El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo: se encarga de procesar y eliminar los productos de desecho para evitar que se acumulen a través de su participación en procesos como el metabolismo o la función inmunitaria. Cuando la actividad del hígado se ve afectada de forma grave, la vida de la persona corre un riesgo muy elevado.
En este artículo hablaremos de las causas, los síntomas y los tipos de esteatosis hepática o hígado graso, uno de los trastornos más comunes de este órgano, que predispone a la aparición de cirrosis (cicatrización patológica del hígado) si no se trata adecuadamente mediante cambios en el estilo de vida, en particular la abstinencia del alcohol.
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¿Qué es la esteatosis hepática?
La esteatosis hepática es una enfermedad, con frecuencia asintomática, que consiste en la acumulación de grasas en las células del hígado; las más habituales son los triglicéridos, que se relacionan con la aterosclerosis y la hipercolesterolemia. El nombre más utilizado por la mayoría de personas para designar este trastorno es “hígado graso”.
Se trata de una enfermedad de carácter reversible, puesto que su evolución depende por lo general de que se produzcan cambios en los hábitos y en el estilo de vida, como la adopción de una dieta saludable o la interrupción del consumo de alcohol. No obstante, la esteatosis hepática puede progresar hacia la cirrosis si no es manejada de forma adecuada.
La prevalencia de este trastorno varía en gran medida en función del país al que nos refiramos; mientras que en algunos es de aproximadamente un 10%, en muchos países ricos esta cifra supera el 20% de la población. En cualquier caso la esteatosis hepática es una enfermedad muy habitual, en especial en personas con obesidad.
Signos y síntomas de este trastorno
Con frecuencia la esteatosis hepática se manifiesta como un trastorno asintomático, o bien aparecen tan sólo síntomas inespecíficos como cansancio o malestar en el vientre. Es por esto que muchas personas no son conscientes de que tienen este problema si ningún examen físico detecta un signo característico: un ligero aumento del tamaño del hígado.
La mayoría de los síntomas del hígado graso se asocian a la inflamación de este órgano. Cuando esto sucede es habitual que aparezcan síntomas como la sensación de fatiga, la debilidad física, la confusión, el dolor en el abdomen, la disminución del apetito y en consecuencia la del peso corporal.
El hígado tiene una cierta capacidad de autorrepararse. Este proceso se da a través de la generación de nuevas células hepáticas que sustituyen a las que se encuentran dañadas. Sin embargo, si el hígado es forzado en exceso puede producirse una cicatrización crónica de los tejidos; cuando la esteatosis evoluciona hasta este punto hablamos de cirrosis hepática.
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Causas del hígado graso
Cuando las grasas se acumulan en exceso en el hígado, el funcionamiento de este órgano se ve alterado; esto hace que nuestro cuerpo no pueda eliminar correctamente las sustancias de desecho que se introducen en nuestro organismo, en especial a través de aquello que comemos y bebemos.
El abuso y la dependencia del alcohol son las causas más habituales de la esteatosis hepática, puesto que el consumo excesivo de esta sustancia provoca lesiones en el hígado. Cuando éste es el principal factor causal en la aparición de la enfermedad se utilizan los términos “esteatosis hepática alcohólica” e “hígado graso alcohólico”.
Algunos de los factores de riesgo más relevantes para la aparición del hígado graso son la obesidad, las dietas ricas en azúcares y grasas (que pueden provocar diabetes tipo 2 e hiperlipidemia) y tener una edad avanzada; la mayoría de casos se dan entre los 40 y los 60 años. La herencia genética y el consumo de aspirina o esteroides también se asocia a este trastorno.
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Tipos de esteatosis hepática
Por lo general los casos de hígado graso se clasifican en función de si su causa es el consumo excesivo de alcohol u otra distinta. No obstante, también existe una variante especial que merece la pena mencionar: la esteatosis hepática aguda del embarazo.
1. Hígado graso no alcohólico
La esteatosis hepática no alcohólica se asocia generalmente con trastornos en la descomposición de grasas; esto hace que se acumulen en el hígado. El criterio básico que se utiliza para diagnosticar esta variante del hígado graso es que al menos un 10% del tejido de este órgano esté compuesto por lípidos.
2. Hígado graso alcohólico
El alcoholismo daña las células del hígado e interfiere en su funcionamiento; esto incluye la descomposición de lípidos. Si una vez detectada la esteatosis hepática alcohólica el consumo de alcohol se mantiene es muy probable que el trastorno evolucione hasta pasar a ser una cirrosis; en cambio, tras unos dos meses de abstinencia la esteatosis remite.
3. Aguda y asociada al embarazo
Este tipo de esteatosis hepática es una complicación poco frecuente que aparece en el tercer trimestre de gestación. Los síntomas tienden a desaparecer después del parto, e incluyen una sensación de malestar general, dolores en la parte alta del vientre, náuseas y vómitos y la ictericia, que consiste en la coloración amarillenta de la piel y de las mucosas.