Las heridas emocionales que se generan a lo largo de nuestra vida pueden generar diferentes impactos y reacciones en las personas. Si las emociones que hemos vivido en los momentos más dolorosos de nuestra historia no tienen espacio para ser expresadas, quedarán encapsuladas en nuestro cuerpo y nuestro.
Muchas problemáticas físicas para las cuales no se encuentra una explicación orgánica, están relacionadas con esos eventos que, aparentemente, quedaron enterrados en el pasado. Lo mismo sucede con diversas dificultades emocionales y patologías mentales. La abreacción permite liberar esas emociones que han sido reprimidas durante largos periodos de tiempo.
En este artículo hablaremos sobre qué es la abreacción, cuáles sons sus beneficios y los riesgos que comporta. Además, veremos cómo se aborda desde diferentes enfoques terapéuticos. Por último, también hablaremos sobre la importancia del papel que ejerce el terapeuta en el manejo de la abreacción durante las sesiones de terapia.
¿Qué es la abreacción?
La abreacción se define como el proceso emocional mediante el cual una persona puede descargar y “liberarse” de las emociones y los afectos ligados a experiencias traumáticas o emocionalmente desbordantes que se vivieron en un pasado y quedaron reprimidas durante largos periodos de tiempo.
Es un término que fue acuñado y popularizado por los autores psicoanalíticos Sigmund Freud y Breuer quienes proponían que tras vivir sucesos traumáticos que no se pueden afrontar en el momento, aparece el mecanismo de defensa de la represión. Mediante la abreacción se brinda la oportunidad de traer a la consciencia esas situaciones para poder trabajarlas.
Se considera que, de este modo, se produce la liberación de la carga emocional y del afecto y, por ende, se produce una catarsis al soltar todas las emociones contenidas y reprimidas. Dicha descarga emocional puede manifestarse de diferentes formas y suele vivirse de manera intensa. Podemos encontrar desde llanto hasta temblores, gritos u otras expresiones afectivas.
Es importante tener en cuenta que la abreacción puede producirse de forma guiada durante la sesión de psicoterapia, aunque también puede darse de forma espontánea. En este último caso, podría tener lugar también durante la intervención del proceso terapéutico, pero también podría darse fuera del mismo.
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Beneficios y riesgos de la abreacción
A nivel terapéutico, se considera que la abreacción puede aportar múltiples beneficios al proceso. Entre ellos se destacan un mayor autoconocimiento, la resolución de conflictos internos y la integración del trauma con la correspondiente reducción de síntomas.
En este sentido, se considera que uno de los principales beneficios es la liberación emocional de las emociones reprimidas y la sensación de alivio e integración que este hecho produce. Sin embargo, es necesario realizar un buen acompañamiento profesional debido a la fuerte intensidad de las respuestas físicas y emocionales que se dan durante la misma.
Desde el enfoque de trauma, es importante comprender que el hecho de poder atender a todo aquello que no había sido visto ni sentido permite una integración de la experiencia. Cuando esto sucede, se suele observar una disminución de la sintomatología asociada al estrés postraumático. La integración de la experiencia permite, a su vez, una reformulación de la misma dentro de la historia de vida de la persona.
Si hablamos de riesgos, es crucial tener en cuenta que la persona debe estar preparada para poder sostener la intensidad física, emocional y mental de la abreacción. Si se produce sin que la persona se sienta lista, corremos el grave riesgo de caer en la retraumatización. Esto podría empeorar su sintomatología. Además, si la persona no se siente debidamente acompañada también puede retraumatizarse y colapsar emocionalmente.
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La abreacción en diferentes enfoques terapéuticos
A continuación mencionamos brevemente las diferencias que existen en relación con la abreacción entre algunos de los enfoques terapéuticos existentes.
Terapia psicoanalítica
Ya hemos visto que el término abreacción apareció con la propuesta de Freud y Breuer en un contexto psicoanalítico. Desde este enfoque, se considera un aspecto clave para la sanación de los traumas reprimidos. Se utilizaban herramientas como la asociación libre para que las personas pudieran hacer las conexiones necesarias hasta que los recuerdos reprimidos surgen a la consciencia de forma espontánea.
Terapia cognitivo conductual (TCC)
En la terapia cognitivo-conductual, a diferencia de otras, no se busca la abreacción puesto que el principal objetivo es el cambio de patrones de pensamiento y conductas que afectan a la persona en el presente. Es decir, en caso de que se produzcan este tipo de respuestas emocionales en un proceso de TCC suelen abordarse desde la reestructuración cognitiva y el manejo de la sintomatología.
Terapia centrada en el cuerpo
Los enfoques en los que se da un papel principal al cuerpo, se entiende que el trauma quedó enquistado en el organismo y, por tanto, la abreacción se acompaña desde este lado más físico también. Las emociones se producen en el cuerpo y deben transitarse para poder integrarlas. El trabajo se centra principalmente en las sensaciones corporales, los bloqueos y las tensiones que se generan a raíz de la experiencia traumática y no se considera necesario revivir el evento para poder integrarlo.
Terapia EMDR (Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares)
La terapia de EMDR, basada en la desensibilización y el reprocesamiento del trauma mediante los movimientos oculares y la estimulación bilateral, no tiene por objetivo principal el hecho de que se produzca la abreacción. Contempla que estas respuestas emocionales pueden suceder, pero el objetivo es el reprocesamiento de la experiencia traumática de una forma más adaptativa para el cerebro. En este sentido, la persona no revive la experiencia con la misma intensidad del momento en que sucedió, sino que se trabaja en el reprocesamiento hasta que deja de ser abrumador o perturbador para la persona.
El papel del terapeuta en el manejo de la abreacción
Tal y como se ha ido mencionando en los puntos anteriores, el papel del terapeuta es clave para poder asegurar que la abreacción se produce únicamente cuando la persona está preparada y de la forma más segura posible. Así pues, es importante analizar la idoneidad de la abreacción en cada caso y cada situación concreta.
Debido a que la abreacción supone una fuerte descarga emocional, que puede acompañarse también de respuestas fisiológicas intensas, el terapeuta debe poder acompañar, guiar, sostener y contener dichas respuestas. Además de generar un ambiente seguro en el que preservar el bienestar de la persona, puede ser útil la incorporación de herramientas de anclaje o enraizamiento.