En los años 60, un científico del MIT llamado Joseph Weizenbaum desarrolló un programa informático diseñado para simular sesiones de la terapia humanista de Carl Rogers.
Este programa realizaba una sucesión de preguntas abiertas para que, viéndolas a través de una pantalla, el paciente pudiese expresar sus sentimientos tal y como lo haría con un terapeuta humanista. La iniciativa tuvo tal éxito que muchos pacientes les costaba aceptar la idea de que habían estado interactuando con un programa informático, y creían que había una personas real mandándoles los mensajes.
Hoy día, lo que se conoce como terapia computerizada explota todas las posibilidades del desarrollo tecnológico actual para ofrecer algo parecido a lo que ofrecía el programa de Weizenbaum. Ahora bien, ¿sustituirán los ordenadores a los psicólogos si se continúa apostando por esta línea de actuación?
La terapia compurterizada
Hasta ahora, los ordenadores han sido utilizados ocasionalmente como un canal de terapia, es decir, un lugar en el que terapeutas y clientes o pacientes se han encontrado a través de Internet. Esta posibilidad se ha visto casi siempre como una versión limitada de las sesiones cara a cara, y por consiguiente cuando se puede se recomienda asistir físicamente a la consulta de un psicólogo.
La terapia computerizada hace que los ordenadores dejen de ser simplemente el canal y sean agentes activos en el proceso de interactuar con la persona.
Se basa en el uso de programas informáticos que se adaptan a lo que hace la persona y ofrecen reacciones coherentes en consecuencia. De algún modo, son algo parecido a libros de autoayuda interactivos, con la diferencia de que en estos últimos el mensaje es mucho más importante (porque es lo único que se ofrece) y que en la terapia computerizada lo más importante es la interacción en tiempo real con la persona.
Al igual que ocurre en la psicoterapia, en la terapia computerizada la persona que interactúa con el paciente no habla más que el paciente (algo que sí ocurriría con la autoayuda), sino que su servicio consiste más bien en realizar las preguntas y las reacciones que hacen que la otra persona cambie en un sentido psicológico, por ejemplo, mediante la reestructuración cognitiva de la Terapia Cognitivo Conductual.
Sus ventajas
Indudablemente, disponer de un programa informático capaz de adaptarse a lo que se le dice puede ser interesante como forma de autoayuda: en vez de auto-administrarnos fragmentos de texto de un libro, utilizamos como servicio un programa que nos permite expresarnos reflexionar acerca de lo que nos ocurre.
Esto hace, por ejemplo, que este servicio pueda utilizarse casi siempre, simplemente encendiendo un ordenador, y que esto sea un servicio relativamente barato si lo comparamos a las sesiones de psicoterapia. Sin embargo, estos dos factores no convierten esta opción en algo que pueda sustituir la consulta. Veamos por qué
Por qué un ordenador no puede ser un psicólogo
Lo primero que tener claro a la hora de entender lo que es la terapia computerizada es que un programa informático, al menos con la tecnología de la que se dispone actualmente, siempre tendrá una capacidad bastante limitada a la hora de adaptarse y aprender de lo que una persona real le dice a través del lenguaje.
Lo que nos caracteriza cuando hablamos es que utilizamos las palabras y las frases de forma muy flexible, utilizando un mismo término de muchos modos posibles y haciendo que cambie su significado dependiendo del contexto.
El programa informático que hay detrás de una forma de terapia computerizada trabaja mediante un árbol de decisiones, es decir, una secuencia de acciones que ya viene programada de antemano y que en ciertos puntos se divide en varias rutas paralelas, tal y como ocurre en los libros de "elige tu propia aventura".
Este simple hecho es el que hace que la terapia computerizada no se pueda comparar a la psicoterapia real y que, por consiguiente, se encuentre más cerca de la autoayuda: el ordenador no puede comprender todo el abanico de pensamientos, sentimientos y actuaciones de una persona; tan solo los interpretará partiendo de un esquema de procesamiento muy limitado. El ordenador "forzará" la información que recoge sobre nosotros para que encaje en sus esquemas predefinidos, mientras que un psicoterapeuta sí tiene la sensibilidad suficiente para adaptar su comportamiento de maneras totalmente originales.
Esta capacidad, por cierto, no es propia básicamente de los terapeutas: corresponde a los seres humanos en general.
¿Cómo utilizar las sesiones con un ordenador?
En conclusión, la terapia computerizada puede ser una opción interesante como complemento de la terapia real, siempre teniendo en cuenta que los ordenadores no pueden llegar a empatizar ni a "leer entre líneas" lo que hace un ser humano real. Es por eso que podemos entender este servicio como una forma más desarrollada de autoayuda en la que se deja cierto margen a la participación de la persona.
A pesar de que esta opción es muy barata porque un programa informático puede ser vendido muchas veces con el mínimo coste utilizando una misma propiedad intelectual, el tiempo y el espacio para coincidir con un psicoterapeuta de carne y hueso sigue siendo importante para que tanto las acciones como los procesos mentales del paciente puedan verse correspondidos por una mente tan compleja y cambiante como la suya.