De entre los diversos sistemas perceptivos, el sistema visual es la principal herramienta a través de la cual nuestra especie percibe y reacciona a su entorno. Ya desde el nacimiento poseemos una capacidad visual que nos permite detectar los estímulos que nos rodean y reaccionar a ellos.
La vista, sin embargo, es un sentido que va evolucionando, desarrollándose principalmente a lo largo del primer año de vida. A partir de ciertas edades, es frecuente que la capacidad visual se reduzca y aparezcan problemas como vista cansada, cataratas e incluso glaucoma. Asimismo, es posible que las zonas del cerebro encargadas de la visión dejen de funcionar con la precisión acostumbrada, o que se debiliten las conexiones visuales con las de otros procesos sensoriales e incluso intelectuales.
Este tipo de problemas puede provocar que nuestro sistema visual perciba estímulos que no están presentes, como ocurre en el caso del Síndrome de Charles Bonnet.
¿Qué es el Síndrome de Charles Bonnet?
Se entiende por el Síndrome de Charles Bonnet el cuadro clínico caracterizado por la aparición de alucinaciones visuales en pacientes con problemas en la vía visual, sean estos problemas situados en los órganos visuales, sus conexiones al cerebro o las áreas cerebrales implicadas en la visión.
Los principales criterios diagnósticos de este síndrome son la citada presencia de alucinaciones visuales y que éstas se den en total ausencia de alteraciones cognitivas y de conciencia, trastornos psiquiátricos, neurológicos o de consumo de sustancias que podrían explicar su aparición.
Dicho de otro modo, estas alucinaciones se dan en sujetos sanos sin otro problema que el propiamente visual, habiéndose de descartar la presencia de demencia (cuadro que en ocasiones también presenta alucinaciones visuales), intoxicaciones y otros trastornos.
Así, el Síndrome de Charles Bonnet aparecería principalmente en individuos sanos que no padecen otra alteración que la pérdida de visión. Dado que una gran proporción de problemas visuales aparecen durante la vejez, es especialmente prevalente en la población anciana.
Alucinaciones visuales
Las alucinaciones presentes en este tipo de trastorno son muy variables, si bien presentan una serie de características comunes tales como ocurrir con claridad de conciencia, sin que se presente ilusión de realidad (es decir, el paciente sabe que se trata de algo no real), se combinan con las percepciones normales, aparecen y desaparecen sin que haya una causa clara para ello y suponen un fenómeno que sorprende al que las padece, aunque no suele haber un gran temor respecto a ellas.
Respecto al contenido de las alucinaciones que se dan en el Síndrome de Charles Bonnet, es frecuente la percepción de figuras humanas o animales de pequeño tamaño (tipo de alucinación denominado liliputiense), así como de destellos o colores brillantes.
La percepción en sí es clara y vívida, situada en el espacio externo a la propia persona (es decir, las falsas percepciones se perciben como si fueran elementos del entorno, aunque se reconocen como irreales), con un elevado nivel de definición que contrasta en gran medida con la percepción real (recordemos que este síndrome se da en individuos con pérdida visual, que por lo tanto ven de forma más borrosa los estímulos reales).
Estas alucinaciones se den sin una causa clara que las desencadene; si bien el estrés, una iluminación excesiva o pobre o la falta o sobrecarga de estimulación sensorial facilitan su aparición. La duración de las alucinaciones suele ser corta, pudiendo variar entre segundos y horas, y suelen desvanecerse de manera espontánea al cerrar los ojos o redirigir la mirada hacia ellas o hacia otro punto.
Causas (etiología)
Las causas de este síndrome, como ya se ha comentado, se encuentran en la pérdida de visión. Esta pérdida suele darse por un daño al sistema visual, siendo generalmente debido a degeneraciones maculares o glaucoma y apareciendo principalmente en sujetos de edad avanzada. Sin embargo, también es posible que esta pérdida de visión se deba a la presencia de una patología cerebral que dificulte la conexión entre el ojo y el lóbulo occipital.
Pero, aunque una enfermedad ocular provoque la pérdida de visión, cabe preguntarse el porqué de la aparición de las alucinaciones y del Síndrome de Charles Bonnet. En este sentido existe una amplia diversidad de teorías que trabajan el tema, siendo una de las más aceptadas es la Teoría de la Desaferenciación Neuronal.
Esta teoría parte de la consideración de que debido a la enfermedad ocular se da una pérdida de los impulsos nerviosos que deberían llegar a la corteza occipital, zona del cerebro encargada de procesar la información visual. Esto provoca que el cerebro se vuelva especialmente sensible a los estímulos que le llegan, siendo afectado además por otras estimulaciones sensoriales que ante la hipersensibilidad de los receptores podrían formar la percepción de alucinaciones, activando el área visual.
Tratamiento
Con respecto al tratamiento del Síndrome de Charles Bonnet, a nivel psicológico lo primero que debe realizarse es la tranquilización y dotación de información al paciente, el cual puede presentar gran angustia al no saber qué está ocurriendo y creer que presenta algún tipo de demencia o trastorno mental. Se debe explicar que las visiones que experimenta son consecuencia de la pérdida de visión, siendo recomendable que los oftalmólogos informaran de la posibilidad de aparición de este fenómeno como consecuencia de la pérdida de vista en pacientes con enfermedades que degeneren este sentido, animando a los pacientes a que cuenten sus experiencias.
A nivel farmacológico, en general este tipo de trastorno no suele responder a neurolépticos de forma positiva, si bien algunos casos el haloperidol y la risperidona han mostrado cierta eficacia. También se han propuesto anticonvulsivos como la carbamazapina.
Sin embargo, lo más útil en este síndrome es tratar la causa médica que provoca la pérdida de visión, incrementando en lo posible la agudeza visual. Se ha comprobado que algunos pacientes con este síndrome no han vuelto a tener alucinaciones tras ser operados o tratados de su problema visual.
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