Escolequifobia: síntomas, causas y tratamiento

Esta fobia se basa en el miedo irracional a estos pequeños e inofensivos animales.

Escolequifobia
Cualquier animal que se asemeje a un gusano puede desencadenar la reacción fóbica.

Si bien es cierto que los gusanos no suelen ser los animales que gocen del mayor cariño del público humano, estos pequeños invertebrados no son peligrosos ni resultan una amenaza para la persona.

Sin embargo, si se dan las circunstancias precisas, puede llegar a desarrollarse un miedo excesivo e irracional a estos animales. Esto es conocido como escolequifobia. En este artículo describiremos de qué se trata, así como de sus síntomas, causas y los tratamientos existentes para combatirla.

¿Qué es la escolequifobia?

La escolequifobia se presenta como un miedo a los gusanos que resulta excesivo, irracional e incontrolable. Esta afección pertenece al grupo de los trastornos de ansiedad, concretamente a las fobias específicas.

A pesar de que experimentar una sensación aversiva o manifestar un desagrado explícito hacia estos pequeños seres vivos es muy habitual, cuando esta aversión se convierte en un miedo patológico e incapacitante podemos hablar de escolequifobia.

Para saber la diferencia entre un miedo usual u ordinario y una fobia o miedo patológico deberemos averiguar qué consecuencias directas tiene este miedo en la rutina diaria de la persona que lo padece.

De esta manera, si una persona siente repulsión o aversión por los gusanos pero no llega a interferir en su vida de manera importante no tiene por qué padecer escolequifobia. Sin embargo, en el caso de que la esta experimente una fuerte reacción de ansiedad ante la presencia de estos animales, será recomendable que consulte con un profesional en psicología.

Para saber con exactitud si un miedo, en este caso el miedo a los gusanos, posee la categoría de fobia específica es necesario repasar las características del miedo que experimenta la persona. Aquellos requisitos o cualidades propias del miedo fóbico son los siguientes.

1. Es desproporcionado

El primer punto a tener en cuenta para diferenciar entre un miedo normal y un temor fóbico a los gusanos es que este debe ser desproporcionado en comparación con la amenaza real que el estímulo fóbico representa.

La reacción de miedo ante la presencia de estos invertebrados debe ser intensa y exagerada, teniendo en cuenta el auténtico peligro que estos suponen para la integridad física de la persona.

2. Es irracional

La persona que padece el miedo fóbico es incapaz de encontrar una explicación justificada y razonable a su reacción. De la misma manera, en algunas ocasiones la persona es perfectamente consciente de lo inofensivo que resulta el estímulo fóbico, pero aún así no puede evitar generar una respuesta de ansiedad ante él.

3. Es incontrolable

El temor que siente un persona con escolequifobia es completamente incoherente y, además, absolutamente incontrolable. Por lo tanto, la persona es incapaz de producir o eliminar las sensaciones de ansiedad y temor.

Estas sensaciones aparecen de manera automática y mecanizada y solamente se extinguirán cuando la persona haya conseguido huir o evitar el estímulo fóbico.

Sus síntomas

Además de las características propias del miedo fóbico, otra dimensión que nos permite identificar un trastorno de ansiedad es la sintomatología propia de este.

Al igual que el resto de trastornos de ansiedad específicos, en la escolequifobia la persona experimenta un reacción desmedida de nerviosismo y ansiedad. Dentro de esta sintomatología se incluyen tres grupos de síntomas: síntomas físicos, síntomas cognitivos y síntomas conductuales.

No obstante, y al igual que ocurre con una gran variedad de afecciones y trastornos psicológicos, no todas las personas que la padecen experimentan exactamente los mismos síntomas no con la misma intensidad. Sino que tanto su incidencia como la gravedad del trastorno puede cambiar de una persona a otra.

A continuación se mencionan cuáles son los tres grupos de síntomas propios de las fobias y cuáles son sus características.

1. Síntomas físicos

Cuando la persona con escolequifobia se encuentra ante la presencia del estímulo fóbico, gusanos en este caso, se inicia un proceso de gran hiperactividad en el sistema nervioso autónomo. Esta hiperactividad ocasiona una gran cantidad de cambios en el organismo de entre los cuales destacamos los siguientes.

  • Elevación de la tasa cardíaca.
  • Mareos y temblores.
  • Sensación de asfixia.
  • Aumento de los niveles de sudoración.
  • Sensación de presión en el pecho.
  • Sensación de angustia y náuseas.
  • Problemas gastro-intestinales.
  • Sensación de confusión.
  • Desfallecimientos.

2. Síntomas cognitivos

La respuesta de miedo y ansiedad condicionadas a la aparición del estímulo fóbico son debidas a que la persona, al agún momento de su vida, realizó una asociación de este estímulo con una serie de ideas irracionales.

Estos pensamientos, en este caso relativos a los gusanos, estimulan y proporcionan el desarrollo y mantenimiento de la fobia y se caracterizan por presentar una serie de ideas poco o nada fundamentadas acerca de los gusanos, de sus características y particularidades.

Estos pensamientos se caracterizan por las siguientes peculiaridades:

  • Especulaciones obsesivas con los gusanos.
  • Pensamientos intrusivos, irracionales y absolutamente incontrolables sobre los gusanos.
  • Imágenes mentales de naturaleza catastrófica.
  • Temor a no saber manejar la situación y acabar perdiendo en control.
  • Sensación de irrealidad.

3. Síntomas conductuales

Al igual que el resto de fobias y trastornos de ansiedad específicos, la escolequifobia suele ir acompañada de una gran cantidad de reacciones o manifestaciones conductuales que aparecen en respuesta al estímulo aversivo.

El propósito de estos actos es, o bien evitar directamente encontrarse ante el estímulo fóbico, o bien intentar escapar, en el caso de que la persona no haya podido evitar el objeto de la fobia. Estos primeros comportamientos son conocidos como conductas de evitación, mientras que las segundas hacen referencia a las conductas de escape.

Las conductas de evitación se llevan a cabo con la intención de rehuir el encuentro con este tipo de animales. En ellas el paciente ejecuta todo tipo de comportamientos para esquivar la posibilidad de coincidir con el estímulo objeto de la fobia. Con esto se intenta evitar la experimentación de sentimientos de angustia y ansiedad que generan los gusanos en la persona.

En cuanto a las conductas de escape, estas se generan cuando la persona no ha podido evitar encontrarse con el estímulo temido, por lo que llevará a cabo todo tipo de conductas que le faciliten escapar de la situación actual lo más pronto y rápido posible.

¿Cuál es la causa?

Determinar el origen de una fobia es una tarea sumamente compleja puesto que no existe un solo factor desencadenante del trastorno. De todas maneras, existen una serie de factores que pueden facilitar la aparición de esta.

No obstante, la predisposición genética de la persona unida a presencia de un evento o situación traumática relacionada de alguna manera con los gusanos desencadenará, muy posiblemente, la aparición de la susodicha fobia.

¿Existe un tratamiento?

En los casos en los que el miedo resulte incapacitante o interfiera en la vida diaria de la persona, se puede iniciar un tratamiento para la escolequifobia. En este tratamiento se utiliza la psicoterapia para modificar o eliminar los pensamientos y creencias erróneos que acaban por provocar el resto de sintomatología.

Esta psicoterapia se acompaña de técnicas para el tratamiento de las fobias tales como la exposición en vivo o la desensibilización sistemática y el entrenamiento en relajación.

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Isabel Rovira Salvador. (2018, enero 11). Escolequifobia: síntomas, causas y tratamiento. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/escolequifobia

Psicóloga Sanitaria y Sexóloga

Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la Universitat de Valencia.

Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona.

Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado “Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las relaciones personales y sobre la sexualidad.

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