​La teoría de B. F. Skinner y el conductismo

Condicionamiento clásico y operante como forma de entender el aprendizaje humano.

Burrhus Frederic Skinner no es solo una de las figuras históricas más importantes de la psicología; es, en muchos aspectos, el responsable de que esta se haya afirmado como ciencia.

Sus aportaciones a este ámbito no son solo metodológicos, sino también filosóficos, y su conductismo radical, a pesar de no ser ni mucho menos hegemónico actualmente, permitió entre otras cosas que en la segunda mitad del siglo XX se fuese perfeccionando una herramienta tan útil como la Terapia Cognitivo Conductual, muy inspiradas por este investigador. Veamos cuáles fueron las principales claves de la teoría de B. F. Skinner.

Un giro hacia el condicionamiento operante

Cuando B. F. Skinner empezó sus estudios, el conductismo se fundamentaba básicamente en el condicionamiento simple heredado del fisiólogo ruso Iván Pavlov y popularizado por John B. Watson.

Explicado muy por encima, este primer enfoque de la psicología conductista proponía modificar el comportamiento haciendo que estímulos agradables o desagradables que se presentaban a la vez que otros estímulos a los que se quería que el individuo desarrollase aversión o agrado. Digo "individuos" y no "personas" porque el condicionamiento simple era tan rudimentario que funcionaba incluso con formas de vida con un sistema nervioso tan simple como el de los reptiles o moluscos.

Por ejemplo, en los famosos experimentos de los perros de Pavlov, este fisiólogo hacía que los animales empezasen a salivar al oír un cierto sonido, ya que este había sido asociado con la comida en anteriores ensayos. La clave del condicionamiento simple estaba en asociar estímulos entre sí.

Skinner admitía que el condicionamiento simple podía ser útil en ciertos casos, pero descartaba la posibilidad de que la conducta pudiera ser explicada solo a través de este mecanismo, entre otras cosas porque las condiciones para que se produzca raramente se dan fuera de un laboratorio. Sin embargo, sí creía que nuestro comportamiento (y el de muchas otras formas de vida) puede ser entendido como un proceso de adaptación a experiencias agradables y desagradables, útiles y no útiles.

El cambio que supuso la teoría de B. F. Skinner fue en otro sentido: en vez de poner el foco en el modo en el que se asocian entre sí los estímulos, se fijó en la manera en la que quedan asociadas las acciones que se realizan y las consecuencias de estas acciones. Lo que nos ocurre a causa de algo que hemos hecho es, en sí, un estímulo del cual tomoamos nota. Así, Skinner tiene en cuenta el bucle percepción-acción-percepción.

El condicionamiento operante

Para Skinner, el aprendizaje a partir de las consecuencias que tiene el modo en el que se interactúa con el mundo era el principal mecanismo de modificación de la conducta. Tanto los seres humanos como los animales estamos realizando siempre todo tipo de acciones, por insignificantes que sean, y estas tienen siempre una consecuencia para nosotros, que recibimos en forma de estímulos. Esta asociación entre lo que hacemos y lo que notamos que son las consecuencias de nuestras acciones son el fundamento del condicionamiento operante, también conocido como condicionamiento instrumental, que según Skinner era la forma básica de aprendizaje en buena parte de las formas de vida.

Pero que los mecanismos del condicionamiento operante fuesen básicamente los mismos en muchos tipos de organismos no significa que los contenidos sobre los que se producen fuesen a ser iguales independientemente de si somos un ratón o un ser humano. Los miembros de nuestra especie tenemos la capacidad de crear conceptos abstractos y generar memoria autobiográfica, pero para Skinner la aparición de estas formas refinadas de pensamiento eran la punta de la pirámide de un proceso que empezaba aprendiendo de nuestros aciertos y de nuestros errores en tiempo real.

Además, la metodología a la que normalmente recurrían los psicólogos conductistas se basaba en los modelos animales (experimentación con ratas, palomas, etc.), lo cual en cierto modo es una limitación.

La caja negra y Skinner

Los conductistas siempre han sido muy conocidos por su conceptualización de los procesos mentales como fenómenos que ocurren dentro de una "caja negra", metáfora que sirve para indicar la imposibilidad de observar desde fuera lo que ocurre en la mente de las personas. Sin embargo, la caja negra de la teoría de Skinner no era la misma que la de los primeros conductistas. Mientras que psicólogos como John B. Watson negaban la existencia de un mundo mental, Skinner sí creía que el estudio de los procesos mentales podría ser útil en psicología.

Eso sí, para B. F. Skinner, a la práctica no era necesario hacer eso, y bastaba con partir del análisis de las relaciones entre acciones medibles y directamente observables y las consecuencia de estas acciones. El motivo de su postura en este tema era que no consideraba que nuestra mente fuese algo más que una parte del trayecto que va desde la realización de la acción hasta el registro de los estímulos que son (o parecen ser) consecuencia de estas acciones, aunque con la dificultad añadida de que es prácticamente imposibles de estudiar de manera objetiva.

De hecho, el mismo concepto de "la mente" era engañoso para Skinner: lleva a pensar que hay algo dentro de nosotros que hace aparecer de la nada pensamientos y planes de acción, como si nuestra vida psíquica estuviese desconectada de nuestro entorno. Es por eso que en la teoría de B. F. Skinner el objeto de estudio de la psicología es la conducta, y no la mente o la mente y la conducta a la vez.

Según este conductista, todo aquello a lo que se le suele llamar "proceso mental" era en realidad una forma de conducta más, algo que se pone en marcha para hacer que el ajuste entre nuestras acciones y las consecuencias esperadas sea óptimo.

El legado de la teoría de B. F. Skinner

El legado teórico del padre del conductismo radical supuso un rechazo total a los métodos de investigación especulativos propios del psicoanálisis y una propuesta de investigación al margen de la introspección y centrada solo en variables objetivas y fáciles de medir.

Además, indicó el riesgo de transformar constructos teóricos muy abstractos (como "mente" o "desmotivación") en elementos causales que expliquen nuestros comportamientos. Por decirlo de algún modo, para Skinner decir que alguien ha cometido un crimen a causa de su sentimiento de soledad es como decir que una locomotora avanza a causa del movimiento.

Al estar tan apoyada en el condicionamiento operante, la obra de Skinner reivindicaba la experimentación con animales como una fuente útil de conocimiento, algo que ha sido muy criticado tanto por psicólogos de la corriente cognitivista como por varios filósofos, según los cuales hay un salto cualitativo entre la vida mental de los animales no humanos y los miembros de nuestra especie. Sin embargo, los modelos animales siguen siendo muy utilizados en psicología para realizar aproximaciones a tipos de comportamientos presentes en nuestra especie.

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