Las personas trans constituyen uno de los segmentos de la población en los que existe un mayor grado de discriminación incluso hoy en día.
Estadísticamente, las personas que no han desarrollado una identidad de género que encaja con los cánones de lo cis (basados en los roles de género) sufren una tasa de paro mucho mayor, y también presentan un mayor riesgo de intentar terminar con su vida. Esto no se debe a que el hecho de ser trans sea una patología (esta concepción patologizante ha sido descartada desde la psiquiatría y la psicología clínica), sino a los fuertes estigmas y dinámicas discriminatorias contra ellas que siguen existiendo.
Por ello, ha surgido lo que se conoce psicología afirmativa, desde la cual se presta especial atención a las experiencias de las personas trans, para ayudarles a integrar en sí mismas y a aceptar su identidad de género no normativa. En este artículo veremos en qué consiste.
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¿Qué es la psicología afirmativa?
La psicología afirmativa es una aproximación de la psicología aplicada hacia los problemas y necesidades que suelen afectar a las personas de la comunidad LGTBI. Se trata de una manera de abordar las experiencias ligadas a las orientaciones sexuales y las identidades de género que se salen de la norma, es decir, vivencias relacionadas con la posibilidad de expresar la diversidad sexual y de género de manera libre y sin complejos.
Se trata de una visión no patologizante; es decir, no asume que existe una estructura psíquica cualitativamente diferente y problemática en las personas homosexuales y trans, por lo que no propone una curación hacia la heterosexualidad o la identidad cisgénero.
De hecho, se originó como una manera de ayudar a las personas homosexuales y bisexuales para que pudieran desarrollar una perspectiva positiva sobre su orientación sexual, aceptándose y no dando por supuesto que tienen una enfermedad, lidiando con los estigmas y los mitos que rodean a su colectivo; con el tiempo, se empezó a trabajar también en la ayuda a las personas trans y asexuales.
Precisamente esto explica por qué hablamos de psicología afirmativa: se trata de afirmar de manera positiva y constructiva esa parte de la identidad de una persona, sin reprimirla ni intentar eliminarla para encajar en “la norma” con tal de desprenderse del estigma social que durante mucho tiempo ha afectado a las personas del colectivo LGTBI. Y es que como hay toda una serie de expectativas, prejuicios y roles muy interiorizados por la sociedad y que presuponen cómo se deben comportar los hombres y las mujeres, cualquier disidencia en este sentido ha sido muy castigada, llegando a ser vista como parte de una enfermedad.
Así, esta manera de juzgar a las minorías ha llegado a producir un efecto de profecía autocumplida, dañando la salud mental de estas.
Este tipo de prejuicios e ideas patologizantes han generado una serie de estigmas sociales que, en algunos casos, incluso han quedado materializados en una legislación discriminatoria. Afortunadamente, en la actualidad países como España se está desprendiendo de esos elementos discriminatorios en sus normas escritas, pero aún permanecen toda una serie de dinámicas sociales que reproducen el malestar con uno mismo en muchas de las personas de los colectivos LGTBI.
Por otro lado, la psicología afirmativa no debe ser entendida como la psicología aplicada a la sexualidad de las personas que no encajan en los cánones de la heterosexualidad y la identidad cisgénero. Esto es así porque no se limita a los problemas y necesidades asociadas a las prácticas sexuales, sino que aborda sobre todo asuntos bio-psico-sociales derivadas del estigma y de la hegemonía de los roles de género.
En definitiva, la psicología afirmativa se fundamenta en la idea de la aceptación de las orientaciones e identidades sexuales; no se busca reprimir o disimular esa faceta de uno mismo, sino integrarla en el autoconcepto y poder expresarla de una manera satisfactoria y no limitada por complejos personales.
Es decir, que desde la psicología afirmativa no se propone el objetivo de “curar” una psicopatología (puesto que las identidades de género que se salen de la norma no son un trastorno), sino poner el foco en las experiencias habituales de las personas del colectivo LGTB para abordar sus problemas y necesidades comprendiendo por lo que pasan, yendo más allá de las presuposiciones que muchas veces se basan en el paradigma de los cis y de la heteronorma.
No es un tipo de terapia concreta ni de un modelo de intervención con técnicas y estrategias específicas y únicas para estos casos, sino más bien un conjunto de ideas y referencias para adaptarse a la clase de vivencias que en muchas ocasiones llevan a este tipo de minorías a buscar apoyo psicológico profesional.
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Principales áreas de trabajo del apoyo psicológico para las personas trans
Tal y como hemos visto, la psicología afirmativa no se ciñe únicamente a proporcionar ayuda a las personas trans; de hecho, se origina con la atención a las personas homosexuales, aunque con el tiempo ha ampliado su foco de acción incluyendo a todo el colectivo LGTBI. Por ello, centrándonos en la atención a las personas trans desde la psicología afirmativa, cabe destacar los siguientes frentes de intervención.
1. Psicoeducación en el ámbito de las identidades de género
Existe mucha desinformación acerca de todo lo relativo a las experiencias de quienes forman parte del colectivo LGTBI, y algunos de estos mitos causan problemas. Por ello, la psicoeducación es fundamental.
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2. Combatir la transfobia internalizada
La transfobia no es simplemente un fenómeno social; tiene también un componente individualizado, de creencias y sentimientos que calan tan hondo que son aceptadas incluso por muchas personas trans, que se culpan a sí mismas por ser “raras” o “degeneradas” y solo ven como salida una “curación” a lo que les ocurre. Muchas veces, estas creencias patologizantes conviven con otras de auto-aceptación, combatiendo contra ellas y dando lugar a conductas aparentemente contradictorias.
Por ello, desde la psicología afirmativa se ayuda a la persona a desprenderse definitivamente de estas creencias disfuncionales y a adoptar una perspectiva positiva sobre su identidad de género.
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3. Apoyo al afrontar la incertidumbre y las ideas y creencias contradictorias
Como la identidad de género se sale de los cánones de lo cisgénero, las personas trans tienden a sentirse mucho más desorientadas y con falta de referentes; por ello, se ven obligadas a examinar muchos más aspectos de sus maneras de comportarse, y sin una guía proporcionada por instituciones externas, es fácil poner el foco en las contradicciones que les genera su “filosofía de vida”.
Por ejemplo, muchas personas trans ven problemático aceptarse a sí mismas y a la vez mantener creencias religiosas cuyas principales instituciones difunden mensajes tránsfobos o, al menos, no tienen en cuenta lo trans-
Por ello, desde la psicología afirmativa se ayuda a afrontar esta falta de respuestas que paree no afectar al resto de personas, y a asumir un cierto grado de contradicción en las creencias de uno mismo (dado que es imposible desarrollar creencias en completa harmonía), siempre que esa fricción entre ideas no genere mucho malestar o lleve al rechazo a uno mismo.
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4. Apoyo en los conflictos intrafamiliares
Por desgracia, las identidades trans siguen desencadenando conflictos en el ámbito familiar debido a la transfobia. Por ello, en terapia se ayuda a las personas trans a afrontar estos problemas y, si es posible, se realizan abordajes mediante la terapia familiar para solucionar el problema de raíz.
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