La ansiedad es una emoción humana que, aunque necesaria, mucha gente asocia con trastornos psicológicos y razón no les falta. La ansiedad extrema puede traer consigo psicopatología diversa, problemas de salud física y mental que nos pasan factura.
Hay un tipo de ansiedad que, de primeras, parece que sirve para seguir adelante, funcionar correctamente en nuestro día a día. Esta, que la llaman ansiedad altamente funcional, da la sensación de que no es más que trabajar bajo un poco de presión pero, a la larga, trae consigo algunos problemas.
Hoy vamos a ver en qué consiste este peculiar problema que, aunque a día de hoy no se considera un trastorno, todo parece indicar que puede ser un factor de riesgo para presentar un trastorno de ansiedad.
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¿Qué es la ansiedad altamente funcional?
La ansiedad es una emoción común. Hay quienes la consideran una emoción intrínsecamente negativa, aunque otros consideran que, en su justa medida, sirve para poder hacer frente a las exigencias de la vida, preparándonos para enfrentarnos a momentos en los que se tendrá que movilizar muchos recursos para poder salir del paso. Sin embargo, se sabe que la ansiedad extrema puede traer consigo trastornos mentales y, de hecho, en el DSM-5 existe un grupo específico para los trastornos de ansiedad.
En los últimos años se ha ido hablando de un tipo de problemática que, si bien no es considerada un trastorno mental genuino, sí que puede traer consigo ciertos problemas y malestar psicológico de moderado a intenso: la ansiedad altamente funcional. Como su nombre viene a sugerir, se trata de un tipo de ansiedad en el que la persona funciona aparentemente bien en su vida cotidiana, sobre todo en el ámbito laboral, sin bloquearse ni entrar en pánico al tener que cumplir con sus quehaceres.
Se podría decir que son personas que consiguen funcionar mucho en las obligaciones del día a día, a pesar de presentar unos niveles de ansiedad preocupantes. Las personas con ansiedad altamente funcional, vistas desde fuera, cumplen con el cliché de persona trabajadora y exitosa: llega al trabajo pronto, con un aspecto inmaculado, siempre cumplidora con las fechas de entrega, nunca se ausenta en el trabajo y, a pesar de tener mil y un compromisos, los cumple todos.
Pero detrás de esta fachada de alto rendimiento y productividad hay una persona que tiene miedo al fracaso, a decepcionar a las personas de su entorno familiar y laboral, sobre todo a aquellas que le ayudaron a conseguir el trabajo o que han estado apoyándola.
Sufre un nerviosismo extremo, una necesidad casi patológica de cumplir, aunque eso suponga tener que quitarse tiempo para sí misma. De hecho, los momentos en los que no está trabajando los puede vivir como momentos en los que pierde el tiempo, sintiéndose culpable por no estar aprovechando para adelantar trabajo.
La ventaja de ser una persona con ansiedad altamente funcional es que se es muy productivo, pero la lista de desventajas anula los pros. Estas personas se preocupan mucho por quedar bien con todo el mundo, pueden hablar demasiado, sufrir tics nerviosos, sobrepensar las cosas y pierden mucho tiempo al llegar muy temprano al trabajo o a sus compromisos. Además, suelen necesitar reafirmación en todo lo que hacen, poniéndose en el peor de los escenarios si sienten que no están cumpliendo con lo que creen que la gente espera de ellos, incapaces de disfrutar del momento y padeciendo problemas del sueño.
Las personas con ansiedad altamente funcional pueden sufrir mucho en su vida personal porque no es capaz de parar la máquina, descansar un poco y disfrutar de su vida a pesar de que se encuentre agotada. Estando con la familia y amigos, ya sea en una reunión, tratando de disfrutar del aire libre o jugando en la playa, no puede evitar que su cabeza esté en otro lado, pensando en las tareas pendientes, en obligaciones del trabajo, en cuánto le queda pendiente para entregar un proyecto o para redactar un informe.
Quienes presentan este peculiar tipo de ansiedad bien pueden ser tildadas de “perfeccionistas” y ser vistas como individuos que tienden a estar estresados de forma natural, personas con mucho neuroticismo. Cómo emanan una imagen de éxito, a la mínima que se quejan y se preocupan de su salud mental, puede que su entorno les diga que son demasiado exagerados, dramáticos incluso y que, como al fin y al cabo trabajan bien, “¿qué problema va a haber?”.
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Funcional al principio, trastorno al final
La ansiedad altamente funcional no es un trastorno psicológico. Si bien el ser altamente eficaz en el ámbito laboral se puede ver como una ansiada ventaja, que esto implique hacerlo a costa de la vida familiar, social y el ocio hace que la persona con este tipo de ansiedad se prive de experiencias significativas con familiares, amigos y otras personas significativas de su entorno.
Puede que aceptemos que somos así, que el tener ansiedad es algo normal en nuestras vidas y que es poco lo que se le puede hacer. Sin embargo, la ansiedad mantenida por largo tiempo y de forma constante puede traer consigo problemas más graves, como por ejemplo el presentar un trastorno de ansiedad genuino, además de presentar síntomas psicosomáticos como problemas gastrointestinales, dermatológicos, cardiovasculares...
Ser muy eficaz en nuestro puesto de trabajo está muy bien, pero si esto nos supone malestar psicológico y no nos permite disfrutar de la vida, entonces estamos ante un problema que lo más probable requiera ayuda psicológica. Acudir a un psicólogo por esto no debe ser visto como una exageración o un síntoma de debilidad, sino como una forma de aprender a gestionar mejor la ansiedad que, si se le deja campar a sus anchas, nos puede jugar una mala pasada.
Es importante entender que nuestro valor como persona no lo encontraremos en una lista de tareas realizadas en nuestro puesto de trabajo, ni que nuestra autoestima ni autorrealización dependen exclusivamente de la presión a la que estemos sometidos en el empleo. La salud física y mental son aspectos muy importantes a cuidar, además de nuestra familia y amigos, esferas de nuestra vida que nos ofrecerán placer y que, de ser un entorno sano y funcional, funcionarán como factor de protección ante un trastorno de ansiedad.
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¿Qué podemos hacer?
A parte de acudir a un psicólogo para asegurarse de que el problema no vaya a más, son varios los pequeños cambios que podemos incorporar en nuestro día a día que nos servirán para reducir la ansiedad altamente funcional a la vez que seguimos siendo personas funcionales en nuestro trabajo.
1. Aprender a decir “no” en el trabajo
Sí a esto, sí a aquello, sí a lo otro… este tipo de frase es muy común en las personas con ansiedad altamente funcional, quienes aceptan todos los informes, proyectos, reuniones y demás tareas laborales que su jefe u otro compañero le piden que haga.
Ha llegado el momento de decir que no. Toca poner límites, fijándonos en cómo nos sentimos cuando nos dicen si amablemente podemos hacer tal proyecto o tal informe. Cierto que cuesta decirle “no” a un jefe, pero si lo que nos pide está fuera de nuestras obligaciones es conveniente dejárselo a otro o, al menos, dejarlo para más tarde.
Una buena forma de evitar esta sobresaturación de obligaciones laborales es cambiar el “sí” inicial por un “cuando me organice, te lo confirmo”; así no nos ponemos esa carga y si vemos que tenemos un hueco, un momento que nos permita hacer eso con calma y sin prisas, entonces lo cogemos libremente.
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2. Anotar el descanso en la agenda
Si eres una de esas personas con tendencia a trabajar demasiadas horas seguidas, una buena opción para ponerle “stop” es marcar en tu propia agenda el tiempo para el descanso o para el ocio y, claro está, respetarlo.
Las personas con ansiedad altamente funcional suelen respetar las tareas que se han apuntado en la agenda y esta, aunque sea descansar, también se debe ver como una más a cumplir. Apuntándola estableces compromiso contigo mismo, dejando un tiempo para tu cuidado y descanso laboral. Es altamente recomendable dejarse un día completo a la semana para descansar.
3. Mover el cuerpo
Hacer ejercicio físico es fundamental para nuestra salud física y mental, pero a veces no nos da tiempo para ello. La sensación de que no se tiene tiempo para nada es común en las personas con ansiedad altamente funcional, así que una alternativa al ejercicio convencional es hacer estiramientos.
Con tan solo unos 15 minutos de estiramientos, con respiraciones conscientes y seguidos de unos cuantos minutos caminando o realizando actividad física suave puedes combatir la sensación de ansiedad.
Si por el otro lado disponemos de más tiempo o nos motivamos para hacer ejercicio más intenso ¡adelante!, toda actividad física ayuda a calmar la mente y, por lo tanto, nos quita un poco la ansiedad.
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4. Desconectar para conectar contigo mismo
Cuando pensamos en una persona muy pendiente de su trabajo se nos viene a la mente un individuo que está cada dos por tres consultando su correo, los mensajes de chat o mirando a ver si ha recibido una llamada. Aunque se esté en la hora de descanso, tener los dispositivos encendidos no permite a las personas con ansiedad altamente funcional olvidarse del trabajo, motivo más que de sobra para decidir apagarlos todos y desconectar verdaderamente.
Al final del día, al acabar de trabajar o en el momento del descanso, deja el móvil, el ordenador, la tablet y cualquier aparato y tómate el tiempo necesario para realizar algún hábito agradable. Ya sea leer, escuchar música, meditar, hacer macramé o lo que sea, hazlo sin tener el móvil conectado. Desconecta para conectar contigo mismo.