Una de las características de las situaciones de discriminación es que muchas veces quien la sufre no tiene los medios necesarios para denunciar esa injusticia.
Y es que hay ciertas condiciones en las que ni siquiera se está en disposición de organizarse en un número de personas lo suficientemente amplio y bien gestionado como para que la voz de las víctimas se escucha alta y clara, así como sus reivindicaciones. El edadismo, o discriminación por edad, es uno de los ejemplos más claros de esto. Veamos en qué consiste y de qué maneras se plasma en el día a día.
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¿Qué es el edadismo?
En sí, el edadismo es un concepto bastante simple, y su definición podría ser, sencillamente esta: discriminación hacia las personas mayores, es decir, quienes pertenecen a la cuarta y tercera edad. Y es que al igual que ocurre con el racismo o con el sexismo, en el edadismo hay amplios grupos de población que se ven alienadas de la toma de decisiones más importantes, con lo que parece que otras generaciones hayan "colonizado" sus entornos de vida.
Además, el edadismo es un problema que se da en prácticamente en todas las culturas. Si bien en los países occidentales no se abandona a la gente en proceso de envejecimiento para que muera sin consumir los recursos de la comunidad, sí que es cierto que se sigue sometiendo a las personas mayores a medidas y actitudes claramente discriminatorias.
Ejemplos de edadismo en nuestro día a día
A continuación puedes ver algunas expresiones de edadismo que son tan comunes que muchas de ellas pasan como algo normal.
1. La falta de representación en televisión y cine
Más allá de la política, prácticamente cualquier contenido que llega a ser emitido por televisión o que se proyecta en cines cuenta con una clara falta de representación de personas mayores. O bien aparecen muy poco, o bien no tienen un papel importante en lo que se está contando. El motivo es que en medios tan basados en la imagen, la vejez no vende por ser considerada antiestética.
Así, las personas mayores carecen de referentes y no disponen de figuras que visibilicen sus problemas propios y su situación.
2. Las barreras arquitectónicas
Otro aspecto que discrimina claramente a las personas mayores es la presencia de barreras arquitectónicas, como escaleras empinadas o la ausencia de transporte público en espacios por los que es complicado caminar.
3. Discriminación laboral
Una de las muestras de edadismo más claras es la discriminación que sufren muchas personas mayores que quieren trabajar y que tienen la capacidad de hacerlo bien. El simple hecho de pasar de una cierta edad es una negativa en rotundo a ser contratadas, o cual significa que es complicado salir del paro. Además, esto lo sufre incluso gente que aún no ha llegado a los 60 años.
Por otro lado, como muchas veces las personas mayores viven más aisladas que personas de otras franjas de edad a causa de su falta de formación en nuevas tecnologías y por problemas relacionados con las barreras arquitectónicas, su organización política es complicada.
4. La estigmatización de la sexualidad en gente mayor
Este punto se parece bastante al primero, ya que se basa en una consideración edadista de lo que es estético y lo que es antiestético. La desnudez y la intimidad de las personas mayores se considera antiestética, y por consiguiente su expresión es amonestada socialmente, ya sea con rechazo claro o con burlas. La vejez es concebida como una etapa vital en la que hay que preocuparse por otras cosas que no sean el sexo; eso sí, quienes lo sostienen siempre son personas jóvenes o de mediana edad, que sí pueden disfrutar del privilegio de vivir abiertamente su sexualidad.
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5. La condescendencia
La vejez es vista como equivalente de ignorancia y de falta casi absoluta de capacidad para pensar. Es por ello que a la práctica es muy frecuente tratar a quienes se han adentrado en la vejez como si fuesen niños de pocos años y estuviesen aprendiendo cómo funciona el mundo. Esto, por supuesto, es otro ejemplo de edadismo que puede pasar por una simple disposición bienintencionada a ayudar a los demás.
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6. El control de sus condiciones de vida
Muchas personas mayores son vistas como gente incapaz de tomar decisiones por sí misma y que, por consiguiente, dependen de que otros realicen tareas de orientación. Es decir, la edad en sí misma es usada como excusa para coartar su libertad.
Los tipos de edadismo
La discriminación por cuestiones de edad se plasma tanto a nivel personal como a nivel institucional.
Edadismo personal
Consiste en creencias, actitudes y prejuicios que a la práctica dañan a las personas de más edad. Por ejemplo, la creencia de que las personas mayores no deberían poder votar.
Edadismo institucional
Se trata de un tipo de discriminación que está presente materialmente en aspectos objetivos de cómo funciona la sociedad. Por ejemplo, en la política de institucionalizaciones en centros para la tercera edad, que a veces puede ir en contra de la voluntad de personas mayores, o en leyes que ponen a la gente mayor desempleada en una situación de clara vulnerabilidad.