Combatir un trauma psicológico es complejo, pero está lejos de resultar imposible. De hecho, forma parte de lo habitual en los procesos de psicoterapia, y actualmente existen varios programas de intervención y estrategias que ayudan a conseguirlo logrando efectos persistentes en el largo plazo.
En este artículo haremos un repaso por varios consejos para saber combatir el trauma, o mejor dicho, superarlo.
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¿Qué es un trauma psicológico?
El trauma psicológico es una alteración emocional y comportamental que forma parte de las secuelas de un evento doloroso por el que ha pasado una persona. Esta clase de eventos pueden tener que ver con una situación en la que se produjo violencia física o un accidente que puso en peligro la integridad física de alguien (y de hecho, es muy frecuente que se den estas características), pero también se puede dar el caso de que lo dañino sea más abstracto y sutil, y no implique dolor físico o heridas, contusiones…
En la práctica, el trauma psicológico puede ser definido como la “marca” emocional que estas situaciones dejaron en el sistema de memoria de quien desarrolla esta alteración. Estas secuelas psicológicas pueden permanecer latentes o “dormidas” durante un tiempo y, llegado un punto, empezar a manifestarse y a impedir que la persona tenga una buena calidad de vida.
Los síntomas a través de los cuales se manifiesta el trauma tienden a estar vinculados a un exceso de ansiedad, aunque esta alteración no forma parte de la categoría de los trastornos de ansiedad (en la que encontramos las fobias, las crisis de pánico, la ansiedad generalizada y otras psicopatologías similares).
También es frecuente que surjan sentimientos de culpa: son muchas las personas que se sienten responsables por sufrir ese problema, incluso aunque hayan quedado traumatizadas por experiencias en las que fueron las víctimas (maltrato, abusos sexuales en la infancia…).
Tal y como ocurre con todos los trastornos psicológicos en general, el trauma puede estar presente en diversos grados de intensidad, y en los casos más severos, puede ir acompañado incluso de síntomas de tipo disociativo. Por ejemplo, estos se dan cuando la persona pierde consciencia del momento y el lugar en el que está al evocar los recuerdos vinculados al trauma.
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5 claves para combatir y superar un trauma
Por suerte, el trauma es una experiencia que puede ser superada. A continuación encontrarás varias de las ideas clave para saber cómo hacerlo, aunque debes tener en cuenta que cada caso tiene sus particularidades.
1. Acudir a terapia
El primer consejo es que resulta fundamental asistir a terapia. El trauma es una alteración lo suficientemente grave como para buscar ayuda profesional y no infravalorar su capacidad destructiva.
Desde la psicoterapia y la medicina se aportan herramientas que ayudan al paciente tanto a mitigar el malestar generado por los síntomas del trauma como a superar esta condición, darle una resolución. De este modo, los programas de intervención fijan objetivos a corto y largo plazo.
Además, es importante que una vez empezado el tratamiento seas constante yendo a las sesiones y no interrumpiéndolo cuando notes que te sientes algo mejor. Caer en ese error puede hacer que en cuestión de días o pocas semanas pierdas buena parte de los progresos realizados, ya que aún no han quedado “fijados” del todo en tu manera de gestionar las emociones y de interactuar con el entorno.
Por otro lado, como los médicos y psicólogos que lleven tu caso conocerán mejor las características de tu problema individual, en el caso de que sus indicaciones entren en contradicción con listados de consejos generales como este, debes darle más valor a su palabra.
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2. No trates de bloquear esos recuerdos
Si te obsesionas con intentar dejar fuera de tu consciencia esos pensamientos intrusivos ligados al trauma, les estarás dando más poder sobre ti, y tan solo conseguirás el efecto contrario al deseado. Tampoco intentes dejar la mente “en blanco”, dado que eso es imposible y te frustrarás.
Asume que no puedes controlar totalmente lo que pasa por tu mente y que esta siempre estará sujeta a un torrente de pensamientos que irán surgiendo uno tras otro, algunos de los cuales te generarán cierto malestar.
3. No temas a los conceptos que rodean al trauma
Todo trauma tiene un núcleo de imágenes e ideas que nos resultan insoportables en un momento dado y nos hacen sentir muy mal, y toda una serie de contenidos mentales que orbitan a su alrededor y que nos generan malestar, pero no de manera tan intensa. Lo mejor es que no asumas que este segundo grupo de pensamientos e imágenes te llevarán sí o sí a revivir el trauma, y que trates de “perderles el miedo”.
Por ejemplo, no evites visitar ciertos lugares que tiene una vinculación indirecta con lo que te hace revivir los recuerdos de tipo traumático, y de hecho, trata de darles otras connotaciones. Realiza actividades nuevas, positivas y estimulantes desde tu punto de vista de un modo que esa clase de experiencias se vinculen a esos contenidos de “la órbita”. De esa manera les perderás el respeto y los dominios del trauma se irán estrechando cada vez más, dándote más margen de maniobra.
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4. Practica la aceptación del malestar
Debes entrenar tu capacidad de mantener en mente ciertos contenidos generadores de malestar. No solo aquellos vinculados al trauma, sino todos en general. De esta manera serás cada vez mejor a la hora de no evitar ciertas ideas e imágenes, y estas se irán de tu consciencia tal y como han venido.
En este sentido, te puede resultar útil practicar Mindfulness. Este tipo de ejercicios te llevarán a ser consciente de las experiencias asociadas al aquí y ahora sin juzgarlas, tan solo aceptándolas como lo que son.
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5. Apóyate en tus amigos y familiares
El proceso de superación de un trauma no es totalmente individual. Somos seres sociales, y es normal buscar el poyo de los demás cuando nos sentimos especialmente vulnerables. Intenta evitar que tu manera de experimentar el trauma pase por aislarte.
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Javier Ares Arranz
Javier Ares Arranz
Psicólogo especialista en Depresión, Ansiedad y Pareja.
Mi nombre es Javier Ares y soy Psicólogo General Sanitario experto en formas de malestar asociadas a la ansiedad, la depresión y/o los problemas de pareja, los cuales abordo sobre todo desde la terapia cognitivo-conductual.