¿Qué es la Identidad Partidista?

Veamos los efectos de la politización y alineación ideológica con un partido político.

¿Qué es la Identidad Partidista?

Da igual el momento del año o la situación social: la política siempre es un tema de conversación. Ya sea la proximidad de unas nuevas elecciones, el cambio en el dirigente de uno de los partidos políticos con más poder del país o la toma de medidas políticas con las que no estamos de acuerdo; casi todas las personas en algún momento nos encontramos posicionándonos en un lado u otro y alineando nuestros pensamientos con una corriente política u otra.

En un sistema político dividido en diferentes partidos, comúnmente asociados con la izquierda o la derecha, esta adhesión a “un lado u otro” es lo que, coloquialmente, hace referencia a la identidad partidista.

La identidad partidista representa la conexión emocional que sentimos hacia un partido político; la forma en que esta conexión moldea nuestras percepciones y comportamientos asociados a la política.

Aunque la identidad partidista fomenta la participación cívica y la cohesión social, también puede conllevar riesgo de la mano de partidos o ideas anticonstitucionales o que violen los derechos humanos. En este artículo, nos adentraremos en el concepto de la identidad partidista, buscando dar respuesta a si podemos considerar este constructo como algo peligroso o no.

¿Qué es la identidad partidista?

La identidad partidista, como ya hemos comentado, es la conexión emocional y psicológica que generan las personas hacia un partido o militancia política. A menudo, esta conexión es tan profunda que moldea la percepción que tienen estas personas sobre sí mismas y sobre el mundo político que los rodea. Podríamos decir que la identidad partidista responde a las preguntas: ¿quién soy yo en el contexto de la política? ¿con qué corrientes de pensamiento me identifico? ¿por qué?

No podemos entender la identidad partidista como la mera afiliación a un partido político. Implica una adhesión más profunda y emocional que va más allá de la preferencia por una plataforma o conjunto de políticas. Incluye la identificación personal con los valores, principios y objetivos del partido. Cuando una persona desarrolla una fuerte identidad partidista, su lealtad hacia ese partido puede ser tan sólida como su lealtad hacia su equipo deportivo favorito o su religión.

¿Cómo se forma la identidad partidista?

La identidad partidista se forma a lo largo del tiempo a través de una combinación de factores. Uno de los principales es el entorno en el que una persona crece y se desarrolla. La familia, la comunidad, la educación y las experiencias personales desempeñan un papel importante en la conformación de la identidad partidista. La identidad partidista también se ve influenciada por eventos políticos y la exposición constante a la retórica y las actividades del partido. Los momentos clave en la historia política de un país, los debates electorales y las campañas políticas pueden reforzar o debilitar la identidad partidista de una persona.

Ejemplos de manifestaciones sociales de la identidad partidista

La identidad partidista se manifiesta de muchas formas diferentes, desde la elección de votar a un partido particular en unas elecciones hasta la participación activa en campañas, donaciones a partidos políticos y la defensa apasionada de posiciones políticas del partido de preferencia. Un ejemplo común de manifestación partidista es la polarización política; cuando las personas tienen una fuerte identidad partidista y tienden a ver a los miembros de otros partidos como adversarios en lugar de como oponentes legítimos. La identidad partidista también influye en la percepción de noticias e informativos políticos; las personas tendemos a consumir medios de comunicación que refuercen nuestras creencias políticas y desconfiamos de los puntos de vista completamente opuestos.

Los aspectos positivos de la identidad partidista

En esta sección, nos centraremos en los aspectos positivos de la identidad partidista. Aunque, tal y como se ha comentado anteriormente, esta noción a menudo se asocia con la polarización y confrontación, también tiene sus beneficios significativos:

1. Fomenta la participación cívica

La identidad partidista puede ser un poderoso motor para la participación cívica. Cuando las personas se sienten fuertemente identificadas y vinculadas con un partido político, es más probable que se involucren en la política de diversas formas. Esto puede incluir la votación en elecciones, el voluntariado en campañas políticas, la asistencia a mítines y debates, y la contribución financiera a su partido de preferencia. La participación cívica fortalece la democracia al garantizar que la voz de los ciudadanos sea escuchada y que se tomen decisiones basadas en las preferencias de la población.

2. Fomenta la cohesión social

La identidad partidista también puede contribuir a la cohesión social al proporcionar a las personas un sentido de pertenencia y comunidad. Los partidos políticos a menudo sirven como plataformas para la expresión de valores y objetivos compartidos. La afiliación a un partido político puede dar lugar a la formación de redes sociales y la creación de comunidades que comparten creencias y objetivos comunes. Estas conexiones sociales pueden ser beneficiosas tanto para los individuos como para la sociedad en su conjunto al promover la cooperación y la solidaridad.

3. Facilita la toma de decisiones políticas

La identidad partidista puede simplificar la toma de decisiones políticas para los ciudadanos. Cuando las personas tienen una fuerte identidad partidista, a menudo confían en las recomendaciones y las posiciones de su partido de preferencia. Esto puede ser útil en un mundo político complejo en el que los ciudadanos se enfrentan a una gran cantidad de información y opciones. La identidad partidista proporciona un marco simplificado que guía las decisiones políticas de una manera coherente con las creencias y valores del individuo.

Los riesgos de la identidad partidista

Si bien la identidad partidista tiene aspectos positivos individuales y sociales, también conlleva riesgos significativos tanto en el ámbito político como para la sociedad en general. Algunos de ellos son:

1. Polarización política

Uno de los riesgos más evidentes de la identidad partidista es la polarización política. Esta polarización puede dar lugar a una mayor hostilidad política, la creación de divisiones profundas y la falta de cooperación entre los partidos en el gobierno. La polarización política puede obstaculizar el proceso legislativo y dificultar la búsqueda de soluciones de compromiso a los problemas políticos.

2. Toma de decisiones rígida

La identidad partidista a menudo lleva a la rigidez en la toma de decisiones políticas. Cuando los políticos y los ciudadanos están fuertemente identificados con un partido, pueden ser reacios a comprometerse o a considerar otras perspectivas. Esto puede dar lugar a la toma de decisiones inflexible y a políticas que no se ajustan a las necesidades cambiantes de la sociedad.

3. Falta de consideración de políticas basadas en la evidencia

La identidad partidista también puede obstaculizar la consideración de políticas basadas en la evidencia. Las personas tienden a ser más receptivas a información que respalda sus creencias políticas y a rechazar información que las desafía. Esto puede dar lugar a una toma de decisiones sesgada y a políticas que no se basan en datos o evidencia sólida.

4. Desconfianza institucional

Cuando la identidad partidista se convierte en una fuerza dominante en la política, puede dar lugar a la desconfianza en las instituciones y el proceso democrático. Los ciudadanos pueden llegar a creer que las instituciones están sesgadas o corruptas si no favorecen a su partido de preferencia, generando desconfianza por los sistemas de gobiernos o procesos electorales.

Factores que influyen en la intensidad de la identidad partidista

A lo largo de este artículo, hemos explorado tanto los aspectos positivos como los riesgos asociados a la identidad partidista en la política y la sociedad. Ahora, es importante considerar cómo pueden equilibrarse estos aspectos en la política contemporánea y si la identidad partidista es realmente peligrosa.

1. Fomento del compromiso cívico sin promover la polarización

Es esencial encontrar formas de fomentar el compromiso cívico sin caer en la polarización. Los partidos políticos y los líderes pueden desempeñar un papel crucial en este sentido al promover el respeto mutuo y la colaboración entre los partidos. Fomentar un espíritu de competencia política constructiva en lugar de hostilidad puede ayudar a atenuar la polarización.

2. Facilitación de la cooperación y el diálogo interpartidista

La cooperación y el diálogo interpartidista son fundamentales para superar los desafíos de la identidad partidista. La creación de comisiones bipartidistas, la búsqueda de soluciones de compromiso y el fomento de la colaboración en cuestiones importantes pueden contribuir a la superación de la polarización y a la promoción de políticas más efectivas.

3. Promoción de la educación cívica y la alfabetización mediática

La educación cívica y la alfabetización mediática son herramientas poderosas para abordar la falta de consideración de políticas basadas en la evidencia y la desconfianza en las instituciones. Al educar a los ciudadanos sobre cómo evaluar la información, analizar las políticas y participar en el proceso democrático de manera informada, podemos empoderar a las personas para tomar decisiones políticas más sólidas y confiar en el sistema democrático.

¿Es peligrosa la identidad partidista?

La identidad partidista, por sí misma, no es intrínsecamente peligrosa ni beneficiosa. Su impacto depende en gran medida de cómo se manifiesta y se gestiona en la política y la sociedad. Si se permite que la identidad partidista se convierta en un factor dominante que fomenta la polarización, la rigidez en la toma de decisiones y la falta de consideración de políticas basadas en la evidencia, entonces puede ser peligrosa. Sin embargo, si se encuentra un equilibrio entre los aspectos positivos de la identidad partidista, como el compromiso cívico y la cohesión social, y se abordan sus riesgos, puede ser una fuerza constructiva en la política.

  • Henderson, John A., & Theodoridis, Alexander G. (2017). Seeing spots: Partisanship, negativity and the conditional receipt of campaign advertisements. Political Behavior.
  • Theodoridis, A.G., Goggin, S.N. & Deichert, M. (2023). Separated by Politics? Disentangling the Dimensions of Discrimination. Polit Behav 45, 2025–2051.

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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