Esquizotimia: definición, causas, síntomas, tratamiento y polémica

Este trastorno sigue siendo debatido y es objeto de una larga polémica.

esquizotimia
Explicamos las características de este trastorno, y la polémica que le rodea.Unsplash

A lo largo de la historia de la psicología se ha intentado descifrar la mente y el pensamiento de las personas a través de todo tipo de métodos. Ciertas corrientes de investigación psicológica crearon una serie de clasificaciones o tipologías psiquiátricas tomando como referencia las características o atributos físicos compartidos por un número determinado de personas.

Una de estas tipologías es la no muy conocida esquizotimia. A lo largo de este artículo se hablará sobre cúal es el significado de este término, dónde se encuentra su origen y los puntos débiles que este posee a la hora de definir el temperamento de una persona.

¿Qué es la esquizotimia?

La esquizotimia o personalidad esquizotímica es un término, actualmente en desuso, que se utilizaba para referirse a personas de naturaleza retraída y distante, las cuales no presentan ningún tipo de patología psicótica. Estas personas suelen vivir en soledad y con la atención plenamente puesta en su mundo interior. Asimismo, son personas con tendencia o predisposición a manifestar síntomas relacionados con el autismo.

A nivel intelectual, la personalidad esquizotímica está relacionada con la originalidad, el idealismo y la tendencia al análisis abstracto y la organización en ocasiones obsesiva.

Este tipo de personalidad fue descrita por E. Kretschmer en su clasificación de las tipologías psiquiátricas según el aspecto físico y el temperamento. Y constituiria una versión no patológica de la esquizofrenia en la que solamente se presenta la sintomatología negativa.

Esta tendencia a la introversión y al aislamiento, propia de la esquizotimia, se diferencia de la ciclotimia en que en esta segunda la persona experimenta una serie de fluctuaciones que la llevan de este estado de introversión o depresión a un estado de entusiasmo extremo o euforia.

La esquizotimia se caracteriza por la profundidad e intensidad con que la persona vive sus experiencias más íntimas, las cuales van seguidas de extensos períodos de reflexión subjetiva e interiorización.

De la misma manera que la persona carece de cualquier tipo de interés por la realidad externa que le engloba, también manifiesta grandes déficits en las habilidades sociales, lo cual supone un problema a la hora de iniciar o mantener cualquier tipo de relación interpersonal.

Otra particularidad propia de las personas esquizotímicas es que estan manifiestan su enfado o agresividad de una forma muy fría y también distante. Por regla general, el esquizotímico tenderá a acumular sus pequeños arrebatos de ira o sus desengaños, descargandolos solamente en muy pocas y contadas ocasiones.

Este aislamiento de la realidad y la necesidad de estar centrado en su mundo interior son factores condicionantes a la hora de que la persona llegue a sufrir algún tipo de psicosis, puesto que está seguramente se manifestará en forma de esquizofrenia.

Por lo tanto, y según las características psicológicas descritas anteriormente, la esquizotimia constituiria una versión no patológica de la esquizofrenia en la que predomina la manifestación de sintomatología negativa.

Origen y evolución de la esquizotimia

Tal y como se comenta en el punto anterior, Kretschmer fue quién acuñó el término esquizotimia dentro de su clasificación de las patologías psiquiátricas. Esta clasificación está basada en la idea de existen cuatro tipos o modelos de personalidad psiquiátrica las cuales dependen de la apariencia física de la persona, guardando una relación intrínseca y directa entre la estructura corporal y la personalidad de los sujetos.

Tras observar, examinar y medir a una gran cantidad de sujetos, Kretschmer realizó una clasificación del temperamento basada en la estructura corporal y morfológica de las personas. De este estudio extrajo tres arquetipos básicos de temperamento.

Estos eran los asténicos o leptosomáticos a los cuales corresponde el temperamento esquizotímico, los pícnicos con temperamento ciclotímico y los atléticos con temperamento viscoso o ixotímico. Además, creó una cuarta categoría llamada “displásicos” en la cual se incluirían todas aquellas personas que no puedan clasificarse en las tres anteriores.

Para una mejor comprensión de esta clasificación, a continuación se describen las cuatro categorías creadas por Kretschmer.

1. Leptosómico o esquizotímico

La morfología de la persona leptosómica o esquizotímica se caracteriza por una constitución larga y delgada. Con hombros y espalda contraída, esqueleto fino y tronco largo y estrecho. Además se distinguen por un rostro de piel pálida, nariz generosa y perfil anguloso.

En cuanto al temperamento se corresponde con el esquizotímico. El cual, como se describe anteriormente, destaca por ser poco sociable, tímido, introspectivo y reflexivo, pesimista e irascible, pero a su vez también es tenaz, soñador, idealista y analítico.

2. Pícnico o ciclotímico

Según el psiquiatra alemán, las personas pícnicas o ciclotímicas se distinguen por una apariencia física de tronco ancho y brazos y piernas cortos, así como una estatura normal y figura redondeada. Además, son susceptibles a padecer obesidad y poseen un cuerpo blando en el que abunda la grasa.

A una persona de tipo pícnico le corresponde un temperamento ciclotímico. Las personas con este temperamento se diferencian por ser afables, benévolas, afectuosas y alegres. Pero con súbitos arrebatos de cólera, explosivos y coléricos de forma intermitente. No obstante, también pueden ser sociables, conversadores, prácticos y realistas.

3. Atlético o viscoso

La persona de morfología atlética y temperamento viscoso presentan rasgos físicos como espalda y hombros anchos que se estrechan conforme se acercan a la cintura, extremidades grandes y toscas, huesos robustos y una tez ruda.

Este tipo de constitución corporal se asocia con el temperamento viscoso, el cual se manifiesta a través de comportamientos pasivos, estables emocionalmente, tranquilos, indiferentes, faltos de imaginación y seguros de su vigor.

4. Displásico

Finalmente, en esta última categorización se incluyen las personas con un desarrollo insuficiente o desmesurado, con algún tipo de anomalía física o bien que no puedan ser clasificados en ninguno de los subtipos anteriores.

Tras esta clasificación, y debido a las críticas que esta ha recibido a lo largo del tiempo, W. H. Sheldon, profesor de la Universidad de Harvard, creó otra clasificación paralela. Esta clasificación también se elaboró en base al físico de la persona. Sin embargo, además de la complexión física Sheldon también tuvo en cuenta otros factores como la viscerotonía o cerebrotonía.

Según Sheldon, las personas que manifiestan el temperamento esquizotímico propuesto por Kerscher se corresponden con el subtipo “ectomorfo” creado por él mismo. Una persona con características físicas ectomorfas se distingue por una dermis demacrada, musculatura pobre y huesos frágiles. Así como extremidades largas y delgadas.

Críticas al término esquizotímico

Tal y como se comenta al inicio del artículo el término esquizotímico, al igual que el resto de la clasificación de temperamentos no se ha librado de las críticas de la comunidad científica, por lo que no ha gozado de una larga vida, y siendo sustituido por una acepción con mucho más respaldo: la distimia.

La distimia y el trastorno distímico se caracterizan por un estado de ánimo depresivo. Es considerado un trastorno crónico por el cual la persona se ve invadida por una serie de sentimientos melancólicos pero no llega a constituir una depresión por sí mismo.

  • Entre los motivos por los que el término esquizotímico no ha llegado a integrarse en las clasificaciones psiquiátricas actuales son:
  • Se trata de una etiqueta muy reduccionista. No se puede determinar la personalidad o temperamento de una persona solamente teniendo en cuenta su complexión física
  • Kretschmer solamente describe tipos extremos, sin tener en cuenta los puntos intermedios
  • No se tienen en cuenta los cambios físicos que puede sufrir la persona a lo largo de su vida

Psicóloga Sanitaria y Sexóloga

Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la Universitat de Valencia.

Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona.

Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado “Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las relaciones personales y sobre la sexualidad.

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