La orientación y la movilidad son habilidades fundamentales para el desarrollo de la autonomía, que cobran especial relevancia en el caso de personas que tienen ceguera o visión reducida. Entre otras cosas, estas habilidades facilitan el uso del bastón y otras tecnologías importantes para el desplazamiento, además de que fortalecen la conciencia y el reconocimiento de uno mismo en relación con el entorno.
En este artículo explicamos de qué manera podemos estimular la orientación y la movilidad en personas con ceguera y cuál es la relevancia de estas funciones en el desarrollo psicomotor.
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Orientación y Movilidad
La orientación y la movilidad son dos procesos psicomotrices de fundamental importancia para nuestro desarrollo y autonomía. Al ser procesos psicomotores incluyen elementos de dos órdenes distintos, pero interrelacionados: elementos del orden psicológico, y elementos del orden motriz.
Los primeros son aquellos que se relacionan con los procesos necesarios para ejecutar acciones, para percibir e interpretar los fenómenos de mundo, para planear acciones, tomar decisiones, etcétera. Los segundos son los que tienen que ver con el sistema motor, es decir, con el nuestros movimientos voluntarios e involuntarios, nuestro equilibrio, nuestra postura, nuestras extremidades, entre otros.
Ambos órdenes quedan vinculados a través de la participación de nuestros sentidos: el tacto, el olfato, el gusto, el odio y la visión. Así, de acuerdo con el funcionamiento de estos últimos, nuestra psicomotricidad puede funcionar también de una forma o de otra. Tanto la psicomotricidad, como la orientación y la movilidad son procesos que se relacionan con nuestra conciencia corporal. Específicamente la orientación es el proceso mediante el cual utilizamos nuestros sentidos para establecer una posición y una relación con los objetos del mundo. Y la movilidad es la habilidad para desplazarnos entre dichos objetos.
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Esquema sensorial, orientación y movilidad
Como hemos visto, la participación de los sentidos es fundamental para el desarrollo de la orientación y la movilidad, y en el caso de la ausencia total o parcial de visión, su estimulación (la de los sentidos) se vuelve aún más importante. Así mismo y al ser habilidades fundamentales para el desarrollo de la autonomía, el desarrollo de la orientación y la movilidad cobran especial relevancia en el caso de las personas con ceguera o debilidad visual. De hecho son dos de las habilidades que forma parte importante durante el entrenamiento para el uso del bastón y otras tecnologías de apoyo.
Más allá de ser el actos fundamentales para desplazarnos de un lugar a otro, la orientación y la movilidad nos dan la posibilidad de organizar y familiarizarnos con el mundo a través del contacto físico, de saber dónde estamos y hacia dónde vamos.
¿Cómo estimular la orientación y la movilidad en personas con ceguera?
La estimulación de la orientación y la movilidad de personas con ceguera depende de muchos factores que pueden ser distintos de acuerdo con las necesidades y las circunstancias de cada persona. Por ejemplo, el proceso puede ser distinto entre un adulto que ha adquirido ceguera y un niño que ha nacido con ceguera.
En este último, la orientación y la movilidad pueden pre-estimularse a través de las habilidades motoras gruesas y finas, así como a través de la adquisición de distintos conceptos. Es así porque hasta los 2 - 3 años el niño estará listo para comenzar su proceso de desplazamiento. En el caso de los adultos, el proceso puede no requerir una pre-estimulación motriz, pero sí una reestructuración de la percepción del espacio en relación con el propio cuerpo.
Así mismo, la ceguera en muchos casos no se presenta de manera total, sino parcial, o con una visión reducida, y en estos casos, las estrategias para la estimulación también pueden ser diferentes.
De cualquiera forma, no solo se trata de habilidades y procesos, sino que la orientación y la movilidad son dos necesidades que la propia persona va desarrollando por sí misma, a través del contacto físico con los elementos del exterior. En este sentido, los profesionales o familiares que tenemos la intención de facilitar el proceso de autonomía debemos estar conscientes y mantenernos respetuosos ante los ritmos de cada persona, así como ser flexibles ante la necesidad individual de explorar y de ubicarse corporalmente.
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5 estrategias
A grandes rasgos, algunas dimensiones que podemos estimular para favorecer la orientación y la movilidad de las personas con ceguera son el esquema corporal, los conceptos relacionados con el espacio y el tiempo, los conceptos relacionados con el ambiente o la urbe, la motricidad fina y gruesa, y la percepción sensorial.
Todas ellas forman parte de la psicomotricidad, están relacionadas entre sí y tienen la característica común de que permiten poner en relación nuestro cuerpo con los elementos materiales y semióticos que lo rodean y lo colocan en determinada posición.
1. Esquema corporal
El esquema corporal es la representación que construimos y adquirimos sobre el propio cuerpo. Hace referencia tanto a las partes de mismo, como a sus funciones y movimientos. Incluye la exploración personal de lo corporal, y de su relación con los elementos externos.
Conlleva también un elemento social, ya que la adquisición del esquema corporal ocurre en correspondencia con las normas sociales que nos dicen cómo es y cuáles son las partes del propio cuerpo, y que nos permiten entablar distintas relaciones con nosotros mismos. Y también con los objetos externos, porque nos permiten entablar relaciones espaciales, identificar estímulos que reconocemos que no son parte de nosotros mismos.
2. Conceptos espaciales y temporales
Los conceptos espaciales son los que nos permiten establecer esquemas de relación y posición. Hacen referencia a las superficies y a los términos con los que podemos referirnos a estas. También se relacionan con nociones como magnitud, distancia, tamaño, cantidad, peso o volumen; y con conceptos como izquierda-derecha, arriba-abajo, reconocer un lado u otro.
Sabemos que hay un desarrollo de los conceptos espaciales como las categorías de posición, las formas y las medidas cuando la persona ha establecido una idea de punto de referencia y modelos de búsqueda sistemática a través de las manos. Esto suele ocurrir desde los 2 o 3 años de edad, y puede estimularse más adelante.
En el mismo sentido, las nociones como ayer, hoy, mañana, día, noche favorecen entre otras cosas la apropiación espaciotemporal del entorno y la ubicación del propio cuerpo en este.
3. Conceptos ambientales/urbanos
Los conceptos espaciales son básicamente los nombres de los objetos que nos rodean. Sobre todo es importante reforzar el reconocimiento de los objetos que se utilizan con mayor frecuencia. Así mismo incluyen conceptos relacionados con lo que existe en el entorno próximo. Por ejemplo, los elementos del ambiente, como el suelo, la habitación, el pasillo, el semáforo, los coches, etcétera.
Se trata de identificar elementos salientes del entorno, aprender qué lugares existen y dónde se encuentran, y posteriormente establecer rutas o secuencias que conecten entre sí todos estos elementos. Así mismo esto permite la identificación de obstáculos y generar herramientas evitativas (técnicas de protección).
A partir de ahí el caminante puede identificar un trazo que le dirija por una trayectoria o ruta específica, luego actualizar sus posiciones respecto a señales en el camino y finalmente utilizar conceptos generales sobre el espacio.
4. Motricidad gruesa y fina
Se trata de favorecer elementos como la postura, la marcha y el equilibrio, por un lado, y por otro habilidades relacionadas con la manipulación de objetos pequeños, que ayuda a la estimación de distancias y la coordinación. La motricidad gruesa y la motricidad fina son fundamentales para reforzar los procesos cognoscitivos así como la percepción sobre el propio cuerpo y comprender su relación con los objetos externos a gran escala.
De acuerdo con la edad de la persona pueden realizarse muchas actividades distintas que favorezcan estas habilidades, y pueden ir desde manejar un triciclo y ensartar cuentas pequeñas, hasta hacer actividad física compleja.
5. Percepción sensorial
La estimulación sensorial es de fundamental importancia porque nos permite establecer puntos de referencia y discriminar entre distintos estímulos en el entorno así como relaciones con este. Específicamente en el caso del oído es importante tomar en cuenta conceptos como identificación, discriminación, seguimiento, y detección de áreas de “sombra de sonido”.
En el caso del tacto es importante la experiencia directa de la piel al contacto con los objetos, aunque también puede haber contacto intermedio (por ejemplo, el reconocimiento de una fruta con un tenedor). Los sentidos olfativo y gustativo pueden recibir estimulación a partir de la discriminación y la identificación de distintos estímulos, incluso los más cotidianos.
Referencias bibliográficas:
- Martínez, C. (2010). Entrenamiento en Orientación y Movilidad: Debe hacerse. Recuperado 21 de junio de 2018. Disponible en http://www.tsbvi.edu/seehear/fall98/waytogo-span.htm.