Vivir con los padres cuando llegamos a determinadas edades puede resultarnos cómodo, nos permite pasar mucho tiempo con nuestros progenitores, compartir momentos y oportunidades, así como también responsabilidades…
Sin embargo, en el transcurso de nuestro desarrollo vital llega un momento en el que esto, en lugar de tratarse de una oportunidad, se convierte en obstáculo a la hora de seguir desarrollando habilidades a nivel personal, de gran importancia en la edad adulta. Es por eso que la emancipación es un elemento importante en la vida de los jóvenes.
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El reto de empezar a vivir como una persona joven con autonomía
En los últimos años, en nuestro país, ha habido diferentes aspectos socioeconómicos que han influido en que la emancipación de los jóvenes tarde cada vez más en llegar.
Las crisis económicas a las que nos hemos enfrentado en los últimos tiempos, la inestabilidad en el ámbito laboral, la subida de precios tanto en compra como en alquiler de viviendas, son algunos de los motivos que han influido en que a los jóvenes cada vez les cueste más tomar esta decisión, y su emancipación fuera del hogar familiar se vea atrasada.
España se encuentra en el sexto lugar de países de Europa en los que los jóvenes comprendidos entre los 25 y 34 años aún viven con sus progenitores. Pero, como comentábamos anteriormente, en un gran número de ocasiones, esta es una decisión tomada más por las circunstancias que los rodean que por su propio deseo.
Estas condiciones han llegado a convertir a la emancipación en una necesidad más que en una decisión. Se ha producido un retraso en la edad en la que la independencia de la familia de origen se produce, pero nuestro desarrollo madurativo continúa, y entre sus características fundamentales está la necesidad de generar un espacio propio, de responsabilidades, de la mano del progreso como las personas adultas en las que nos estamos convirtiendo.
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¿Qué beneficios acarrea para los jóvenes independizarse?
Estos son los principales aspetos beneficiosos de la emancipación en la etapa de la juventud.
1. Responsabilidad
La emancipación va directamente ligada con la presencia de responsabilidades, en muchas de las cuales posiblemente el joven no se habría parado a pensar con anterioridad.
El mantenimiento del propio hogar, las tareas del día a día destinadas a éste incluyéndolas dentro de tus rutinas, así como solventar las dificultades que puedan aparecer en su desarrollo, formarán parte de la emancipación.
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2. Autonomía
Con el inicio de la adolescencia ya vemos la necesidad de independencia y autonomía, cuando el propio menor demanda tomar decisiones por él mismo, que su opinión se tenga en cuenta y se valore igual que el resto, viéndose preparado para la toma de decisiones que le acompañan en esta etapa.
Cuando vamos avanzando en ese desarrollo, la autonomía es cada vez más importante, adaptada al ciclo evolutivo en el que estamos.
Al encontrarnos en una edad entre los 20 y los 30 años, nuestra capacidad madurativa está lo suficientemente preparada para tomar decisiones por uno mismo, independientemente de la valoración de los demás; y así es como nosotros tenemos la necesidad de hacerlo, velando por nuestro bienestar en base a nuestros propios deseos.
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3. Autogestión
En el momento de la emancipación también se pone a prueba la propia capacidad de gestión de conflictos y resolución de situaciones que se pueden llegar a valorar como complejas.
Esto fomenta el desarrollo de la capacidad de identificación, análisis, opciones y oportunidades que nos podemos encontrar, siendo uno mismo quien toma la decisión que considera más oportuna según las características del momento.
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4. Toma de decisiones
En el desarrollo de esta nueva etapa, con gran asiduidad se verá reflejado el momento en el que tener que tomar determinadas decisiones a nivel personal.
Muchas de ellas, seguramente, no habían sido valoradas o se podían experimentar de una forma más sutil, puesto que la mayor responsabilidad del hogar no caía sobre uno mismo. Ahora la propia implicación en la toma de decisiones es diferente, ahora sí que somos los encargados de decidir en base a nuestro propio criterio y a lo que consideramos que es la mejor decisión.
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5. Crear reglas propias
De la mano de todo lo anterior se encuentra el crear nuestras propias normas. Ahora el espacio personal es tu propio hogar, y, por lo tanto, eres tú mismo/a la persona encargada de la dinámica de éste. Llega un momento en el que te das cuenta que ya no tienes que seguir unas reglas o unas tradiciones establecidas de otras personas, sino que eres tú mismo quien marcará esas normas, poniendo mayor énfasis en aquellas cosas que son importantes para ti.
6. Libertad
Al igual que la independencia va asociada, por un lado, a un mayor grado de responsabilidad, por otro lado, encontramos mayor libertad. Esto puede sonar contradictorio, sin embargo, adentrarse a la edad adulta va íntimamente relacionado con estos dos conceptos.
¿Cuántas veces hemos escuchado a alguien, o incluso nosotros mismos, desear ser mayores de edad para poder hacer lo que nos apetezca? Esta mayor libertad va acompañada de una mayor capacidad de elección por uno mismo y, por tanto, mayor responsabilidad a la hora de las decisiones a tomar. Es cierto, la independencia proporciona una mayor libertad en la elección de nuestros criterios y nuestras normas.
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