Cuando escuchas las palabras "cáncer" y “es malo” es como un jarro de agua fría. No sabes ni como actuar, no reaccionas, el médico habla y habla y tú no te enteras de nada (M.J., superviviente de cáncer de mama).
Esto me contestó una superviviente de cáncer de mama cuando decidí documentarme sobre el tema entrevistando a personas que lo han sufrido en primera persona.
El cáncer de mama es el segundo tipo de cáncer más prevalente, especialmente en mujeres. Tan solo en España se diagnostican más de 33.000 casos al año (datos de Aecc 2019).
Por suerte, los datos sobre la supervivencia son cada vez mejores. De hecho, según datos de la Aecc, si se detecta en su etapa inicial, las posibilidades de curación son del 100%. En esta etapa tenemos una gran responsabilidad sobre nuestra salud: la de hacernos las revisiones pertinentes cada año.
Este tipo de cáncer puede detectarse mucho antes de que aparezca ningún síntoma: una mamografía por ejemplo puede detectar anomalías hasta dos años antes de que sean palpables.
En este artículo quisiera hablar del impacto psicológico del cáncer de mama, tanto para las enfermas (hablaré en femenino puesto que la mayor parte de las pacientes son mujeres) como para los familiares y/o cuidadores.
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Las consecuencias psicológicas el cáncer de mama
Tras mis conversaciones con supervivientes y familiares de personas con cáncer voy a diferenciar tres momentos clave: diagnóstico, tratamiento y post tratamiento.
Fase de diagnóstico
Desde el momento en el que te han detectado una anomalía estás como en una nube. Muchas pruebas y algunas muy desagradables. La mitad de las veces no sabemos para qué son y ni siquiera sabemos pronunciarlas, pero vamos a todas ellas a ver si alguien te da información o ves algún gesto en alguien que te dé una pista, pero nada. Sólo te las hacen y te vas a casa.
En estos primeros momentos, antes del diagnóstico, ya aparece la incertidumbre y el miedo. Aparece la rumiación, las preocupaciones, los pensamientos negativos, las anticipaciones... No obstante, en este momento se mezclan mezcladas con esperanza de que al final todo quede en un susto.
La esperanza es una emoción muy potente que puede proteger y dar determinación para poder soportar todas las pruebas.
En el momento en que se confirma el diagnóstico de cáncer de mama la sensación es de pánico (tal como queda expresado en el inicio de este artículo).
El pánico es una sensación muy intensa de ansiedad en un momento determinado. Una sensación de terror, en este caso, ante un potencial peligro, ya que la palabra cáncer tiene muy asociada la palabra "muerte" (con todo lo que conlleva) a pesar de que no se tenga la certeza de si ocurrirá o no.
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¿Qué síntomas tiene un ataque de pánico?
Los principales síntomas vinculados a los ataques de pánico son los siguientes.
- Taquicardia: el corazón comienza a latir muy fuerte
- Dolor en el pecho o en el estómago
- Dificultad para respirar, hiperventilación
- Sensación de debilidad muscular o mareo
- Sudoración
- Calor o escalofríos
- Hormigueo o entumecimiento de las manos
- Sensación de irrealidad, disociación
Es muy probable que el médico esté explicando temas importantes del diagnóstico, pronóstico y tratamiento, mientras la mujer está en este episodio de pánico incapaz de escuchar. No puede escuchar ni prestar atención porque toda su atención está centrada en la palabra “muerte” y dolor.
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¿Para qué es importante solicitar ayuda psicológica en este momento?
Es importante para prevenir secuelas psicológicas y para poder conseguir una buena actitud con la que afrontar el tratamiento y post tratamiento de la mejor manera posible.
En este momento se debe trabajar en las siguientes áreas:
- Reducir la búsqueda de información en lugares erróneos como los buscadores de internet.
- El afrontamiento: la capacidad de resiliencia de la paciente
- Tolerancia a la incertidumbre
- Gestión emocional sobre todo de la ansiedad y el miedo
- Trabajo sobre los pensamientos negativos y los errores cognitivos.
- Fortalecer la red de apoyo
Fase de tratamiento
Durante la fase del tratamiento empiezan a suceder cambios físicos evidentes como la caída del pelo. No obstante, a pesar del shock inicial el tratamiento es tan duro que deja poco tiempo para pensar.
La labor del psicólogo en esta etapa es fundamentalmente de sostenimiento. En este sentido, las funciones más importantes que lleva a cabo el psicólogo son las siguientes:
- Mantener enfocada a la paciente en el objetivo: superar la enfermedad.
- Trabajo en actitud positiva y motivación para una mejor adherencia al tratamiento.
- Creación y/o mantenimiento de hábitos básicos saludables como higiene del sueño, alimentación correcta o aseo personal.
- Gestión emocional de los “bajones”
- Gestión de pensamientos negativos y errores de pensamiento como el catastrofismo.
Fase de post-tratamiento
Cuando se termina el tratamiento es un momento muy desolador en el que te quedas desamparada y con la sensación de que vas a volver a tener otro en cualquier momento y en cualquier sitio. A partir de entonces todo lo que te pasa: un dolor en una rodilla, un constipado o un simple dolor de cabeza por cambio atmosférico en nuestra mente solo retumba la palabra 'cáncer'.
Como he dicho anteriormente, en la fase de tratamiento la mayoría de las mujeres se centran en la quimioterapia, la radioterapia o el tratamiento que le hayan prescrito, en ir y volver del hospital y en el malestar provocado por los fármacos.
Estás tan centrada en el malestar físico que no tienes tiempo de pensar en otra cosa.
Una vez terminado el tratamiento es cuando la paciente empieza a fijarse en las secuelas:
- Caída del pelo de todo el cuerpo, especialmente del más visible: cabeza, pestañas y cejas
- Debilitación de las uñas (se pueden llegar a poner moradas y caerse)
- Piel más fina y sensible
- Extirpación de uno o dos senos: cicatriz, cambio físico
- Problemas de movilidad de los brazos y pérdida de fuerza debido tras la linfadenectomía y/o reconstrucción
- Dolor de los injertos
- Posible linfedema (inflamación del brazo por acumulación de líquido)
- Cambios en el estilo de vida al tener que estar constantemente pendiente de evitar heridas, cambios bruscos de temperatura, quemaduras, picaduras y pinchazos.
- Otros
Estas son algunas de las secuelas que me han referido en las entrevistas. Dependiendo de la mujer pueden aparecer todas, algunas o otras diferentes. Si has pasado o estás pasando por este proceso me ayudaría mucho (y a otras mujeres) que pudieras dejar un comentario con las secuelas que has experimentado.
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Consejos para un mejor afrontamiento psicológico del cáncer de mama
Estos son los principales consejos a tener en cuenta ante esta clase de situaciones.
- Buscar información adecuada: no utilizar los buscadores de internet. En su lugar hablar con médicos, psicólogos, con las diferentes asociaciones del cáncer o grupos de ayuda.
- Eliminar la presión de tener que “ser fuerte”: otorgarse el permiso para llorar, estar enfadada, comunicar los miedos, las preocupaciones y pedir ayuda.
- Normalizar las emociones: el miedo, la ansiedad, la angustia, la tristeza son emociones normales en este tipo de situaciones.
- Tener buenos hábitos: cuidar la alimentación, respetar los horarios de sueño y descanso, hacer ejercicio suave como por ejemplo caminar.
- Continuar con actividades agradables o aprovechar para comenzar una actividad que entretenga y evada como pintar, hacer manualidades, costura, leer…
- No alejarse del círculo social.
- Que la enfermedad no sea el centro de la vida: importante recordar que “No eres una enferma, sino que estás enferma que es diferente”. Una buena actitud es muy importante para mantener las fuerzas y superar el cáncer.
- Practicar Mindfulness o meditación: te ayudarán a ejercitar la atención, mantenerte en el momento presente, no quedarte “enganchada” a tus pensamientos negativos ni a la preocupación constante por el futuro.