Melissa está agotada y enojada, pero su esposo no sabe por qué. Juan cree que la “ayuda”: cambia pañales cuando llega del trabajo, lava los platos a veces y juega con el bebé mientras ella prepara la cena. Pero Melissa siente que todo depende de ella: las noches en vela, las citas médicas, la casa, el trabajo y el bebé pegado a su pecho todo el día.
Ya Melisaa no tiene energía para hablar, su ansiedad sube y siente que su relación se está enfriando. Y, aunque a veces pueda sentirse así, lo que pasa aquí no es que falte amor, es que falta que los dos carguen con el mismo compromiso.
Los nombres de estas personas no son reales ni se refieren a una situación específica de alguien, sino es más bien un ejemplo de muchas situaciones similares que llegan a terapia y que son más comunes de lo que desearíamos.
Por eso, hoy hablaremos sobre la corresponsabilidad en la crianza y cómo afecta esto la salud mental de los integrantes de la pareja.
Qué significa realmente ser corresponsables en la crianza
Corresponsabilidad no es echar una mano de vez en cuando, sino asumir que criar a una hija o hijo es trabajo de los dos. Decir “ayudar” suena como si el cuidado fuera tarea principal de una sola persona y la otra solo apoyara.
Ser corresponsables, como bien lo explica el mismo término, es entender que la responsabilidad es compartida y que ambos tienen que participar activamente en decisiones, tareas y cuidados diarios.
Esto no se trata de que cada cosa se divida en mitades exactas todos los días, sino de que ambos tengan la iniciativa y estén presentes. Si uno asume que “el otro se encarga” y se desconecta, la carga emocional se multiplica y el desgaste aparece muy rápido.
Por qué es tan importante repartir el peso
Ese modelo antiguo de que la mujer cuida y el hombre trabaja se quedó atrás. Al menos en muchas familias. Hoy, en la mayoría de los casos, ambos aportan económicamente, estudian, buscan crecer profesionalmente y quieren una vida en pareja equilibrada.
Sin embargo, los datos dicen otra cosa: según el informe El estado de la paternidad en el mundo, de Men Care, las mujeres siguen dedicando muchas más horas al cuidado no remunerado y al trabajo doméstico que los hombres, y esta diferencia apenas ha mejorado en más de una década.
Compartir responsabilidades es justo y necesario para la salud mental de ambas partes, ya que cuando una sola persona lleva la carga, aparecen el agotamiento extremo, la ansiedad y el resentimiento. Además, a relación de pareja se enfría, el vínculo con los hijos se resiente y el ambiente en casa se llena de tensión. En cambio, cuando ambos participan activamente, hay menos estrés, más conexión con los hijos y una sensación real de equipo.
- Artículo relacionado: "Roles de Género: qué son y cuáles son sus tipos"
Cómo saber si están siendo realmente corresponsables
Una pareja que comparte responsabilidades de crianza lo demuestra con hechos claros:
- Se ocupan de las tareas diarias sin que nadie tenga que pedirlo. Baños, citas médicas, horarios, comidas… todo es responsabilidad de ambos.
- Hay iniciativa y no “instrucciones”. No se trata de que uno diga qué hacer y el otro obedezca. Aunque, claramente, debe haber mucha comunicación para hacer equipo.
- El apoyo es también emocional. Escuchar y validar emociones es tan importante como cambiar pañales.
- Ajustan acuerdos constantemente. Las rutinas cambian y las responsabilidades también; hablarlo seguido es clave.
Cuando no pasa esto, los síntomas empiezan a aparecer en forma de cansancio extremo, noches sin dormir, discusiones frecuentes, pérdida de deseo sexual, sensación de soledad y, en casos más graves, depresión posparto o ansiedad.
Cómo repercute en la pareja y en el bienestar mental
La llegada de un hijo es un acontecimiento que mueve todo: rutinas, emociones, horarios, vida sexual. Hay que tomar un montón de cosas en cuenta para gestionar mejor los problemas.
Por ejemplo, qué importante es saber que el cansancio crónico por falta de sueño reduce la empatía y la paciencia, lo que hace que cualquier discusión escale. A eso se suma la presión por “hacerlo perfecto”, que genera ansiedad y culpa, sobre todo en las madres. Mientras tanto, algunos padres pueden sentirse excluidos o sin saber cómo involucrarse.
Otro factor es que el tiempo en pareja se reduce muchísimo. Las conversaciones largas, las citas o el sexo se vuelven casi imposibles. Muchas parejas sienten que son solo compañeros de trabajo. Los cambios físicos y emocionales tras el parto también influyen y hacen que la intimidad se vea afectada.
Hay que mencionar también que, como indican distintos estudios, muchas parejas sienten que su relación empeora en los primeros tres años después de tener un bebé. Y la salud mental también se ve afectada, ya que una cantidad importante de madres y padres viven depresión o ansiedad en el periodo perinatal. Entonces, cuando uno de los dos está mal, el otro tiene muchas más probabilidades de sentirse igual.
Ideas para construir corresponsabilidad
Si están notando que las cargas no están repartidas de forma justa y quieren trabajar en ello, aquí les compartimos algunas ideas que pueden ser de ayuda:
1. Revisad lo que aprendieron en casa
Muchas ideas sobre crianza vienen de lo que vimos crecer: madres que hacían todo y padres que solo “ayudaban”. Hablar de esas creencias es clave para no repetirlas sin querer. Cuestionar lo que no funciona les permitirá crear su propio modelo de familia, más justo y adaptado a su realidad.
2. Hablad de lo que necesitan
Guardar el cansancio o la frustración solo acumula resentimiento. Dedicar unos minutos al día para expresarse con calma ayuda a sentirse escuchados y entendidos. Si las emociones se dicen a tiempo, es más fácil encontrar soluciones juntos sin convertir todo en una pelea.
3. Repartid tareas sin jerarquías
No hay tareas “más importantes”: cocinar, bañar al bebé o hacer trámites tienen el mismo valor. Revisar el reparto de responsabilidades de vez en cuando evita que alguien sienta una carga demasiado pesada. Lo ideal es que ambos tengan iniciativa y que la gestión del hogar no recaiga en una sola persona.
4. Cuidad vuestro tiempo personal y el de pareja
Criar no significa perder el espacio individual ni olvidar la relación. Reservar tiempo para descansar, hacer actividades propias o salir en pareja mantiene el equilibrio. Planear turnos o pedir apoyo externo ayuda a que cada persona recargue energía y la conexión no se desgaste.
5. Hagan espacio para estar presentes
Estar en casa no es suficiente: hay que involucrarse en las rutinas, conocer necesidades y mostrar interés genuino. Prestar atención a los detalles emocionales de la otra persona refuerza el sentido de equipo. Sentirse acompañados emocionalmente es igual de importante que repartir tareas.
6. Buscad ayuda profesional si hace falta
La terapia no es solo para crisis graves; también ayuda a mejorar la comunicación y a reorganizar responsabilidades. Si hablan con un especialista podrían tener nuevas perspectivas y romper dinámicas que desde dentro cuesta ver.

Bárbara Zapico Salomón
Bárbara Zapico Salomón
Psicóloga De Pareja, Familia, Niños Y Adultos
Construir equipo, no solo sobrevivir
Tener un hijo cambia por completo la vida en pareja, pero no debería significar la pérdida del bienestar de una de las partes. Cuando ambos se hacen cargo del cuidado, se construye un hogar más estable y una relación más fuerte, donde todos se sienten acompañados.
Aquí no estamos hablando de perfección, sino de compromiso diario y de entender que criar no es trabajo de uno: es un gran proyecto compartido, que requiere entrega, empatía y responsabilidad.


Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad