Uno de los tipos más frecuentes de fobia es la que consiste en un miedo irracional a los animales. Aunque técnicamente se puede desarrollar miedo a cualquier animal -y de hecho a cualquier estímulo en general-, en este artículo analizaremos una de las fobias más comunes: la ornitofobia o miedo a los pájaros.
Nos centraremos en definir las características principales de la ornitofobia: su definición, su relación con otros trastornos, sus síntomas característicos y sus causas más habituales. Además haremos un breve repaso de otras fobias a los animales (o zoofobias).
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¿Qué es la ornitofobia?
La ornitofobia se define como un miedo intenso e irracional a los pájaros. Ante la presencia de un ave, la persona fóbica reacciona con una respuesta fisiológica y/o cognitiva de ansiedad; en algunos casos pueden llegar a darse crisis de angustia (conocidas popularmente como “ataques de pánico”).
En los manuales DSM el miedo a los pájaros se clasifica dentro de la categoría diagnóstica de Fobia específica. Para cumplir los criterios de este trastorno el miedo debe ser excesivo o irracional, prolongarse durante más de 6 meses e interferir de forma significativa en la vida de la persona o bien provocarle un grado elevado de malestar.
Según el DSM-IV existen varios tipos de fobia específica en función del estímulo fóbico: situacionales (conducir, claustrofobia…), de ambiente natural (alturas, oscuridad…), el tipo “sangre/inyecciones/heridas” (que frecuentemente provoca bajadas de tensión) y el animal, entre las que se encuentra la ornitofobia. También existe la subcategoría residual “Otro tipo”.
Significado del término
La palabra “ornitofobia” proviene del griego antiguo: la raíz “ornithos” significa “pájaro” y “fobos” se traduce como “pánico”, de modo que literalmente se traduce como “pánico a los pájaros”.
En ocasiones el término se utiliza de modo más amplio para designar un desagrado intenso por algunos tipos de aves, como las que abundan en las ciudades. En estos casos el significado de la palabra se aleja de la connotación de miedo, teniendo un uso más similar al de conceptos como “homofobia” o “xenofobia”, en que “fobia” viene a significar “rechazo”.
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Síntomas y manifestaciones habituales
Además del miedo intenso ante la presencia o la anticipación del estímulo fóbico, el otro criterio básico para el diagnóstico de fobia específica según el DSM-IV es la aparición de síntomas intensos de ansiedad que pueden llegar a desembocar en ataques de pánico.
Las crisis de angustia son periodos breves de miedo y malestar que suelen empezar de forma brusca. Se caracterizan por síntomas fisiológicos y cognitivos; entre estos últimos destacan el miedo a morir y a perder el control, mientras que los signos físicos incluyen la aparición de palpitaciones, sudoración, mareos, náuseas, temblores y dificultades para respirar.
¿Qué es lo que se teme?
El miedo puede darse en relación a una única especie de pájaro, a aves de la misma familia o constituir sólo una manifestación parcial de una fobia más amplia a los animales; en tal caso hablaríamos de zoofobia. Es posible que la angustia aparezca sólo ante pájaros depredadores, como las águilas, o bien con especies mucho más pequeñas e inofensivas.
Las personas con fobias de tipo animal suelen sentir miedo sobre todo ante los movimientos, en especial cuando son repentinos; así, en el caso de la ornitofobia pueden surgir sensaciones de ansiedad intensa si de pronto aparece una paloma revoloteando, por ejemplo -o peor aún, una bandada al completo.
Aunque en algunos casos la persona teme sufrir daño, en otros casos simplemente tienen miedo a quedar en ridículo o a sufrir problemas físicos a causa de la propia ansiedad. Es posible que aparezcan sensaciones de asco además de ansiedad, pero esto es más habitual en otras fobias a animales, sobre todo los que son pequeños, como los insectos.
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Causas de la ornitofobia
Según un estudio de Lipsitz y colaboradores, alrededor del 90% de las fobias de tipo animal empiezan en la infancia, concretamente antes de los 12 años. Afecta en mayor medida a personas de sexo femenino, lo cual es habitual en los casos de fobia específica.
La mayoría de fobias se desarrollan a causa de la vivencia de una o más situaciones traumáticas. En el caso de la ornitofobia, eventos como recibir un picotazo de un pato o de un ganso son ejemplos típicos de los contextos en que tienden a aparecer estos miedos.
No obstante, no todas las fobias se adquieren de forma directa: en ocasiones los miedos aparecen al observar o escuchar las experiencias de otros. Por ejemplo, una niña pequeña podría desarrollar ornitofobia después de ver la película “Los pájaros”, de Alfred Hitchcock, en que las aves empiezan a exterminar a las personas.
Por otra parte, la teoría de la preparación biológica de Seligman afirma que los humanos estamos filogenéticamente predispuestos a asociar determinados tipos de estímulo con respuestas fóbicas. A nivel evolutivo muchos animales han supuesto una amenaza para la supervivencia, ya sea por la posibilidad de que ataquen o de que transmitan enfermedades.
Otras zoofobias (fobias animales)
El miedo extremo a los animales es conocido como “zoofobia”. Este término puede utilizarse para describir tanto una fobia específica a los animales en general como en su acepción de categoría de trastornos, equivalente al tipo animal descrito en el DSM.
A continuación mencionaremos los estímulos fóbicos más frecuentes dentro de este conjunto de miedos a los animales, así como el nombre que se utiliza para designarlas.
- A los perros (cinofobia)
- A los gatos (ailurofobia)
- A las ratas, los ratones y otros roedores (musofobia)
- A los insectos (entomofobia); incluye el miedo a las abejas (apifobia), a las cucarachas (catsaridafobia) y a las polillas (motefobia)
- A las arañas (aracnofobia)
- A las serpientes (ofidiofobia)
- A las ranas, los sapos y otros anfibios (bufonofobia)
- A los gusanos (vermifobia)