Omfalofobia (miedo a los ombligos): causas y síntomas

Como cualquier otra fobia específica, tiene un componente irracional.

Omfalofobia

¿Has escuchado a hablar alguna vez de la omfalofobia? Se trata del miedo irracional y desproporcionado a tocar o ver ombligos. Es una fobia específica muy rara y poco común.

Este miedo se puede extrapolar al propio ombligo o al de los demás. En este artículo conoceremos los síntomas de la omfalofobia, sus causas y posibles tratamientos.

Omfalofobia: fobia a los ombligos

Así, la omfalofobia es una fobia específica, que se diagnostica como tal cuando existe un deterioro real en la vida del paciente (o un malestar significativo). Como adelantábamos, aparece siempre un miedo intenso a ver o tocar ombligos (propios o de otros).

Las fobias específicas son trastornos de ansiedad, considerados como tal en los diferentes manuales diagnósticos (DSM-5). Así que la omfalofobia es un trastorno de ansiedad.

Los ombligos

Ombligo es una palabra que viene del latín “umbiculus” y del griego “ómphalos”. El ombligo consiste en una cicatriz que queda en nuestro vientre después de romperse el cordón umbilical cuando nacemos. Esta cicatriz implica una depresión de la piel, como una especie de “agujero” de forma redondeada.

Existen muchos tipos de ombligo, en cuanto a su forma, tamaño, etc. La gran mayoría de personas tenemos ombligo.

Síntomas

Los síntomas de la omfalofobia son los síntomas de cualquier otra fobia simple. Recordemos que estos son, principalmente los siguientes.

1. Miedo desproporcionado e irracional

El principal síntoma de la omfalofobia es un miedo intenso, desproporcionado e irracional ante los ombligos. Esto se extiende a la posibilidad de tocarlos, verlos, etc., ya sea el propio ombligo como el ombligo de otra persona.

Este miedo es intenso porque es elevado, desproporcionado porque su intensidad es demasiado elevada teniendo en cuenta el estímulo que elicita esta respuesta (los ombligos, que son inofensivos y que no pueden causar ningún daño), e irracional porque no responde a una reacción lógica ante este estímulo.

2. Evitación

El segundo síntoma de la omfalofobia es la evitación; es decir, la persona con dicha fobia evita ver o tocar ombligos a toda costa. En el caso de que necesariamente deba ver o tocar uno, resiste tal situación con elevada ansiedad.

Así, estas personas pueden resistirse a acudir a lugares donde la gente vaya sin camiseta (por ejemplo playas, piscinas, etc.)

3. Interferencia

El tercer síntoma de la omfalofobia, y de cualquier fobia específica, es la interferencia en la vida diaria. Es decir, los síntomas anteriores interfieren en la vida cotidiana del paciente, causándole un importante malestar o un deterioro en su funcionamiento.

Esto se traduce en: dificultades para acudir a sitios donde las personas vayan sin camiseta, o sitios donde el individuo deba quedarse sin ella, etc. Osea, que el funcionamiento de la vida del paciente se ve alterado.

4. Dura mínimo 6 meses

Los síntomas de la omfalofobia duran como mínimo 6 meses. Este criterio, como los anteriores, corresponde al DSM-5 (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales).

Causas

Las causas de las fobias específicas pueden ser de diferentes tipos. En el caso concreto de la omfalofobia, podemos encontrar causas como las siguientes.

1. Situaciones traumáticas

El hecho de haber experimentado una situación traumática relacionada con un ombligo puede originar la aparición de omfalofobia. Un ejemplo de ella puede ser haber padecido una infección de ombligo (onfalitis), haber padecido intensos dolores de ombligo por alguna otra causa, haberse lesionado el ombligo, etc.

2. Condicionamiento vicario

El condicionamiento vicario es otra posible causa de las fobias específicas; se refiere a un tipo de aprendizaje donde la persona observa qué consecuencias tiene una conducta concreta para otra persona (siendo generalmente estas consecuencias negativas).

En el caso de la omfalofobia, puede ocurrir que la persona que la padece haya observado cómo otras personas padecían alguna afección relacionada con el ombligo. Por ejemplo una infección, una lesión, dolor de ombligo. También se incluye el hecho de haber visto ombligos dañados o deformados, etc.

El condicionamiento vicario puede producirse “en vivo” (viendo a otras personas) o de forma “simbólica” (a través de películas, por ejemplo).

3. Predisposición a la ansiedad

Otra posible causa de la omfalofobia es la predisposición o vulnerabilidad (genética y biológica) a padecer trastornos de ansiedad. Esta vulnerabilidad se ha observado en algunas personas, y se ha comprobado en diferentes estudios.

4. Patrón familiar

También podemos hablar de patrones familiares en el caso de la omfalofobia; es una realidad el hecho de que el riesgo a padecer una fobia específica aumenta si existen miembros de nuestra familia que también la padecen.

Es decir, en cierta manera, las fobias también pueden “heredarse”, ya sea por la genética o por el hecho de haber escuchado ideas negativas en relación a los ombligos, por parte de los familiares.

Tratamiento

Existen diferentes tratamientos para las fobias específicas, así como para la omfalofobia en concreto. Los principales son los siguientes.

1. Terapia de exposición

En la terapia de exposición se trata de ir exponiendo progresivamente al paciente a la situación de ver y tocar ombligos. Esto se hace a través de una jerarquía, es decir, los primeros ítems de la lista serán estímulos que causen menos intensidad de ansiedad, y a medida que se avance en la lista los ítems irán causando mayor ansiedad.

El paciente se irá exponiendo a dichos ítems, que serán situaciones relacionadas con el hecho de ver o tocar un ombligo. Por ejemplo, el primer ítem de la lista puede ser permanecer “X” minutos viendo a personas sin camiseta desde lejos. El segundo, ver a esas mismas personas un poco más de cerca. El tercero, acercarse a algún ombligo, etc., y al final de la lista, situaciones que impliquen tocar un ombligo.

2. Terapia cognitiva

La terapia cognitiva es un tipo de terapia psicológica que incluye como técnica principal la reestructuración cognitiva. Esta se basará, en el caso de la omfalofobia, en enseñar al paciente a identificar sus pensamientos disfuncionales e irracionales relacionados con su fobia (es decir, con los ombligos).

Después de la identificación de estos pensamientos (también denominado distorsiones cognitivas), se enseñará al paciente a buscar pensamientos alternativos a los mismos, siendo estos más realistas y ajustados a la realidad y a la “no peligrosidad” de los ombligos.

El objetivo es que estos pensamientos relacionados con los ombligos desaparezcan y sean sustituidos por pensamientos más positivos, realistas y adaptativos.

3. Farmacología

Los fármacos también se han empleado en casos de fobias específicas (principalmente, ansiolíticos y antidepresivos), si bien es cierto que el tratamiento farmacológico siempre deberá ser puntual y/o temporal, y como coadyuvante o complementario a un tratamiento psicológico.

Es decir, los psicofármacos pueden utilizarse para “calmar” la ansiedad del paciente y para que se pueda empezar a trabajar con él a través de la psicoterapia.

La realidad es que si no se trata el problema de base (los pensamientos irracionales asociados a la fobia, el miedo intenso a la exposición, etc.), los fármacos tendrán una acción muy limitada en este trastorno (o en cualquier otra fobia específica).

Referencias bibliográficas:

  • American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.

  • Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.

  • Pérez, M., Fernández, J.R., Fernándes, C. y Amigo, I. (2010). Guía de tratamientos psicológicos eficaces I y II:. Madrid: Pirámide.

  • Terminología Anatómica Internacional. «Ombligo». (2001). Pág. 4. Editorial Médica Panamericana.

Graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona, con Máster en Psicopatología Clínica Infantojuvenil por la Universitat Autònoma de Barcelona. Especializada en Trastornos del Neurodesarrollo. Actualmente trabaja como Psicóloga infantil en la Associació Catalana del Síndrome X Frágil. Autora del libro "Vivir de memoria" (Editorial Círculo Rojo, 2018). Aficionada del deporte y la lectura.

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