Los trastornos del estado del ánimo y especialmente la depresión son, después de los de ansiedad, los más frecuentes en la práctica clínica.
Siendo un problema que afecta en gran medida al bienestar psicológico y emocional y que puede resultar tremendamente inhabilitante, el estudio y clasificación de diferentes tipos de depresión es de gran importancia. Una de las clasificaciones que se han propuesto a lo largo de la historia es la que divide en depresión endógena y reactiva, según su causa sea interna o externa.
Si bien se considera a día de hoy que dividir la depresión en estos dos grupos no es fiable ya que los factores externos siempre van a afectar de un modo u otro, sí se han encontrado pruebas de que existe un tipo de depresión aparentemente causada por elementos biológicós que tiene una agrupación de síntomas particular. Es decir, se considera cierta la presencia de depresiones endógenas, también llamadas depresión de tipo melancólico.
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Depresión endógena: características y síntomas distintivos
Por norma general, cuando hablamos de depresión solemos referirnos al trastorno conocido como depresión mayor. Este trastorno es caracterizado principalmente por un estado de ánimo triste y deprimido, abulia y anhedonia y otros múltiples síntomas. Estas características son en general compartidas por todas las personas deprimidas.
Sin embargo, la depresión endógena presenta una serie de características propias que hacen que sea considerada un subtipo distinto. En la depresión endógena o melancólica los síntomas presentados por los sujetos tienden a centrarse en elementos de tipo vegetativo y anhedónico. Es decir, son síntomas vinculados a la falta de iniciativa, a la inacción.
La característica principal de este tipo de trastorno depresivo es una muy marcada anhedonia o falta de disfrute ante la estimulación a nivel generalizado, junto con una elevada pasividad y falta de reactividad. Si bien la anhedonia es también un síntoma frecuente en la depresión mayor, en la endógena esta es mucho más marcada. Estos individuos no identifican su estado de ánimo como triste o deprimido sino que experimentan una sensación diferente que no son capaces de explicar del todo, sintiéndose por lo general vacíos.
Es también común que presenten un cierto retraso psicomotor, en forma de enlentecimiento tanto físico como mental, y una cierta agitación interna e irritabilidad. Y es que los individuos con este trastorno suelen sentir un elevado nivel de angustia y culpabilidad, siendo uno de los tipos de depresión que supone un mayor riesgo de suicidio. Es también frecuente que tengan problemas de sueño como despertares tempranos.
Otro elemento a tener en cuenta es que suele presentarse con un patrón estacional, siendo más frecuente durante el invierno, y en general los episodios depresivos suelen repetirse de forma recurrente en mayor medida que en otras tipologías. Además, suele haber un cierto empeoramiento matutino de los síntomas y el estado de ánimo.
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Unas causas de origen interno
Cuando pensamos en alguien deprimido generalmente nos viene a la cabeza alguien que, debido a un suceso doloroso a lo largo de su vida o la falta de refuerzo en diferentes dominios vitales, desarrolla un patrón de pensamiento y comportamiento negativo que provoca la aparición del trastorno depresivo. Se trata de una consideración barajada por la mayor parte de teorías que intentan explicar los orígenes de la depresión.
Este no es el caso de la depresión endógena. Si bien es cierto que de forma indirecta los aspectos psicosociales van a afectar al estado mental del individuo, la persona con depresión melancólica no tiene una dificultad seria ni es en general poco reforzada. De hecho, es frecuente que este tipo de individuos se encuentren mal, pero no sepan ni tengan un porqué. Esto entro otros elementos provoca que la persona se sienta culpable, cosa que empeora el estado del sujeto y de hecho es una característica frecuente de este subtipo de depresión.
La causa principal de este trastorno es de tipo biológico. Ahora bien, con biológico no nos referimos a que sea producto de una enfermedad (cosa que de hecho haría que el diagnóstico no pudiese ser depresión), como infecciones o tumores. El problema se encontraría más bién a nivel de metabolismo cerebral, especulándose con la presencia de factores genéticos como causa del trastorno. Así, de forma natural el encéfalo tendría problemas a la hora de segregar o utilizar correctamente hormonas como la serotonina.
Tratando la depresión endógena
Las investigaciones han demostrado que los pacientes con este tipo de depresión presentan una buena respuesta a tratamientos de tipo médico. Este hecho, junto al menor efecto que suele tener el placebo en este tipo de depresiones, apoya la idea de que el problema no es debido tanto a factores ambientales sino internos.
El tratamiento de elección es el uso de antidepresivos, siendo los tricíclicos los que parecen funcionar mejor en el caso de la depresión endógena o melancólica. Este tipo de antidepresivo se caracteriza por actuar inhibiendo la recaptación de serotonina y noradrenalina en el encéfalo, de una manera inespecífica y que afecta a otras hormonas como la dopamina.
Otro tratamiento que parece tener una elevada efectividad en la depresión endógena es la terapia electroconvulsiva, en la cual se colocan una serie de electrodos en la cabeza del paciente para posteriormente aplicar una serie de descargas eléctricas. Eso sí, se trata de una intervención que nada tiene que ver con las fuertes descargas eléctricas utilizadas en los centros psiquiátricos hace décadas. Actualmente se utilizan descargas de muy baja intensidad, indoloras.
Esta terapia tiene una elevada efectividad en la mejora de los síntomas depresivos. Se aplica en casos en que es necesaria una respuesta terapéutica rápida, como los que se asocian a una alta ideación suicida y depresiones con síntomas psicóticos, o bien como alternativa a la farmacología cuando este tipo de tratamiento no es suficientemente efectivo.
A pesar de que tradicionalmente se ha visto como un tipo de terapia tremendamente aversiva, hoy en día se realiza con descargas de intensidad controlada y de forma indolora (ya que de forma previa se aplica anestesia general) y segura (son monitorizados y se vigilan sus constantes vitales).
Afortunadamente con estos tratamientos una gran parte de las personas con depresión endógena presentan un nivel de mejoría elevado, teniendo en su mayoría un elevado índice de recuperación.
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