Dar las gracias por todo lo bueno que nos ha dado la vida, por las experiencias vividas y disfrutadas, o simplemente por estar vivos, podría considerarse una virtud que poseen aquellas personas que son capaces de disfrutar de cada momento, apreciado así hasta los detalles más sencillos que se pueden presentar en el día a día.
La gratitud podría definirse como un sentimiento de valoración y de aprecio para aquellas acciones que otras personas hacen a favor de uno mismo; aunque también puede expresarse de más formas y no siempre tiene por qué ir enfocada hacia los buenos actos que otras personas han hecho hacia nosotros, sino que también podemos mostrar gratitud por las cosas buenas que nos ha dado la vida o las experiencias vividas
En este artículo veremos qué es la gratitud, cómo se practica, y qué beneficios para el bienestar aporta el hecho de hacerlo de forma habitual, cuando expresamos nuestro agradecimiento por todas las cosas buenas que nos ha dado la vida.
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¿Qué es la gratitud y cuáles son sus características?
Está claro que todas las personas tenemos días difíciles e incluso etapas en las que hemos sufrido bastante incertidumbre y malestar por diversos acontecimientos y, ante ello, quizás nos cueste mostrar agradecimiento por lo que nos ha dado la vida (p. ej., por la buena familia y amigos que tenemos, etc.). Pero no por ello es menos importante incorporar la gratitud a nuestro día a día.
El término gratitud proviene de la palabra del latín “gratia”, cuyo significado es agradecimiento, pudiendo definirse como ese estado afectivo positivo resultante de haber percibido que uno ha sido beneficiado gracias a algo o alguien de forma desinteresada, solidaria y gratuita. La gratitud puede servirnos para apreciar cada detalle de las experiencias enriquecedoras de la vida, lo cual promoverá un efecto favorecedor para nuestro bienestar.
La gratitud también podría definirse como un sentimiento de valoración y de aprecio para aquellas acciones que otras personas hacen a favor de uno mismo, implicando así como una especie de deuda moral con los que nos hacen bien, siendo un concepto que ha sido incorporado al ámbito de la psicología, y sobre todo al área de la psicología positiva debido a la relevancia que se encontró que tiene la gratitud para el bienestar de las personas y, por ende, para su felicidad.
Además, podríamos decir que experimentar sentimientos de gratitud por todo lo bueno que se ha recibido en la vida, así como otros factores positivos (p. ej., satisfacción con la vida, autoestima positiva, autorrealización, etc.), puede tener un efecto protector frente a diversos trastornos de la salud mental.
¿Cómo se practica la gratitud?
Cuando está dirigida hacia las personas, la gratitud se articula principalmente hacia la asertividad y la comunicación honesta. Esto suele pasar por dejar a un lado las diferencias personales, las formalidades u otros aspectos que suelen interferir en la comunicación directa, y salir de la zona de confort expresando nuestros sentimientos acerca de una acción que nos ha gustado: si nos limitamos a aportar información textual (que puede ser totalmente reducida a palabras), no estamos practicando la gratitud. Hay que abrirse y mostrar parte de nuestras vulnerabilidades, gustos, sensibilidades, etc.
Por otro lado, como la gratitud no siempre va dirigida a una persona o grupo de personas en conreto, también podemos aprender a aplicarla hacia aspectos de la vida más abstractos y que nos hacen sentir bien.
Una de las formas de poner en práctica la gratitud consiste en mostrar una atención plena al momento presente, centrándonos en cada detalle percibido por los cinco sentidos e intentando disfrutar de ese momento, dejando a un lado la melancolía por momentos del pasado que nos causen tristeza y también los momentos del futuro que nos causen sentimientos de intranquilidad y nerviosismo frente a la incertidumbre.
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Investigaciones acerca de los efectos de la gratitud sobre la salud mental
A continuación veremos dos interesantes investigaciones llevadas a cabo sobre los efectos de la gratitud sobre la salud mental.
1. Investigación sobre la gratitud de Emmons y McCullogh
En 2003, los investigadores estadounidenses Robert Emmons y Michael McCullough llevaron a cabo una serie de estudios acerca de los efectos de la gratitud sobre la salud mental, en los que participaron tres grupos de estudiantes, elegidos de forma aleatoria.
Los estudiantes del primer grupo debían cumplir la tarea de escribir una vez a la semana, durante el transcurso de diez semanas seguidas cinco cosas por las que se sintieran agradecidos. Los del segundo grupo tenían que apuntar cinco cosas que les hubieran causado enfado, anotándolas con la misma frecuencia que los del primer grupo. Por último, los del tercer grupo debían escribir acerca de experiencias que les hubieran influenciado, ya sean tanto negativas como positivas.
Los resultados de dicho estudio mostraron que los estudiantes pertenecientes al primer grupo, los cuales habían puesto en práctica la gratitud cada semana durante todo el tiempo que duró el experimento, se mostraron más felices y satisfechos con su vida en comparación con los participantes de los demás grupos, sobre todo con respecto a los del segundo grupo que únicamente podían anotar cosas negativas. Sin embargo, aunque los estudiantes del primer grupo se mostraron más satisfechos en general, este ejercicio no influyó en el hecho de que mostraran sentimientos negativos y positivos en su día a día.
Por otro lado, estos investigadores llevaron a cabo un segundo experimento en el que propusieron un aumento de las dosis de agradecimiento, de manera que los del grupo de agradecimiento ahora debían anotar cada día en un diario su gratitud y también debía valorar su propio bienestar. Los otros decían anotar aquello que le molestara en su día a día o compararse con otros socialmente; el último, debía anotar ambas.
Los resultados mostraron que los del primer grupo habían manifestado más sentimientos positivos y también mostraron mayor predisposición a ayudar a los demás que los de los otros grupos; aunque no hubo diferencias en relación con la experimentación de sentimientos negativos en el día a día.
En un tercer experimento con pacientes que padecían enfermedades neuromusculares estos investigadores mandaron que la mitad de ellos escribieran en un diario de gratitud durante 3 semanas, pudiéndose observar que estos pacientes habían cultivado su gratitud y, por ello, mostraron un mayor optimismo que los del otro grupo; al mismo tiempo que también se sentían más satisfechos con su vida y habían desarrollado una mayor confianza en sí mismos para afrontar los desafíos que se pudieran presentar la siguiente semana.
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2. Investigación sobre la gratitud de Dickens
La psicóloga Leah Dickens llevó a cabo una investigación en la que analizó 38 estudios que habían sido publicados entre los años 2003 y 2016, habiendo participado más de 5000 personas.
En dicha investigación pudo observar unos efectos entre leves y moderados acerca del entrenamiento de la gratitud, habiéndose puesto en práctica tareas como escribir un diario de gratitud, redactar una carta acerca de los diferentes aspectos del bienestar, etc.
Por otro lado, a pesar de que los efectos observados del entrenamiento en gratitud fueron entre leves y moderados, también se observó que se mantuvieron hasta unos meses, tal y como se pudo comprobar mediante cuestionarios que debieron contestar los participantes de todos esos estudios analizados. Por lo tanto, la conclusión que Dickens sacó de ello fue que el efecto del entrenamiento en gratitud es bastante notable a corto y medio plazo; además, poner en práctica estos ejercicios no resulta costoso ni económicamente ni en cuanto al tiempo requerido para ponerlo en práctica, por lo que está al alcance de todos.
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Los beneficios de la gratitud
poner en práctica la gratitud hacia las cosas buenas que otras personas hacen por nosotros en nuestro día a día puede ser muy beneficioso para nuestra salud mental y también para la de aquellas personas que han sido bondadosas con nosotros, creándose entre ambas partes una conexión emocional positiva promovida por las muestras de afecto positivo mutuo y todas aquellas conductas prosociales.
Aunque la gratitud puede expresarse de más formas y no siempre tiene por qué ir enfocada hacia los buenos actos que otras personas han hecho hacia nosotros, sino que también podemos mostrar gratitud por las cosas buenas que nos ha dado la vida o las experiencias vividas, e incluso podemos mostrarla hacia nosotros mismos por haber actuado como creíamos que era lo correcto, de forma que nuestros actos nos aporten paz y satisfacción sin esperar nada a cambio más allá de estar satisfechos por actuar siempre de forma congruente con nuestros valores, razonamientos y creencias.
Es por ello que podríamos decir que la gratitud es una dimensión que puede ir más allá de lo mundano. Una persona también puede mostrarse agradecida por la familia que le ha tocado, por estar disfrutando de un paseo por algún terreno natural que le aporte paz y además le ofrezca buenas vistas, etc. Por ello, las personas que suelen expresar gratitud por todo lo bueno, y no tan bueno, que les sucede y les ha dado la vida suelen gozar de una mejor salud, tanto mental como física, que les aporta bienestar y eso les permite poseer una mayor fortaleza frente a posibles obstáculos que pudieran aparecer.
En este sentido, la gratitud nos permite apreciar y saborear los aspectos bonitos de la vida y también nos puede ser de gran ayuda en aquellos momentos duros que se nos pudieran presentar a lo largo de nuestra vida en momentos determinados.
Así, podríamos decir que la gratitud causa un efecto que promueve el bienestar de las personas que tienden a mostrar agradecimiento por costumbre y, al mismo tiempo, es un protector de la salud mental frente a algunos trastornos mentales como la ansiedad o la depresión.
Hace posible que se creen redes de ayuda y colaboración entre personas y que, incluso cuando nadie nos está ayudando directamente, vivamos mejor al sentirnos protegidos y comprendidos.
