Algunas personas pueden recordar sus vivencias personas con un desbordamiento emocional incontrolable. Son personas que por un simple estímulo relacionado con una experiencia traumática hace que le venga a la mente todo tipo de recuerdos perturbadores que tanto los puede paralizar como provocar el más grave de los ataques de ira.
Cada persona tiene unos límites de calma, un fenómeno denominado ventana de tolerancia. Se trata de los niveles de calma en los que podemos funcionar de forma óptima, sin estar demasiado excitados pero tampoco parados. Es la calma funcional dentro de unos determinados parámetros, diferentes de persona en persona.
A continuación vamos a descubrir exactamente de qué se trata esta ventana de tolerancia y qué puede hacer que se vea estrechada.
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¿Qué es la ventana de tolerancia?
El modelo de la ventana de tolerancia fue desarrollado por Pat Ogden, Kekuni Minton y Claire Pain (2009), aunque basado en un concepto del psicólogo dr. Dan Siegel, con la intención de explicar de forma sencilla cómo se produce la regulación del Sistema Nervioso Autónomo y la respuesta frente a determinados estímulos estresantes o emocionalmente perturbadores. En el marco de la teoría polivagal, este sistema está conformado por dos ramas: el Sistema Nervioso Simpático se relaciona con la alerta, mientras que el Parasimpático con la relajación y la calma.
Cuando una persona no dispone de la capacidad para impedir las respuestas de defensa ante un estímulo emocionalmente perturbador, su sistema nervioso se puede encontrar en un estado constante de estrategias enfocadas a la supervivencia. En este sentido puede recurrir a una de las siguientes dos: estrategias de supervivencia de movilización (hiperexcitación) o estrategias de supervivencia de inmovilización (hipoexcitación).
Las personas que no tienen suficiente capacidad para regular la activación de su sistema autónomo pueden darse diferentes problemáticas. Entre estos problemas encontraríamos psicosomatización, déficits cognitivos y comportamientos socialmente disfuncionales que acabarían en relaciones angustiosas y búsqueda desesperada de seguridad y alivio. Los trastornos mentales pueden aparecer y agravarse a causa de que la persona se encuentre hiper o hipoexcitada.
El modelo de la ventana de tolerancia presenta tres zonas de activación diferenciadas, dos patológicas y una óptima: la zona de activación óptima, la zona de hiperactivación y la zona de hipoactivación.
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1. Zona de hiperactivación
La zona de hiperactivación es el estado en que la persona experimenta un aumento en todo tipo de sensaciones orgánicas y psicológicas. Sucede cuando se está por encima del nivel máximo de tolerancia y se corresponde con el aumento de la actividad del sistema nervioso simpático.
Cuando uno se encuentra en esta zona presenta mayor reactividad emocional, hipervigilancia, experimenta imágenes y memorias intrusivas y se desorganiza todo su procesamiento cognitivo. La hiperactividad también dificulta dormir y comer.
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2. Zona de activación óptima
La zona de activación óptima, también llamada margen de tolerancia, es la zona en la que las personas psicológica y biológicamente bien reguladas se encuentran. Diríamos que es la zona de calma y, gracias a ello, el individuo es capaz de integrar la información que recibe de forma eficaz, conectando con nuestras emociones y poder pensar sobre nuestros estados fisiológicos y mentales de forma funcional.
3. Zona de hipoactivación
La zona de hipoactivación implica varios síntomas, todos ellos asociados a una baja energía y poca capacidad de respuesta. Al contrario que con la hiperactivación, esta está por debajo del rango de tolerancia.
Entre sus síntomas tenemos ausencia relativa de sensaciones, entumecimiento de las emociones, enlentecimiento del proceso cognitivo y movimientos lentos. También se experimentaría cansancio, confusión, distracción o vergüenza
Se correspondería con un aumento excesivo de la actividad del sistema nervioso parasimpático.
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Trauma y desregulación emocional
El sistema nervioso autónomo y los traumas están relacionados. Lo que hace que una determinada situación sea vivida como una experiencia traumática tiene que ver con la percepción del individuo, sobre todo si la percibe como potencialmente peligrosa para su vida. En caso de que sea así, la persona pone en práctica varias respuestas de supervivencia, las cuales se pueden cronificar de no ser debidamente gestionadas. En caso de que pase esto sería cuándo sucedería la desregulación emocional, ya sea por hiperexcitación como por hipoexcitación
Los elementos estresores pueden ser internos o externos: los internos pueden ser recuerdos intrusivos, malestar físico que provoca preocupaciones sobre la salud, sentimientos y sensaciones abrumadores; mientras que los externos suelen ser situaciones sociales, aunque también pueden ser estímulos como olores, sabores, tonos de voz o cualquier elemento que resulte desagradable para la persona que lo recibe.
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¿Qué significa estar fuera de la ventana de tolerancia?
A veces las emociones nos desbordan. Los motivos de esto son muchos. Puede ser por falta de desconfianza, escasez de estrategias para manejar las emociones, dificultades para reflexionar… Los dos límites de la ventana de tolerancia corresponden con dos estados extremos de la activación ideal del organismo, las anteriormente mencionadas hiper e hipoexcitación.
En función de las experiencias vitales de cada uno, vamos desarrollando un patrón de respuesta ante diferentes estímulos. Como cada uno tiene su forma particular de responder ante ciertas experiencias, hay algunas personas que pueden ser muy reactivas, sufriendo ataques de pánico o de ira. Otras, en cambio, puede que se encuentren desconectadas de su cuerpo y mente cuando están delante de un determinado estímulo, su mente se bloquea y, prácticamente, se despersonalizan.
Ante situaciones de peligro o traumáticas, nuestro organismo actúa para sobrevivir y pone en marcha mecanismos que, a veces, no consiguen volver a su estado normal. Las personas que se encuentran fuera de la ventana de tolerancia con frecuencia suele ser porque su ventana es muy estrecha, resultándoles difícil encontrarse en un estado basal de seguridad, calma y relajación. A la más mínima, estas personas se encuentran hiper o hipoactivadas.
¿Cómo expandir la ventana de tolerancia?
La estrechez de nuestra ventana de tolerancia depende de nuestras experiencias vitales, sobre todo las infantiles. Las infancias llenas de vivencias traumáticas suelen dar lugar a adultos cuya hiper e hipoexcitación frente a elementos estresantes son fácilmente activadas. Si uno no ha superado todavía sus traumas, es bastante probable que manifieste con mucha frecuencia síntomas que van desde los ataques de ira hasta el bloqueo mental.
No podemos cambiar nuestro pasado, pero sí podemos trabajar sobre nuestro presente para tener un mejor futuro. Los hechos traumáticos del pasado no dejarán de existir, pero sí podemos cambiar la estrechez de nuestra ventana de tolerancia, ensancharla para que sean cada vez menos los estímulos que nos induzcan a tensión psicológica.
Podemos usar varias técnicas para permanecer en nuestra ventana de tolerancia e ir, poco a poco, expandiéndola. Primero es fundamental reconocer cuál es esta ventana de tolerancia, saber qué límites tiene para que, trabajando a partir de allí, hacer que estos sean cada vez más anchos. Entre las técnicas que nos pueden servir tenemos:
- Ser físicamente activo: caminar, correr, ir al gimnasio…
- Reconocer pensamientos negativos y reformularlos en clave positiva.
- Compartir nuestros pensamientos e inquietudes a una persona de confianza.
- Practicar la respiración guiada y la meditación.
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