A veces se cree que la homofobia, en tanto discriminación hacia las personas por su orientación afectivo-sexual, es una deuda saldada. Bajo ciertos discursos se suele resaltar el hecho de que en la actualidad muchos países occidentales imparten programas de educación sexual integral en las escuelas con fines de informar y prevenir acerca de la homofobia; que se ha avanzado en las últimas décadas hacia la despenalización de las relaciones entre personas del mismo sexo; o que son 35 los países que permiten a las parejas del mismo sexo casarse (un número que, por cierto, sigue siendo relativamente bajo si consideramos la cantidad de naciones que vulneran los derechos LGBT+ día tras día).
No obstante, la realidad es que la homofobia reside más allá del alcance del ámbito legislativo. Se trata de una serie de prácticas y conductas que promulgan la agresión hacia las personas homosexuales por el mero hecho de serlo. Esta agresión puede ser explícita, pero también puede manifestarse de manera sutil. Tal es así que incluso algunos autores utilizan el constructo de homofobia interiorizada para referirse a la pregnancia de estos discursos de odio en las personas homosexuales, quienes acaban replicándolos.
Con este panorama, es lógico que la violencia anudada a la homofobia ocasione que lesbianas, gais y bisexuales estén expuestos a un mayor riesgo a padecer problemas de salud mental. Esto ha sido estudiado empíricamente. Por lo tanto, en este artículo expondremos cuáles son los principales problemas psicológicos causados por la homofobia.
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Una mirada al núcleo de la homofobia
Cuando hablamos de homofobia estamos refiriéndonos a una forma de discriminación que genera un estrés particular en las personas por el simple hecho de pertenecer a una minoría sexual. A esto se le añaden a otras situaciones que suelen afrontar las personas de la comunidad LGBT+, como la aceptación e integración de su propio deseo a sus prácticas románticas y sexuales o, de así desearlo, compartir su orientación sexual con su red social cercana: los amigos y la familia. Este proceso es complejo y sumamente personal; varía de sujeto a sujeto, de sus características individuales y de la cultura que le rodea.
Considerando una dimensión sociocultural de esta problemática, la homofobia resulta de la contradicción entre las prácticas, valores o formas de ser de una persona respecto a los valores sociales heteronormativos que se le adjudican. Esto implica que la homofobia no necesariamente es impartida cuando una persona manifiesta explícitamente un afecto romántico hacia otra de su mismo sexo. La homofobia pena aquellos gestos, palabras, creencias, vestimentas, gustos... que no concuerdan con lo que se espera de una persona según dichos valores.
Contextuar los fenómenos es clave para comprender y a la vez cuestionar estas formas de odio que aún persisten, que se anudan en las relaciones sociales que establecen los individuos de una sociedad cotidianamente y que escapan de aquello que puede dejarse por escrito en las leyes. La legislación es fundamental, pero también así lo es el hecho de preguntarse a qué valores obsoletos responde la homofobia. Pensar en una pareja de dos personas del mismo sexo sin lugar a dudas tensiona la noción de la familia nuclear moderna y al matrimonio en tanto institución. También así lo hace con ciertas construcciones sociales como el “instinto materno” y el lugar reproductivo al que se relegó a la mujer, el del cuidado de los niños y el hogar; pero también así apunta contra los mandatos hacia el hombre y al deber-ser de la virilidad. La homosexualidad cuestiona los cimientos del modelo familiar hegemónico, y aunque es eso quizás lo que suscita una mirada desaprobadora por algunos sectores sociales, jamás podrá justificar la discriminación y el odio que se pone en juego incluso en la actualidad.
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Los problemas psicológicos consecuentes de la homofobia
La homofobia acarrea consecuencias negativas en el bienestar psicológico de las personas que la sufren. En función a los aportes de diversas investigaciones científicas, a continuación se indican cuáles son los problemas de salud mental que se desprenden como secuelas de la homofobia.
1. Síntomas de estrés postraumático
Uno de los contextos donde más experiencias de violencia y discriminación por homofobia se producen es en la escuela. Por haber sido víctimas del acoso escolar o bullying, algunas de las personas LGBT+ que sufrieron homofobia durante la adolescencia continúan teniendo síntomas de estrés postraumático, como la evitación de situaciones que aprendieron que son peligrosas, la hiperactivación, la reexperimentación, entre otros.
2. Baja autoestima
La baja autoestima implica la evaluación negativa hacia aspectos constituyentes de uno mismo, como las propias capacidades, las características individuales o el aspecto físico. Es muy vasta la literatura científica respecto al estudio de esta variable y la mayoría de estudios concuerdan en que la baja autoestima es una secuela común entre las personas que sufrieron homofobia.
3. Mayor ansiedad y depresión
Por su parte, las personas que han sido estigmatizadas por ser o ser percibidas como lesbianas, gays o bisexuales presentan mayores niveles de ansiedad y depresión, incluso cuando el momento en el que fueron discriminadas fue lejano al presente.
4. Aislamiento social
La aceptación y el apoyo social por parte de la familia y los amigos cuando una persona comparte su orientación afectivo-sexual distinta a la normativa es clave para el bienestar psicológico, e impacta positivamente en la salud mental. Se sabe que los vínculos cercanos pueden ser amortiguadores psicológicos contra el estrés social, la depresión, la ansiedad y los efectos negativos de los sucesos vitales estresantes. Sin embargo, cuando una persona es rechazada por su círculo íntimo, ésta tiende a percibir la falta de apoyo y aceptación en los demás y a disminuir su confianza en ellos. Lamentablemente, este factor podría explicar uno de los motivos por los cuales las cifras de riesgo de suicidio en personas LGBT+ es mucho mayor a las de la población heterosexual.
Centro Psicológico Cepsim
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5. Abuso de sustancias
En última instancia, el aumento del riesgo a abusar de sustancias es otra de las consecuencias más habituales de la homofobia. De hecho, junto con el estrés social, la discriminación es el factor de riesgo que más se ha probado que incide en el abuso de sustancias en la población LGBT. Las adicciones suponen un alivio en el corto plazo para las personas que están sufriendo una situación difícil; es una forma de evadir los estados emocionales dolorosos que experimentan. No obstante, en el largo plazo, la persona puede volverse sumamente dependiente a la sustancia, afectando de manera negativa en todas sus áreas vitales, incluida su salud física y mental.
