La teoría del encuadre surge en la sociología interpretativa y se traslada rápidamente a la psicología cognitiva, en conjunto con la lingüística. Nos permite comprender cómo es que accedemos a una versión de la realidad a través de cómo es presentada la información sobre esa realidad.
En este artículo veremos de qué se trata la teoría del encuadre, cuáles son sus antecedentes, por qué es importante para la psicología cognitiva y cómo ha repercutido en las ciencias políticas y de la comunicación.
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¿Qué es la teoría del encuadre o framing theory?
La teoría del encuadre, o teoría de los marcos (framing theory) utiliza la metáfora del “marco” para analizar cómo se estructuran los procesos mentales (creencias, percepciones, sentido común) en relación con el lenguaje, y a su vez, cómo es que estos pueden ser manipulados.
En épocas recientes, la teoría del encuadre se ha vuelto un paradigma multidisciplinar muy popular en las ciencias sociales y de la comunicación. En especial, ha tomado muchos recursos de la lingüística cognitiva, lo que le ha permitido estudiar cómo se construye la opinión pública en relación con la información que recibimos de dispositivos concretos como los medios masivos de comunicación.
El encuadre tiene uno de sus antecedentes en la sociología interpretativa (la que propone que la interpretación de la realidad que hacemos los individuos ocurre durante la interacción). El término frame (que significa “marco” en inglés), fue utilizado por Gregory Bateson en un ensayo sobre la psicología de la percepción, donde dice que cualquier información definida como un “frame”, es la que proporciona al receptor elementos para comprender los mensajes que se incluyan dentro de ese frame.
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¿Funciona el lenguaje como un encuadre?
Las palabras nos permiten comunicarnos porque cuando las usamos, evocamos una idea específica sobre algo (tanto si somos los emisores como si somos los receptores). Si decimos la palabra “manzana” en un grupo de hispanohablantes que conocen las manzanas, seguramente compartiremos una imagen mental muy parecida a una esfera comestible color rojo. Seguramente si decimos “manzana”, no evocaríamos la imagen de una pera o de un árbol.
Es así porque, dentro de nuestro sistema cognitivo, las palabras cumplen funciones similares a las de un “marco”; entendiendo por “marco” algo que fija ciertos límites; es un objeto que selecciona una información determinada de entre el total de información disponible, y nos presenta solo esa selección. Es así como los encuadres nos permiten prestar atención sobre una cosa, en detrimento de otra.
En otras palabras, tal como los marcos, las palabras encuadran cierta información, y nos permiten reconocerla, asimilarla y posteriormente compartirla.
El Encuadre más allá del emisor
Entre otras cosas, la teoría del encuadre nos ha permitido elaborar algunas explicaciones sobre cómo establecemos comunicación unos con otros. Es decir, cómo es que logramos transmitir y recibir señales con cierto sentido. Y además, qué papel juegan en este proceso nuestros esquemas cognitivos: qué ideas o percepciones se evocan a partir de qué palabras.
De acuerdo con Ardèvol-Abreu (2015), en el contexto comunicativo de la teoría del encuadre, hay cuatro elementos que son fundamentales para comprender cómo se produce el marco de información. Estos elementos son el emisor, el receptor, el texto y la cultura.
Es así porque podemos situar el encuadre no sólo en la persona que emite el mensaje (el emisor) y en quien lo recibe (el receptor), sino que está también localizado en la propia información y en la cultura donde ésta se inscribe. Por ejemplo, los medios de comunicación periodísticos, al presentarnos la información que interesa, enmarcan una realidad desde el momento en el que se decide qué es lo que será y qué es lo que no será noticia.
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Impacto y aplicación en las Ciencias Políticas
Así pues, la teoría del encuadre hace referencia a la creación de marcos de lenguaje y de sentido, lo que a su vez, nos ayuda a generar conceptos morales, afirmar valores, evocar emociones, entre otros procesos psicológicos que son importantes para nuestra interacción diaria.
Más específicamente, la creación de estos marcos de lenguaje y de sentido es visible en cómo los medios masivos de comunicación nos presentan cierta información relacionada con asuntos políticos, y a partir de esto tratan de encuadrar nuestros esquemas psicológicos.
El lingüista norteamericano George Lakoff, en una de sus obras más populares “No pienses en un elefante”, nos dice que el enmarcado se trata precisamente de elegir el lenguaje que encaja en nuestra visión del mundo. Pero no solo se relaciona con el lenguaje, sino con las ideas que son evocadas y transmitidas.
Lakoff desarrolla su trabajo sobre encuadre en teoría política a partir de preguntarse qué tiene que ver la postura política -por ejemplo conservadora- con las posiciones que se asumen con eventos que pareciera que no están relacionados (por ejemplo aborto, medio ambiente, política exterior), ¿cómo se da ese engranaje? Y... ¿qué tienen que ver las propias posturas en cómo comprendemos dicho engranaje? Dichas cuestiones son las que podrían abordarse desde las propuestas de la teoría del encuadre.
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