¿Por qué la gripe aparece en invierno?

Un resumen de las posibles causas por las que los virus de la gripe actúan más en invierno.

¿Por qué la gripe aparece en invierno?

La gripe es una enfermedad infecciosa causada por el influenzavirus A o influenzavirus B, ambos virus de ARN de la familia Orthomyxoviridae. Esta patología presenta un claro patrón estacional, pues suele mostrar picos epidemiológicos a finales de otoño y durante el invierno en climas templados.

Pero, ¿por qué la gripe aparece en invierno? Diversos estudios tratan de dar respuesta a esta pregunta que, aunque no lo parezca, aún no tiene una respuesta tan clara como la mayoría de la población general podría creer. Continúa leyendo si quieres saber más.

¿Por qué la gripe aparece más en invierno? Una respuesta multifactorial

En primer lugar, para comprender la variación estacional de esta enfermedad, es necesario categorizarla en diversos frentes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos muestra que existen varios tipos de virus causantes de la gripe estacional. Estos son los siguientes:

Los influenzavirus A se clasifican según proteínas superficiales estructurales, la hemaglutinina (HA) y la neuraminidasa (NA). Los subtipos actualmente circulantes en el ser humano son el A(H1N1) y el A(H3N2), y todas las pandemias registradas hasta ahora en lo que a la gripe se refiere han sido causadas por estos influenzavirus. Estos son los patógenos más agresivos de los tipos causantes de la patología.

En cambio, los influenzavirus B son menos comunes y menos agresivos que los nombrados con anterioridad. Su tasa de mutación baja y su capacidad única de infectar al ser humano y a la foca (en contrapunto con los del tipo A, que tienen muchos más hospedadores) hacen de estas variantes víricas unas con menos probabilidades de producir epidemia. Los circulantes actualmente pueden dividirse en dos linajes B/Yamagata y B/Victoria.

Por último, también podemos encontrar influenzavirus de tipo C y D, si bien son muy poco frecuentes y su importancia epidemiológica se encuentra reservada a brotes concretos.

Así pues, como hemos podido ver, el mundo de la gripe es mucho más extenso de lo que en un principio podría imaginarse a un nivel meramente microscópico. Aún así, hay mucho más que indagar en lo que a dinámicas infectivas se refiere.

¿Cómo se reparte en la población?

La incidencia global de la gripe (número de casos nuevos de la enfermedad en un periodo temporal concreto en una población dada) es del 10 al 20 % de la población general. Se dice pronto, pero esto se traduce en que un quinto de todas las personas de la Tierra presenta un cuadro gripal en el momento que lees estas líneas.

Los grupos poblacionales considerados “en riesgo”, según la OMS, son las mujeres embarazadas, los bebés menores de 59 meses y los pacientes con enfermedades crónicas o inmunosupresión (como es el caso de los VIH-positivos).

Una vez hemos diseccionado la tipología de la enfermedad y cómo afecta a la población general, es hora de dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Por qué la gripe aparece en invierno?

El porqué de la estacionalidad

Es necesario destacar, en primer lugar, que no está del todo claro el porqué de la estacionalidad de la gripe. A partir de ahora nos moveremos en supuestos, desde luego avalados por estudios científicos, pero que en ningún caso se pueden considerar como realidades absolutas.

Además, tal y como dicen muchos profesionales, “a veces la ciencia se basa más en plantear las preguntas adecuadas que en detectar realidades innegables”.

A continuación, te mostramos 3 posibles explicaciones de la estacionalidad gripal.

1. Variaciones estacionales en el contacto

Está claro que el comportamiento de los hospedadores (en este caso, los humanos), debe jugar un papel esencial en la diseminación de la enfermedad en cualquier proceso epidemiológico.

Diversos estudios hipotetizan que el hecho de que las personas nos hacinemos más en espacios públicos durante el invierno puede promover la expansión de la gripe. Estos se basan en la realidad de que, por ejemplo, en Estados Unidos cualquier persona monitorizada pasa una media de 1-2 horas más en espacios cerrados durante episodios climáticos fríos.

Para aportar más evidencia ante lo previamente narrado, otras fuentes sostienen que la transmisión gripal en niños durante las vacaciones se reduce casi en un 30 % en comparación con los periodos de escolarización.

Los virus, naturalmente, se transmiten con las secreciones de micropartículas acuosas presentes en las toses y estornudos. Cuanta más gente se acumule en un espacio estanco sin ventilación, más fácil será la inhalación de las emisiones contaminadas.

A pesar de que todas estas evidencias parezcan mostrarnos que es “de cajón” que las variaciones en el comportamiento humano durante el invierno sean las causantes de los picos de gripe invernales, no existen datos empíricos que vinculen ambos factores de forma completamente fehaciente.

2. Variaciones estacionales en la supervivencia del virus

El tiempo que permanece el virus en el ambiente tras su secreción es esencial para cuantificar el éxito epidemiológico del mismo. Cuanto más pueda sobrevivir en el medio externo, más probabilidades habrán de que una persona sana pueda infectarse, ¿verdad?

Según este razonamiento, 4 de 6 estudios médicos han demostrado que la supervivencia del virus de la influenza aumenta cuanto menor es la humedad relativa del ambiente. Esto podría ser posible porque a una mayor humedad, más probable es que el virus se adhiera a las partículas de vapor de agua en el aire, lo que causaría su precipitación temprana, en vez de poder infectar a otro hospedador.

La relación de la temperatura con la eficacia viral no está tan clara ni demostrada, pero estudios preliminares con animales de laboratorio han demostrado que, a 30 grados de temperatura ambiental, el contagio se previene en su totalidad. Es por esto que también se cree que la estructura y eficacia de los influenzavirus podrían verse reducidas en ambientes calientes.

3. Variaciones estacionales en el sistema inmune del hospedador

Como es de esperar, igual de importante que las herramientas de transmisión del virus son las barreras de defensa del hospedador ante un proceso epidemiológico. Por ello, no podemos olvidarnos de que nosotros mismos también cambiamos de forma tanto interna como externa según la época del año.

Aquí nos movemos en un terreno mucho más intrincado, pues la eficacia del sistema inmune del hospedador es completamente multifactorial y mediada por procesos complejos que no podemos abarcar en unas pocas líneas. Por ejemplo, durante el invierno, el efecto conjunto del frío y la sequedad producen una pérdida de humedad en la mucosa nasal, lo que podría facilitar la entrada y multiplicación del virus.

Otro factor podría ser la falta de luz solar, pues esto se traduce en una disminución de los niveles de vitamina D en el cuerpo del hospedador, lo que puede llegar a debilitar la eficacia de su sistema inmune. En relación a este tema, otros estudios también exploran que la disponibilidad alimenticia en ciertas regiones durante en invierno sea más baja, lo que se traduciría en una falta de nutrientes esenciales con respecto a otras épocas del año.

De nuevo, cabe destacar que el sistema inmune del organismo depende de muchísimos factores, y por cada estudio que muestra una correlación entre uno de ellos y la presencia de la gripe, es probable que otro no encuentre una evidencia clara.

Conclusiones

Cómo hemos podido ver en estas líneas, a la pregunta de “¿por qué la gripe aparece en invierno?” no podemos dar una respuesta clara que se aplique en el 100 % de los casos. Por ejemplo, en ciertos climas la incidencia gripal muestra picos epidemiológicos en la época de lluvias, cosa que no tiene sentido si tenemos en cuenta que se ha visto que la humedad relativa disminuye la eficacia de transmisión del virus.

Entonces, ¿qué es más importante, la supervivencia del virus, el comportamiento de los humanos o el sistema inmune del hospedador? Por desgracia, aún no podemos darte una respuesta. Es posible que suceda un efecto sinérgico entre todas las variaciones que te hemos nombrado, lo que promovería la aparición de picos epidemiológicos gripales por estaciones.

Referencias bibliográficas:

  • Cox, N. (2014). Influenza seasonality: timing and formulation of vaccines.
  • Gripe (Estacional) Organización Mundial de la Salud (OMS). Recogido a 16 de agosto en https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/influenza-(seasonal)
  • Influeza, Centros para el Control y la prevención de Enfermedades (CDC). Recogido a 16 de agosto en https://espanol.cdc.gov/flu/index.htm
  • Tamerius, J., Nelson, M. I., Zhou, S. Z., Viboud, C., Miller, M. A., & Alonso, W. J. (2011). Global influenza seasonality: reconciling patterns across temperate and tropical regions. Environmental health perspectives, 119(4), 439-445.
  • Tamerius, J. D., Shaman, J., Alonso, W. J., Bloom-Feshbach, K., Uejio, C. K., Comrie, A., & Viboud, C. (2013). Environmental predictors of seasonal influenza epidemics across temperate and tropical climates. PLoS Pathog, 9(3), e1003194.

Graduado en Biología por la Universidad de Alcalá de Henares (2018). Máster en Zoología en la Universidad Complutense de Madrid (2019). Durante su carrera estudiantil, se especializó en comportamiento animal, evolución, parasitología y adaptaciones morfológicas animales al medio. En su estancia en el Máster profundizó en mecanismos evolutivos y comportamientos. También formó parte de un equipo del Museo Nacional de Ciencias Naturales durante dos años, donde realizó investigaciones de índole evolutiva. Aquí adquirió extensos conocimientos sobre genética, heredabilidad y otras cuestiones relacionadas con el ADN. A día de hoy, se dedica a tiempo completo a la divulgación científica, realizando artículos de evolución animal y psicología y medicina humana.

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