La esquizofrenia es el trastorno psicótico por excelencia, aunque realmente podemos hablar de un grupo de trastornos. Esta alteración psiquiátrica puede llegar a ser realmente incapacitante, y afecta a todas las áreas de vida de la persona.
Aquí conoceremos un “subtipo” de esquizofrenia, que aparecía en el DSM-IV-TR: la esquizofrenia indiferenciada, una categoría donde clasificar aquellos casos que no encajan con los criterios diagnósticos de los otros tipos específicos de esquizofrenia.
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Esquizofrenia indiferenciada: inclusión en los manuales
El DSM-IV-TR (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) fue la última edición donde se recogió la esquizofrenia indiferenciada, con el nombre “tipo indiferenciado de esquizofrenia”.
Eso es así porque en el DSM-5 se eliminaron los subtipos de esquizofrenia del DSM-IV-TR. La razón fue su escasa estabilidad diagnóstica, baja confiabilidad, pobre validez y escasa utilidad clínica. Además, a excepción de los subtipos paranoide e indiferenciado, rara vez se empleaban los otros subtipos en la mayor parte del mundo. Sin embargo, su eliminación del DSM-5 no fue aceptada por todos los profesionales de la salud mental.
Por otro lado, la esquizofrenia indiferenciada también aparece en la CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades), como veremos más adelante.
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Características generales
Según el DSM-IV-TR, la esquizofrenia indiferenciada es un tipo de esquizofrenia en que están presentes los síntomas del Criterio A de la esquizofrenia, pero que no cumple los criterios para el tipo paranoide, desorganizado o catatónico.
La CIE-10, por su parte, establece que se trata de un conjunto de trastornos que satisfacen las pautas generales para el diagnóstico de esquizofrenia pero que no se ajustan a ninguno de los tipos de esquizofrenia existente, o presentan rasgos de más de uno de ellos, sin que haya un claro predominio de uno en particular.
Siguiendo la CIE-10, esta categoría deberá utilizarse sólo en los cuadros psicóticos, excluyendo la esquizofrenia residual y la depresión postesquizofrénica, y únicamente después de haber intentado clasificar el cuadro clínico en alguna de las otras categorías o subtipos. Además, el diagnóstico es compatible con la Esquizofrenia atípica.
Síntomas
Los síntomas de la esquizofrenia indiferenciada son los siguientes.
1. Criterios de esquizofrenia
Se deben cumplir las pautas para el diagnóstico de esquizofrenia. Esto implica el criterio A (dos o más, durante un mes o menos si ha sido tratado con éxito):
- Ideas delirantes.
- Alucinaciones.
- Lenguaje desorganizado.
- Comportamiento catatónico o desorganizado.
- Síntomas negativos (p.ej. Abulia o aplanamiento afectivo).
2. No corresponde a otro subtipo
No se trata de ningún otro subtipo de esquizofrenia (catatónico, hebefrénico o paranoide), y por lo tanto no se cumplen sus pautas de diagnóstico.
3. No es una esquizofrenia residual o una depresión postesquizofrénica.
No se reúnen las pautas para la esquizofrenia residual o la depresión postesquizofrénica, aunque pueda presentar rasgos de alguna de ellas.
Causas
Las investigaciones sugieren una variedad de teorías explicativas en relación a la etiología u origen de la esquizofrenia en sí, extensibles, a grandes rasgos, a la esquizofrenia indiferenciada. Algunos de los modelos o hipótesis implicadas en la aparición de la esquizofrenia son:
1. Modelo del estrés-diátesis
Dicho modelo propone que existen personas con una vulnerabilidad previa (diástesis) que acaban desarrollando la sintomatología esquizofrénica a causa de factores estresantes (biológicos o ambientales).
2. Modelos biológicos
Muchas investigaciones, especialmente de los últimos años, plantean la presencia de algunas disfunciones en áreas concretas del cerebro (sistema límbico, córtex frontal y ganglios basales) como causantes del proceso patológico.
3. Modelos genéticos
Proponen un componente de heredabilidad, a raíz de investigaciones con gemelos monocigóticos adoptados, que indican proporciones de morbilidad semejante independientemente del ambiente de crianza.
4. Modelos psicosociales
Plantean factores psicosociales en la base del desarrollo de la esquizofrenia, como por ejemplo ciertos agentes estresores, eventos vitales estresantes, dinámicas familiares disfuncionales, etc.
Tratamiento
El tratamiento deberá adaptarse como siempre a las necesidades y particularidades del paciente, y más teniendo en cuenta que no se trata de una esquizofrenia “clásica” o común, sino de un tipo de esquizofrenia que no cumple los criterios para clasificarla en ningún subtipo concreto. Por lo tanto, las características o síntomas dependerán más que nunca del propio paciente.
Un tratamiento integrador será la mejor opción terapéutica, que combine el tratamiento farmacológico (neurolépticos, antidepresivos,...) junto al tratamiento psicológico.
La intervención psicológica podrá ser de corte cognitivo-conductual, sistémico u otros enfoques; será prioritario tratar al paciente considerando siempre su ambiente y las dinámicas que se producen en su entorno familiar, que suelen ser disfuncionales.
Por otro lado, un abordaje psicosocial que incluya pautas psicoeducativas, rehabilitación laboral y activación de redes de apoyo familiar y social, entre otras, será fundamental.
Referencias bibliográficas:
- OMS: CIE-10. (1992). Trastornos Mentales y del Comportamiento. Décima Revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades. Descripciones Clínicas y pautas para el diagnóstico. Organización Mundial de la Salud, Ginebra.
- American Psychiatric Association (2000). DSM-IV-TR. Diagnostic and statistical manual of mental disorders (4thEdition Reviewed). Washington, DC: Author.
- Kaplan, Sadock B.J., Sadock V.A. (2003). Psiquiatría clínica. Manual de bolsillo. Editorial Waverly Hispánica, Madrid