Alogia: cuando el lenguaje y el pensamiento dejan de fluir

Este síntoma aparece en trastornos como la esquizofrenia, y se vincula a un lenguaje empobrecido.

Pensar y construir un discurso más o menos elaborado puede parecer sencillo, ya que se trata de algo que se hace continuamente. Sin embargo, se trata de un proceso complejo y laborioso que entraña una gran cantidad de subprocesos mentales y de pasos intermedios.

Una gran mayoria de la población consigue llevar a cabo dichos procesos con éxito y estructurar un discurso interno coherente y cohesionado que es capaz de expresar y transmitir a los demás mediante un lenguaje rico y elaborado.

Sin embargo, existe una gran cantidad de personas que son incapaces de establecer un discurso lógico y comprensible. Esto ocurre en casos en los que entra en escena un fenómeno psicológico conocido como alogia. ¿Por qué ocurre esto?

¿Qué es la alogia?

La alogia es una alteración de la forma y el contenido del pensamiento y del lenguaje en forma de empobrecimiento, empobrecimiento observable en el discurso oral.

Si bien se observa en el lenguaje, la principal alteración de las personas con alogia se a nivel de pensamiento. Este se revela como ilógico y descoordinado, enlentecido y con severas dificultades para la abstracción. Resulta complicado desarrollar y gestionar las diferentes ideas, tardando más en dar respuesta a la estimulación externa.

A pesar de la gran cantidad de aspectos que incorpora, la alogia no es considerada un trastorno per se sino un síntoma de otra patología o alteración, tal y como ocurre por ejemplo con la abulia.

Síntomas asociados

Los síntomas más visibles son la presencia de una disminuida fluidez de pensamiento, un contenido del habla poco informativo y la reducción en el nivel de espontaneidad.

La persona con alogia presenta un habla poco fluida, expresándose a través de comunicaciones breves e incluso a base de monosílabos. El habla deja de ser espontánea y se reducen los intentos propios de comunicación con el medio, siendo más reactiva. Cuando se produce, la comunicación tiende a ser muy concreto, repetitivo y con poco contenido e información reflejada en él. También es frecuente que aparezcan bloqueos e interrupciones tanto en el discurso como en el pensamiento, perdiendo la dirección de éstos. Por este motivo suelen darse descarrilamientos, pérdidas de la asociación entre los diferentes componentes del discurso.

Otro aspecto relevante es la dificultad para captar metáforas y lenguaje simbólico, con lo que la persona tiende a comprender y usar únicamente el significado literal de los términos.

Por todo lo que implica, la alogia supone un elevado nivel de alteración en la vida de quien la padece. Se dificulta en gran medida la interacción social, con lo que se producen dificultades severas en la vida familiar y social. También en el ámbito laboral se produce un gran efecto, así como en el resto de ámbitos vitales del individuo.

Causas de la alogia

La alogia es un síntoma vinculado a la lógica, la capacidad de vincular el pensamiento, inhibirlo y gestionarlo conscientemente. Las causas de esta alteración están vinculadas a una disfunción en la síntesis de dopamina en áreas concretas del cerebro, concretamente de la vía mesocortical. Las regiones que forman parte de esta vía no reciben suficiente cantidad de esta sustancia, cosa que provoca tanto la alogia como otros síntomas negativos.

Al margen de ello también puede producirse debido a la presencia de lesiones en dicha vía, en la conexión del lóbulo frontal con los ganglios basales o por diferentes tipos de daños en el lóbulo temporal, concretamente en el área de Wernicke y en otras zonas vinculadas al lenguaje.

Trastornos en los que aparece

La alogia o pobreza de pensamiento resulta especialmente visible en la esquizofrenia, presentándose como un síntoma negativo. De hecho, se trata de uno de los principales síntomas negativos de este trastorno. Ello implica que supone una severa reducción de las capacidades básicas del sujeto.

Además de la esquizofrenia, la alogia puede aparecer en trastornos de otro tipo. Por ejemplo, es común que se presente en personas con demencia. Tampoco es extraño que aparezca en otros tipos de patologías, especialmente cuando tienen características psicóticas.

Por último, en ocasiones se han descrito manifestaciones semejantes a la alogia como reacción adversa a algunos medicamentos o sustancias que reducen el nivel de dopamina a nivel cerebral. Un ejemplo clásico son los antipsicóticos clásicos, que actúan reduciendo el nivel de dopamina de forma no selectiva. Si bien ello es útil en determinadas vías nerviosas para reducir los síntomas positivos en otras puede dificultar y agravar, e incluso generar, síntomas negativos como la alogia.

Tratamiento

El tratamiento de este tipo de síntomas puede resultar complejo de lograr, pero a pesar de ello cada vez se logran más avances en este sentido. Como en muchos otros casos, la manera de tratar un síntoma como la alogia dependerá en gran medida de su etiología (causas).

Teniendo en cuenta que se encuentra especialmente vinculada a la esquizofrenia, a nivel farmacológico suelen emplearse los antipsicóticos atípicos, los cuales generan un aumento de la dopamina a nivel mesocortical al actuar como antagonistas de la serotonina en diferentes núcleos cerebrales (que a su vez inhibe la síntesis de dopamina, por lo que se estaría inhibiendo un inhibidor).

El uso de derivados de las anfetaminas también parece generar resultados positivos cuando el aspecto a tratar es únicamente la presencia de alogia, si bien se requiere más investigación al respecto. Esta consideración no debe tenerse en cuenta en el caso de la esquizofrenia, pues el aumento de activación podría generar brotes psicóticos y síntomas positivos.

A nivel psicológico se recomienda el uso de diferentes tipos de terapias según el origen de este síntomas. Al margen de los programas específicos que se empleen, en general la rehabilitación psicosocial y la psicoeducación son de utilidad tanto para el individuo como para que el entorno tenga herramientas y pautas de actuación. El entrenamiento en habilidades sociales y de resolución de problemas también pueden ser de ayuda.

Referencias bibliográficas:

  • Asociación Americana de Psiquiatría (2002). DSM-IV-TR. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Edición española. Barcelona: Masson. (Original en inglés de 2000).

  • Desai, N., Gangadhar, B.N., Pradhan, N. & Channabasavanna, S.M. (1984). Treatment of negative schizophrenia with d-amphetamine. The American Journal of Psychiatry, 141, 723-724.

  • Santos, J.L. (2012). Psicopatología. Manual CEDE de Preparación PIR, 01. CEDE. Madrid.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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