Ceguera cortical: causas, síntomas y tratamiento

Para que haya ceguera no es necesario que los ojos funcionen mal: el fallo puede ser cerebral.

Ceguera cortical
Esta enfermedad aparece con ciertas lesiones o malformaciones en el cerebro.MaxPixel.

El sentido de la vista es uno de los más desarrollados y más importantes para el ser humano. Aunque no es imposible vivir sin este sentido (como ameritan las numerosas personas que viven su vida con ceguera), su ausencia supone una importante dificultad a la hora de relacionarse con el mundo, especialmente si la ceguera no es de nacimiento sino adquirida.

Existen muchos tipos de ceguera, con diferentes características y causas. Uno de dichos tipos es la ceguera cortical, de la que se va a hablar a lo largo de este artículo.

La ceguera cortical

Llamamos ceguera cortical, más recientemente denominada discapacidad visual neurológica, a la alteración o patología en la que se produce una pérdida de visión en ambos ojos debido a una afectación bilateral de los lóbulos occipitales.

Los ojos y las vías nerviosas que reciben la información visual funcionan correctamente, incluso reaccionando las pupilas a la estimulación nerviosa, pero dicha información no llega a procesarse cerebralmente debido a las lesiones producidas en las fibras en que generalmente se produciría. Así, el sujeto no ve porque su cerebro no registra la información visual. Es posible que aunque el sujeto no sea capaz de procesar la información visual, llegue a experimentar alucinaciones visuales.

También puede existir cierta confabulación, imaginando lo que podría verse (sin por ello ser conscientes de que lo que se describe no es una visión real sino una construcción propia). Asimismo, algo que suele llamar en gran medida la atención es el hecho de que algunos sujetos con ceguera cortical no son conscientes de la pérdida de visión, presentándose anosognosia.

Si bien estrictamente la ceguera cortical indicaría la completa ausencia de visión, lo cierto es que en su nueva denominación (discapacidad visual neurológica) se incluyen tanto ésta como otras situaciones en que existe una pérdida de visión parcial. Aunque se denomina ceguera, en algunos casos el sujeto es capaz de percibir alguna mínima estimulación, como la luz. Es posible que en algunos casos puede no percibirse la ceguera externamente, ya que algunos son capaces de no tropezar o chocar con objetos debido a dichos remanentes de información procesada.

Puede presentarse a cualquier edad y por una gran variedad de causas.

Posibles causas

La causa directa de la ceguera cortical es la presencia de lesiones a nivel bilateral en los lóbulos occipitales, no pudiendo procesar la información visual provenientes del sistema visual. Dicha lesión suele ser provocada por la existencia de un accidente cerebrovascular en dicha área o en los vasos que la irrigan.

La presencia de anoxia o el padecimiento de determinadas enfermedades víricas y neurológicas también puede conducir a la ceguera cortical. Otra etiología puede ser el padecimiento de traumatismos craneoencefálicos que destruyan ambos occipitales. Intoxicaciones y tumores (estos últimos, sea porque afectan directamente al occipital o porque genera la compresión contra la pared del cráneo de dicha región de la corteza).

Por último, también puede observarse ceguera cortical en sujetos que no tienen dicho lóbulo o que lo tienen disfuncional, como en algunas malformaciones producidas durante la gestación.

Buscando tratamiento

La ceguera cortical no tiene tratamiento específico, dado que es el resultado de la destrucción de los elementos cerebrales que permiten el procesamiento visual. La excepción serían aquellos casos en que su causa fuera una disfunción de la corteza occipital generada por alguna causa tratable, como una infección, siempre y cuando el tejido cerebral no haya muerto.

Además de ello, en los casos en que existe percepción de la luminosidad es posible realizar diferentes tipos de entrenamiento para fortalecer dicha capacidad y emplearla de manera adaptativa en la vida diaria. Dependiendo del grado de afectación, podría llegar a producirse cierta mejoría en estos casos (especialmente en niños, com mayor plasticidad cerebral), e incluso una recuperación. Sin embargo, por lo general cuando hay pérdida completa de visión esta va a permanecer.

El hecho de perder la visión o no poseerla puede generar un duro impacto en la persona que lo padece, pudiendo requerirse intervención psicológica. Será necesaria psicoeducación para entender y aceptar lo que ha sucedido, lo que está viviendo el paciente y las consecuencias que va a tener en su vida diaria. No solo en el paciente, sino que también es conveniente realizarla sobre el entorno cercano. Se hace necesario proporcionar pautas de actuación y asesoramiento ante los pasos a dar a continuación. También la psicoterapia puede ser necesaria para tratar problemas adaptativos y emocionales.

A nivel funcional, puede hacerse necesario el uso de ayudas externas, como los bastones blancos o de soporte para invidentes y/o los perros guía. El aprendizaje del Braille y el uso de tecnología adaptada también facilita la vida de las personas ciegas. Asimismo, se hace necesaria la adaptación de elementos urbanos como los semáforos, así como adaptar la educación o diferentes puestos de empleo de tal manera su discapacidad no suponga una minusvalía.

En principio no existe una solución para la ceguera cortical, pero la investigación llevada a cabo ha generado que sea posible la elaboración de mecanismos que estimulan las regiones cerebrales encargadas del procesamiento de la información visual. Se podría llegar a reactivar o a realizar conexiones entre áreas del occipital no lesiones que permitieran el procesamiento y funcionamiento parcial de la visión.

Referencias bibliográficas:

  • Hutto C, Arvin A, Jacobs R, et al. (1987). Intrauterine herpes simplex infectiones. J Pediatrics 110:97-101.
  • Greene M, Benacerraf B, Crawford J, Hydranencephaly. (2001). Us apperance during in utero evolution. Radiology.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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