Los miembros de una familia se caracterizan por haber pasado mucho tiempo juntos, pero eso no siempre es garantía de que exista una buena comunicación familiar.
Así pues… ¿cómo podemos mejorar este tipo de comunicación?
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Lo que entendemos como “familia”
Es imprescindible definir el término familia en torno al cual gira este artículo. La familia no es solamente un grupo de personas que conviven y comparten vínculos de sangre y apellidos. Es también algo más que una organización de individuos que cooperan entre sí.
La familia debe ser entendida como una comunidad, como un grupo donde las relaciones entre miembros tienen un profundo carácter afectivo y son las que marcan la diferencia respecto a otro tipo de grupos.
Bajo esta perspectiva, las reacciones emocionales en el contexto familiar son una fuente constante de retroalimentación de las conductas esperadas. En este sentido, la familia es un elemento de integración que puede crear espacios que permiten a los miembros el desarrollo de una relación de pertenencia e identificación. Esta pertenencia no es casual ni temporal, es esencial, ya que define al sujeto ante sí y ante la sociedad.
Finalmente, cabe destacar que la familia es una organización en la que sus integrantes deben compartir metas y objetivos comunes que generan unidad y permiten el reparto de funciones y responsabilidades. Es por tanto, un equipo.
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Modelos comunicativos
Los modelos comunicativos de los miembros de la familia varían. Deben ser tenidos en cuenta, ya que existen diferencias importantes de origen generacional y esto puede generar malentendidos, discrepancias y distanciamiento por falta de conexión y entendimiento, abriéndose así, un abismo entre padres e hijos.
Esto puede deberse, entre otros muchos motivos, a que actualmente la mayoría de padres que pertenecen al conocido “baby boom” (1946 – 1964) han crecido mayoritariamente con la televisión como medios de comunicación y con los llamados “mass media” (cine, radio y prensa). La característica de todos ellos es que el estilo de comunicación es informativo, vertical y de una vía, es decir, de una dirección.
Dado que las diferentes tecnologías transmiten unos determinados valores, esta generación ha adquirido la verticalidad y la organización jerarquizada del discurso televisivo, adquiriendo el rol de receptor, acostumbrándose así a ser agentes pasivos en el acto de la comunicación.
La generación Net
Por su parte, los respectivos hijos pertenecen a la generación de las nuevas tecnologías; algunos estudios lo llaman “generación Net”. Las personas de esta generación son capaces de leer imágenes visuales (visualmente más alfabetizados) son capaces de cambiar su atención de una tarea a otra, el tiempo de respuesta es rápido, y son personas generalmente curiosas e independientes.
Aunque esta generación también ha crecido relacionándose con el televisor, su foco de atención es el ordenador y el teléfono móvil. En el entorno de Internet se mueven como pez en el agua, sobre todo en las redes sociales. En estos entornos, el discurso comunicativo es horizontal, de vía múltiple, activo e inmediato.
El impacto de las nuevas tecnologías
Convivimos a diario con un sinfín de dispositivos que nos permiten comunicarnos con aquellos que viven lejos pero que, a su vez, pueden alejarnos de las personas que tenemos más cerca. Y es que todos hemos vivido escenas en las que varios miembros de la familia, permanecen ensimismados mirando una pantalla sin articular palabra, empeorando así las relaciones interpersonales de convivencia.
Es importante el diálogo en las relaciones interpersonales y aún más en la familia. La comunicación nos sirve para establecer contacto con las personas, para dar o recibir información, para expresar o comprender lo que pensamos y para transmitir emociones. En definitiva, la comunicación nos une y vincula a través del afecto y la empatía.
Por supuesto, no existe una regla básica para la comunicación familiar. Cada familia es un mundo y tiene un lenguaje único. No obstante, para mejorar la comunicación o generar una comunicación fluida entre sus miembros y dada la diferencia generacional, es aconsejable que exista voluntad, interés y disponibilidad principalmente por parte de los padres, con la finalidad de crear una comunicación vivida intensamente por todos.
Mejorar la comunicación familiar
¿Qué podemos hacer para mejorar la comunicación en el núcleo familiar? Para acortar distancias entre las distintas generaciones y mejorar la comunicación y en definitiva la convivencia, podemos aplicar las siguientes estrategias.
1. Momentos sin tecnología
Es importante marcar varios tiempos a lo largo del día en los que no se deben utilizar dispositivos. Aquellos momentos que se desarrollan en torno a la mesa (desayuno, comida, merienda y cena) son idóneos para fomentar una comunicación fluida.
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2. Ocio compartido
Es importante buscar momentos en los que poder compartir entretenimiento. Puede ser algo tan sencillo como ver una película idónea para todos los miembros de la familia. Esto genera unión, no solo física sino también vivencial, evitando así el aislamiento de los componentes de la familia en distintas habitaciones. Incentivamos así un posible diálogo o debate referente a la película compartida.
3. Fomentar el diálogo/debate
Es imprescindible aprovechar los momentos compartidos para intercambiar impresiones, ideas y opiniones de un tema que despierte interés. Fomentar el diálogo participativo de cada uno de los miembros es vital, siempre respetando las distintas aportaciones y permitiendo espacios de confianza, seguridad y pertenencia.
4. Interacción
Es importante mostrar interés por cada miembro de la familia preguntando cómo le ha ido el día o qué es aquello que le preocupa y/o ocurre. De esta forma fomentamos una comunicación directa, personal, humana y un mayor conocimiento de la situación personal de cada miembro de la familia.
La familia es esencial y fundamental y, por lo tanto, conocer entre sí las inquietudes de cada uno imprescindible para construir una familia unida por el afecto y conocerse muy mucho entre todos.