoras e instrumentales. Solamente se distinguen dentro de la intervención terapéutica.
- La noción de regulación conductual desarrolla la idea de que las personas responden o realizan una conducta con la intención de maximizar sus beneficios.