Podemos definir la autoestima como un conjunto de pensamientos, sentimientos y creencias positivas y/o negativas respecto a uno mismo.
Además, involucra otros factores, como puede ser la percepción que tenemos sobre nuestras propias habilidades, expectativas, inteligencia… Todo esto puede verse afectado por factores sociales (comentarios de otros, creencias culturales, roles que desempeñamos) o incluso por nuestro propio pensamiento o creencia acerca de cómo actuamos.
- Artículo relacionado: "Autoconcepto: ¿qué es y cómo se forma?"
Los pilares de la autoestima
La autoestima se define en 4 pilares principales:
- Autoconcepto: lo que pensamos de nosotros mismos. Esto va a llevar a hablarnos de una determinada forma y va a establecer nuestro nivel de autoexigencia.
- Autoimagen: se refiere a si nos gustamos o no. Es importante que estemos a gusto con nosotros mismos, sin que esto dependa de factores externos.
- Autorrefuerzo: se refiere al reconocimiento de nuestros éxitos, reconocernos aquello que hacemos bien y sentirnos orgullosos de ello. Tendemos a castigarnos por aquello que hacemos mal y es hora de dar cabida a todo lo bueno que logramos y premiarnos por ello.
- Autoeficacia: se refiere a la confianza que tenemos en nosotros mismos, es decir, cómo de capaces nos vemos de conseguir nuestros objetivos.
Por todo esto, la autoestima no es una cualidad invariable, sino que es dinámica, va cambiando en función de las distintas etapas de la vida y, por supuesto, podemos trabajar en su mejora.
- Quizás te interese: "10 hábitos diarios que mejoran tu equilibrio emocional"
¿Si es dinámica, cómo se va formando?
La autoestima se desarrolla a partir de la interacción humana a lo largo de toda nuestra vida, teniendo su comienzo en la infancia. En esta etapa es muy importante el fomento de un buen autoconcepto, siendo imprescindible instigar a los más peques a hacer y conseguir todo aquello que se propongan, reforzarlos y valorarles sus logros, tanto los más grandes como los más pequeños, incluso las aproximaciones a los mismos.
De no ser así y olvidarnos de lo positivo, destacando más lo negativo, nos arriesgamos a que esos peques crezcan con “etiquetas” que puedan condicionar su futuro; por ejemplo: al decir a nuestro hijo cuando se le cae algo que es muy torpe, crecerá encasillado en que es torpe y la creencia de que él es así y no puede hacer nada al respecto.
Evaluamos la autoestima con estos cuatro conceptos asociados:
- Autorrespeto: se trata del respeto hacia nosotros mismos: tratarnos bien, hablarnos bien, con cariño y sin ser nuestros mayores enemigos.
- Autoconcepto: término definido anteriormente: la imagen y/o idea que tenemos sobre nosotros mismos.
- Autoaceptación: aceptarnos tal y como somos, con nuestras partes positivas y partes negativas.
- Autoconocimiento: conocer cómo somos, qué cualidades o qué defectos nos acompañan.
¿Cómo podemos evaluar la autoestima?
Para evaluar la autoestima, contamos con distintas herramientas de evaluación, siendo la más utilizada la Escala de Autoestima de Rosenberg, que explora la autoestima personal, entendiéndose esta como sentimientos de valía y de respeto de uno mismo. En definitiva, trata de evaluar el sentimiento de satisfacción que tiene la persona de sí mismo.
Se trata de una escala de 10 ítems, de los cuales se enuncian cinco de manera positiva y cinco de manera negativa.
¿Cómo trabajar en el fomento de la autoestima?
Es importante saber que la autoestima es algo que tenemos que trabajar, tenemos que regarla para que vaya creciendo. Además, es muy común confundir la autoestima, el autocuidado y el hecho de ponernos lo primero con ser egoísta – y nada más lejos de la realidad. ¿Cómo trabajamos esta autoestima? Podemos seguir los siguientes pasos.
1. Saber qué necesitamos y llevar a cabo acciones que nos permitan conseguirlo
En ocasiones, quizás sea necesario pedir ayuda, lo cual a veces nos resulta complicado por eso de: “yo puedo con todo”, “tengo que poder yo solo”. ¡No te confundas, somos humanos! Pedir ayuda es una forma de cuidarnos, admitiendo que no podemos con todo (sin tener que sentirnos inferiores por ello).
2. Plantearnos las metas que queremos
Metas que tengan que ver con nuestros valores, con nuestras inquietudes, que sean realistas y nos permitan persistir pese a las emociones desagradables que puedan surgir (siempre que no nos generen un malestar por encima de lo soportable) para llegar a ellas.
Por ejemplo: quiero sacarme unas oposiciones, pero no me siento capaz, me voy a agobiar mucho. Ante esto, la cuestión es aprender a hacerlo con esa incertidumbre o miedo. Hemos de aprender a tolerar las emociones desagradables (no necesariamente negativas) para poder seguir adelante con aquello que queremos.
3. Autoconocimiento
Todo esto se llevará a cabo siempre y cuando hayamos trabajado en conocer cómo somos, con qué recursos contamos, qué nos puede hacer falta… en definitiva, conocernos.
4. Autocuidado
Cuidarnos, “regarnos”, hacernos caso y escucharnos, escuchar qué necesitamos para encontrar nuestro bienestar.
PsicoAlmería Centro De Psicología E Hipnosis Clínica
PsicoAlmería Centro De Psicología E Hipnosis Clínica
Psicología e Hipnosis Clínica
Concluyendo…
Entendemos que todo esto puede ser complicado llevarlo a cabo, por eso, no dudes en ponerte en contacto con especialistas como los psicólogos de PsicoAlmería, que están disponibles tanto de manera presencial como online para ayudarte.