La esquizofrenia es el principal y más conocido trastorno psicótico, padecido por alrededor de un 1% de la población mundial.
Sin embargo, a pesar de ser relativamente conocida aún existen una gran cantidad de misterios y aspectos a investigar respecto a este trastorno. ¿Qué es? ¿Porqué se produce? Y la que tal vez sea la pregunta más importante… ¿tiene cura la esquizofrenia?
¿Qué es la esquizofrenia? Criterios diagnósticos
La esquizofrenia es un trastorno de tipo psicótico caracterizado por la presencia durante más de seis meses de síntomas que tales como alucinaciones (el síntoma más prototípico, especialmente en forma de alucinaciones auditivas que se atribuyen a personas o seres ajenos al propio yo), delirios y desorganización del habla, pudiendo presentar también síntomas como la alogia y la abulia, comportamiento caótico y catatonía. Dichos síntomas aparecen por lo general en forma de brotes psicóticos, pudiendo el trastorno tener diferentes cursos (con remisión completa o parcial, con deterioro progresivo…), y generan una interferencia significativa en la vida del sujeto en todos o casi todos los ámbitos vitales.
Estos síntomas se suelen clasificar en positivos y negativos, siendo los primeros los que activan al sujeto o le agregan algo a su funcionamiento habitual (por ejemplo las alucinaciones y delirios) y los segundos aquellos que suponen una limitación de éste debido a la disminución de facultades (caso de la alogia y la pobreza del habla y del pensamiento).
Anteriormente se consideraba la existencia de diferentes subtipos en función de los síntomas más característicos, si bien en la última versión del manual de referencia americano, el DSM-5, ha pasado a considerarse como una única etiqueta diagnóstica.
¿Cuáles son sus causas?
Las causas de la esquizofrenia siguen siendo a día de hoy en gran parte desconocidas. Se ha observada la influencia de factores genéticos, los cuales generan una vulnerabilidad que predisponen (pero no tienen porqué generar necesariamente) al trastorno. Asimismo el ambiente también tiene una gran influencia, siendo la interacción entre ambos factores lo que puede desencadenar el trastorno. La vivencia de sucesos altamente estresantes o el consumo de algunas drogas pueden aumentar y desencadenar brotes en personas con dicha vulnerabilidad.
Las personas con esquizofrenia suelen presentar particularidades a nivel cerebral, algunas de las cuales se asocian directamente con los síntomas. Entre ellos se encuentra la alteración de algunas vías dopaminérgicas, siendo la vía mesolímbica y la vía mesocortical las más relacionadas. En la vía mesolímbica existe un exceso de dopamina que se asocia a la existencia de síntomas positivos, mientras que un déficit de esta hormona en la vía mesocortical es la responsable de los negativos. El conocimiento de estas alteraciones cerebrales puede y de hecho es utilizada en su tratamiento (especialmente en lo que se refiere a lo médico y farmacológico).
Actualmente algunos autores proponen la hipótesis de que la esquizofrenia es resultado de un problema en el proceso de migración neuronal, de cómo se desarrollan las interconexiones neuronales a lo largo del desarrollo.
¿Existe una cura?
La esquizofrenia es un trastorno actualmente considerado como crónico, no existiendo en estos momentos un tratamiento curativo para esta condición. Sin embargo, sí es tratable: se dispone de tratamientos y terapias que permiten controlar los síntomas y mantener estabilizado al paciente, evitando que vuelvan a aparecer más brotes psicóticos y permitiendo que lleven a cabo una vida normal.
Empero, es necesario que el tratamiento se lleve a cabo de forma continuada a lo largo de toda la vida del sujeto. Este último punto es importante de cara a prevenir recaídas, que suelen ser frecuentes cuando los sujetos, ya sintiéndose bien, deciden dejar de tratarse y medicarse. Asimismo el seguimiento continuado permite regular o variar la toma de medicación, en aquellos casos en que el fármaco prescrito no sea efectivo o presente excesivos efectos secundarios.
Sin embargo, también es cierto que este trastorno no es un desconocido para la ciencia aún existe un amplio margen de mejora respecto a su comprensión. Tal y como ocurre con otros trastornos crónicos tanto mentales como orgánicos aún queda mucho por analizar y descubrir, siendo posible que un futuro se encuentre una solución que se pueda considerar una cura como tal.
Tratamientos aplicados
Como hemos dicho, aunque sin cura por el momento la esquizofrenia es un trastorno tratable, llevándose a cabo dicho tratamiento de manera multidisciplinar. Se recomienda el uso conjunto tanto de psicoterapia como de psicofármacos.
1. Tratamientos farmacológicos y médicos
A nivel farmacológico se emplean fundamentalmente los antipsicóticos o neurolépticos. Resulta especialmente recomendable el uso de atípicos, dado que permiten reducir y controlar en gran medida tanto los síntomas positivos como los negativos y no tienen tantos efectos secundarios como los típicos. El tratamiento farmacológico debe mantenerse a lo largo de la vida del sujeto, dado que evita la aparición de nuevos brotes psicóticos (si bien el tipo de fármaco en cuestión, la dosis y su nivel de efectividad va a depender de la persona).
También puede ser necesario aplicar otros tipos de medicaciones, como antidepresivos, en los casos en que sea necesario por la sintomatología presentada.
En lo que respecta a otros procedimientos médicos, si bien no es una práctica generalizada se están probando diferentes técnicas quirúrgicas, como la implantación de electrodos en determinadas áreas cerebrales (como el núcleo accumbens).
2. Tratamientos psicológicos
A nivel psicológico los tratamientos a aplicar van a depender de los problemas manifestados por el paciente. Uno de los aspectos más fundamentales es hacer ver al sujeto la necesidad de seguir el tratamiento de forma continuada, dado que muchos afectados terminan abandonando la medicación. Otro aspecto que resulta fundamental es la psicoeducación tanto al sujeto como al entorno cercano, de manera que resulte comprensible para todos la situación del sujeto, lo que supone para el paciente, la necesidad de tratamiento o aspectos como los síntomas que pueden estar indicando la llegada de un brote psicótico. El apoyo familiar y social resulta fundamental tanto para seguir con el tratamiento como para afrontar el trastorno (aún muy estigmatizado).
Centrándonos en la sintomatología en sí, en el caso de la presencia de alucinaciones puede emplearse la técnica de la focalización en las voces para que poco a poco el sujeto aprenda a atribuirselas a sí mismo y no a un ente externo. La reestructuración cognitiva es fundamental a la hora de intentar combatir las creencias y delirios. Siempre se debe tener en cuenta que se trata de contenidos mentales reales para el paciente, no siendo generalmente recomendable utilizar una confrontación directa. Se deben explorar tanto la forma como el contenido de sus alucinaciones y delirios. Es importante tener en cuenta el significado y la procedencia que el sujeto les atribuye, de manera que pueda trabajarse dichos aspectos. Asimismo, otra terapia que genera resultados positivos es la terapia de aceptación y compromiso.
El entrenamiento en habilidades sociales o la incorporación de éste en programas multimodales resultan muy recomendables, dado que es una esfera que tiende a resentirse en los pacientes con esquizofrenia. También puede resultar de utilidad la terapia ocupacional, especialmente en los casos en que existe deterioro cognitivo.
El conjunto de tratamientos antes presentados, si bien no suponen la cura de la esquizofrenia, permiten como hemos dicho al paciente mantener controlado el trastorno y hacer una vida normal.
Referencias bibliográficas:
- American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona
- Vallina, O. y Lemos, S. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para la esquizofrenia. Psicothema, 13 (3); 345-364.
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