“¿Quién, siendo amado, es pobre?”, se pregunta Oscar Wilde en la obra de teatro Una mujer sin importancia. Podemos estar de acuerdo en que sabernos queridos por otros es un sentimiento capaz de embellecer muchos rincones de nuestras vidas, ya se trate de un amor de hermanos, padres, parejas u otras personas allegadas. Esa riqueza que trae a nuestras vidas el amor, al contrario de lo que sugieren los mensajes y películas con los que nos hemos criado, no proviene de una fuente de amor eterna, maravillosa e inagotable.
En verdad, es duro reconocer que el amor puede acabarse. Incluso en aquellos vínculos en los que una de las partes dice experimentar un amor incondicional, que va más allá de los comportamientos del otro —como sucede con muchos padres respecto a sus hijos al sostener que les amarán “hagan lo que hagan”—, se trata de una relación como cualquier otra; y por lo tanto, debe cuidarse por ambas partes para ser verdaderamente significativa.
Las personas queremos preservar todas aquellas relaciones que consideramos que valen la pena para nuestras vidas, cuidar a las personas que suman, pero es muy difícil que eso ocurra sin que en algún momento se presenten entre ambas desacuerdos o intereses contrapuestos. Cuando esto ocurre, a lo lejos, es posible divisar que se aproxima una conversación difícil. Sin embargo, evitar la situación no siempre es la mejor estrategia para resolverla.
A veces puede servir, pero en otras ocasiones, para lidiar de forma sana con esos puntos de roce que ocurren en todo vínculo, debemos aprender negociar o sostener nuestra posición según corresponda. Por lo tanto, para discriminar cuál es la mejor manera de actuar ante una situación compleja, será de gran utilidad contar con un bagaje de habilidades sociales del cual valernos. En este artículo, veremos algunas habilidades interpersonales que pueden servir para afrontar conversaciones difíciles.
Habilidades sociales: ¿para qué?
Las habilidades sociales son aquellas destrezas que nos permiten negociar con los demás; nos brindan la capacidad de establecer vínculos recíprocos; de escuchar la opinión de la otra persona y empatizar con ella; pero a la vez, nos dotan de la capacidad de decir explícitamente lo que necesitamos y de saber cuándo debemos sostener nuestra posición. De no contar con las habilidades interpersonales suficientes, o de no haber dicho aquello que nos hacía falta apalabrar en un momento en específico, podríamos correr el riesgo de tolerar situaciones con las que estamos en desacuerdo o con las que no nos sentimos del todo cómodos. En consecuencia, en varias ocasiones acabamos aplazando el encarar una conversación difícil con alguien que queremos, ya sea por temor a herirle o a que nuestra opinión no sea escuchada.
También esto suele ocurrir en situaciones en las que aquello que está puesto en juego no es el amor hacia la otra persona —como podría suceder con un compañero de la universidad o con nuestra jefa—, pero que aún así se trate de una relación que debemos cuidar, ya que media un área importante para la vida que deseamos vivir. Quizás tendremos que ponernos de acuerdo con nuestra jefa durante el horario laboral, por más que no nos llevemos nada bien con ella, si deseamos preservar ese trabajo que representa para nosotros una forma de realizarnos creativamente —suponiendo que esto es valioso para nosotros—. Incluso en las relaciones más frías o turbulentas puede haber algo que merezca la pena pedir, negociar o ceder; aunque eso sea la separación o distancia.
- Artículo relacionado: "¿Qué es la Psicología Social?"
Las habilidades interpersonales como una caja de herramientas
Un constructo teórico psicológico que ha recibido la atención de múltiples investigaciones científicas en las últimas décadas y que, al mismo tiempo, puede ser útil a la hora de afrontar este tipo de conversaciones, es el de habilidades interpersonales. Según Boggiano y Gagliesi, las habilidades interpersonales son aquellas que están al servicio de que las personas seamos capaces de construir relaciones nuevas mientras terminamos con otras que son destructivas para nosotros.
A la vez, nos permiten “caminar por el sendero del medio de las relaciones”, entre crear y mantener el equilibrio, entre ceder y ponerse firmes, entre la aceptación y el cambio. También son útiles para poder expresar lo que necesitamos de los demás, para lograr que los demás tomen nuestras opiniones seriamente y conseguir decir que no con claridad. Estos objetivos sólo pueden alcanzarse si somos asertivos, lo que supone expresar de manera explícita, sin ser agresivos ni inhibirse, aquello que necesitamos del otro.
En la terapia dialéctico conductual (DBT) se busca propiciar que los consultantes adquieran habilidades interpersonales para alcanzar los objetivos terapéuticos. A continuación, expondremos un conjunto de habilidades que pueden ser recordadas por el acróstico DEAR MAN y que se utilizan en este tipo de terapia, aunque enunciarlas de ninguna manera pretende sustituir un proceso de psicoterapia formal de la mano de un profesional de la salud mental. Las habilidades interpersonales descritas son útiles para aumentar las posibilidades de obtener lo que deseamos en una conversación difícil incluso en presencia de estados emocionales intensos o interlocutores que podrían estar en desacuerdo con nosotros. A la vez, son útiles para evaluar cómo queremos que quede nuestra relación con la otra persona tras ese encuentro complicado.
Un último punto a aclarar antes de desarrollar dichas habilidades es que la propuesta de comunicarse con los demás siguiendo estas pautas puede parecer, a priori, una idea ingenua o que va en contra de la propia autenticidad (“¿Recitar un guión para resolver un conflicto con mi jefa?, no creo que funcione”). Sin embargo, debemos desmentir esa idea de que ser auténtico implica comportarse como a uno le nace espontáneamente. Somos más que el modo en el que nos comportamos; y también somos más que esas narrativas —a veces, dictámenes— que nos contamos a nosotros mismos sobre qué clase de persona somos en función al modo en el que reaccionamos, nos emocionamos y pedimos. Seguir por el camino de siempre, a veces, implica resentirse a un cambio que podría traer a nuestras vidas una forma más sana de vincularse con los demás y de expresar lo que deseamos y necesitamos.
- Quizás te interese: "Las 10 claves para superar la timidez de una vez por todas"
¿Qué es DEAR MAN?
DEAR MAN es un acróstico cuya función es recordarnos cada una de las habilidades necesarias para ser más eficientes a la hora de hacer un pedido o decir que no, de vital importancia para resolver una conversación delicada. Está compuesta por dos palabras que, cada una, representa un conjunto de habilidades separadas aunque complementarias.
DEAR, para pedir con eficacia
En primer lugar, DEAR busca maximizar las chances de obtener lo que deseamos de forma efectiva, mientras que minimizamos la probabilidad de que el otro se ponga defensivo cuando le establecemos un límite o decimos que no. Por lo tanto, DEAR podría desmenuzarse en las siguientes habilidades:
D: Describir el problema valiéndonos sólo de los hechos y no de nuestros juicios
Por ejemplo, en lugar de decir que “la cocina estaba hecha un fiasco porque no lavaste los platos”, podríamos decir: “Ayer llegué a casa y vi que en la cocina había tres platos con los restos de la cena, ¿podríamos hablar al respecto?”
E: Expresar los pedidos desde nuestra necesidad
Esto supone señalar con claridad cómo nos sentimos en la situación que describimos. Por ello, es más efectivo comunicarnos bajo la fórmula “cuando… (ocurre cierta situación), yo me siento… (de tal o cual forma)”, que decir “tú/vos me haces sentir…”.
A: (Ser) Asertivo
Implica ir más allá de expresar cómo nos sentimos. Debemos decir qué acciones concretas queremos que el otro lleve a cabo tras nuestro pedido. Es útil ser lo más concretos y específicos posibles en vez de remitirnos a abstracciones vagas o generales, como pedirle al otro que sea “más expresivo” o “más limpio”.
R: Refuerza
Supone adelantarle a la otra persona cuáles serían los beneficios que podría obtener si le hace caso a nuestro pedido: ¿qué ganaría él o ella al respecto?
MAN, para saber qué hacer luego de pedir
MAN, por su parte, tiene el propósito de recordarnos cómo comportarnos después de hacer un pedido. MAN es sumamente útil porque, en muchas ocasiones, por más que nos comuniquemos de forma asertiva —incluso cuando pareciera sacada “de manual”—, es posible que la otra persona se muestre defensiva, que responda de forma agresiva, o que esté en desacuerdo con nuestra petición. Algunas personas pueden subir el tono, gritar o remitir a errores que hemos cometido en el pasado y que poco tienen que ver con el problema actual. Las habilidades de efectividad interpersonal también son útiles para saber qué hacer en estas situaciones. MAN se compone por:
M: Mantener nuestra posición
Es algo clave para las relaciones interpersonales porque, ante una respuesta negativa o agresiva del otro, solemos inhibirnos o menospreciar la importancia de nuestro pedido. Esta habilidad nos recuerda que es importante regresar a nuestra necesidad y nuestro pedido una y otra vez si es que el otro nos reprocha algún evento del pasado. No debemos pegarnos a estos reclamos, sino reconocer que es válido querer hablar sobre ese problema después, pero ahora necesitamos ocuparnos de este.
A: Aparentar
Implica conseguir que nuestro tono de voz, postura y expresión facial concuerde con lo que estamos pidiendo. Es posible que poner límites nos haga sentir ansiosos, pero incluso en presencia de la ansiedad podemos mirar a la otra persona a los ojos, aflojar la expresión y dejar caer los hombros, una postura dispuesta al diálogo.
N: Negociar
Supone, aunque mantengamos nuestra posición, estar abiertos y flexibles a que el otro proponga nuevas alternativas a nuestro pedido. Incluso, podemos pedirle que proponga él mismo soluciones al conflicto.
Las habilidades sociales pueden desarrollarse en psicoterapia
Conocer el acróstico DEAR MAN es como tener una nota adhesiva frente a nuestro espacio de trabajo: cada vez que estamos a punto de tener una conversación difícil, nos permite recordar de un vistazo qué estrategias podemos emplear para expresar nuestras necesidades con eficacia; para dirigirnos hacia nuestros objetivos y hacia aquellos valores que determinan qué es significativo para nosotros.
No tenemos por qué contar con habilidades interpersonales efectivas por default. De hecho, es hasta esperable que no las tengamos. Es muy probable que no nos las hayan enseñado en la infancia de forma directa, ni tampoco las habremos aprendido por observación de nuestros padres o cuidadores (¡porque muy probablemente ellos no las ponían en práctica tampoco!). Y eso no está mal.
Javier Ares Arranz
Javier Ares Arranz
Psicólogo especialista en Depresión, Ansiedad y Pareja.
Todos estamos haciendo en esta vida lo mejor que podemos con los recursos que tenemos al alcance. Pero debemos saber que no por ello debemos renunciar a la posibilidad de encontrar una mejor manera de comportarnos y de construir relaciones valiosas con los demás. Estos ejes suelen abordarse en profundidad en psicoterapia a la hora de trabajar el desarrollo de habilidades sociales.