Aunque normalmente se hable la Psicología en singular, lo cierto es que dentro de esta disciplina se agrupan muchos enfoques, estrtegias y filosofías de trabajo.
Dependiendo de cuál sea el modelo terapéutico del psicólogo/a, se centrará más en las conductas, en las emociones, en los pensamientos conscientes o en el subconsciente; y también determinará si se centra en el pasado o en el presente. Además, cada modelo ofrece unas técnicas terapéuticas propias del enfoque.
En España, un modelo predominante, sobre todo a nivel académico, es la terapia cognitivo-conductual. En este artículo veremos en qué consiste este modelo y cuáles son los beneficios de la terapia cognitivo-conductual más destacables.
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¿Qué es el modelo cognitivo-conductual?
El modelo cognitivo-conductual se basa en la idea de que nuestros pensamientos, emociones y conductas están relacionados entre sí, hasta tal punto que si modificamos uno, podemos cambiar el otro. Esta terapia surge de la unión de los modelos cognitivo y conductual, como su propio nombre indica.
Por su parte, el modelo conductual se centra en cambiar patrones de conductas problemas. Para ello, se enseña al paciente comportamientos alternativos que son más funcionales y sanos, y se le introduce poco a poco en situaciones complicadas para que ponga en marcha lo aprendido.
En cuanto al modelo cognitivo, su objetivo es reconocer y modificar pensamientos automáticos, distorsiones cognitivas y creencias o esquemas cognitivos negativos. De esta manera, en la terapia se pretende que el/la paciente piense alternativas racionales a la interpretación negativa que hace de los sucesos, para disminuir sus emociones desagradables y poner en marcha mecanismos de respuesta eficaces.
Por eso, la terapia cognitivo-conductual se enfoca en identificar y cambiar tanto los pensamientos como las conductas que están contribuyendo al problema psicológico o emocional de la persona, con el objetivo final de mejorar su salud mental y calidad de vida. No se dejan de lado las emociones, de hecho, se interpreta que solo podemos gestionarlas a través de acciones y pensamientos, y que las emociones no son controlables como tal.
Tiene la característica de ser una terapia bastante estructurada. Comienza con una evaluación de unas pocas sesiones, llevando a cabo lo que se conoce como análisis funcional de la conducta. Después, se crea un plan de tratamiento para cumplir unos objetivos terapéuticos concretos que cubran las necesidades del paciente, y así solucionar sus problemas psicológicos.
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6 beneficios de la terapia cognitivo-conductual
Las universidades no escogen enseñar este modelo en las carreras y másteres de psicología arbitrariamente, sino que es una terapia ampliamente aceptada. A continuación, te contamos porqué y te describimos cuáles son los beneficios de la terapia cognitivo-conductual.
1. Tiene evidencia científica
Este modelo tiene muchos años de historia consolidada, en la que se han hecho numerosas investigaciones para comprobar su eficacia y formar su estructura. No solo se sabe que funciona su tratamiento, sino que además es de las terapias más efectivas existentes.
De esta manera, cuenta con métodos y técnicas estructurados, facilitando su aprendizaje a los terapeutas. La más reconocida e incluso tomada “prestada” por otros modelos es la reestructuración cognitiva, la joya de la corona.
Que esté validado científicamente también implica que no se hace un tratamiento en base a suposiciones o impresiones, sino que se evalúa eficientemente el problema del paciente, buscando unos criterios concretos para plantear los objetivos y plan de tratamiento. Esto facilita la selección de la técnica psicológica y su eficacia.
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2. Funciona genial con la mayoría de trastornos
Parte de las razones para que la terapia cognitivo-conductual sea de las más eficaces es que sirve para tratar una gran cantidad de trastornos. Sobre todo, se ha comprobado su eficacia en los trastornos y problemas psicológicos relacionados con las emociones y el ánimo (ansiedad, depresión, TOC, trastorno de pánico…). Estos a su vez, son los problemas que se dan más frecuentemente en la población. Sin embargo, no tiene la misma eficacia que otros modelos para determinados trastornos más graves, como lo son los trastornos psicóticos.
3. No suele ser especialmente larga
Esta terapia supone una alternativa más breve al lado de algunos modelos como el psicoanálisis o el humanismo. La terapia cognitivo-conductual suele ser de entre 10 y 20 sesiones, lo que supone ayudar en pocos meses a los pacientes a resolver sus problemas y un menor gasto económico. Esto se debe al amplio bagaje científico que le ha permitido desarrollarse y mejorar su eficacia.
Sin embargo, aunque esto sea lo más frecuente, esto no significa que sea siempre así. El número de sesiones que reciba el/la paciente depende de muchos factores, independientemente del modelo, como la gravedad del problema, la implicación del paciente en su propia recuperación, las habilidades del terapeuta… Algunas personas pueden llevar años de tratamiento con este modelo (al igual que les ocurriría con cualquier otro).
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4. Se centra en el problema de aquí y ahora
La terapia cognitivo-conductual trata problemas específicos y reales del paciente que tenga en el presente, aportándole nuevos aprendizajes y técnicas que pueda utilizar para solucionarlos. Solo se interviene en los problemas con los que esté de acuerdo el/la paciente, sin forzarle a tratar asuntos que no considera relevante o prefiere no tocar.
Este modelo tiene en cuenta sucesos del pasado que han podido influir o determinar los esquemas cognitivos, conductas aprendidas y hábitos de la persona, pero se enfoca en lo solucionable, y el pasado, por mucho que nos pese, no lo podemos cambiar. Esta es una de las causas para que la terapia sea más breve.
5. A la vez previene problemas futuros
Además de centrarse en el presente, también se enfoca al futuro. Y es que la terapia cognitivo-conductual busca resolver las bases de los problemas y los patrones comunes para que en un futuro no aparezcan en las mismas situaciones. Así se garantiza la independencia de la persona al tratamiento, para que no tenga que estar de terapia de por vida.
Para ello, este modelo aporta numerosas técnicas, habilidades y aprendizajes que permiten al paciente afrontar las situaciones de manera adaptativa. Algunos ejemplos son habilidades sociales, de comunicación, técnicas de motivación, de relajación, de gestión emocional, etc.
6. Se adapta a la persona
A pesar de ser una terapia estructurada, busca adaptarse desde el principio a los pacientes, de manera que cada plan de tratamiento es único. En este sentido, se cuenta con la opinión de los pacientes para establecer los objetivos terapéuticos y cuando se les manda actividades para incorporar los aprendizajes en terapia a sus vidas. Además, se tiene en cuenta sus características, dificultades, facilidades y habilidades previas, así como sus gustos a ser posible.