Durante más de un año, la crisis del coronavirus se ha infiltrado en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto en lo personal y privado como en lo profesional y público.
Lo que empezó siendo un problema de tipo sanitario que afectaba sobre todo a la salud física, rápidamente se transformó también en un problema social, económico e incluso político con implicaciones en nuestra manera de comportarnos, de sentir y de pensar.
Por eso, no sorprende que una de las facetas del día a día en las que la pandemia ha tenido mucha influencia sea nuestra capacidad para dormir bien y las horas suficientes. A fin de cuentas, dedicamos gran parte del día a esta actividad, y de ella depende nuestro bienestar. Por eso, en este artículo vamos a hablar de las principales causas de los problemas de sueño desencadenados por la crisis del COVID-19.
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¿Por qué la falta de sueño es un problema psicológico importante?
Empecemos aclarando por qué hay que tomarse en serio el impacto en la calidad del sueño de una crisis como la del COVID-19.
Muchas personas asumen que el hecho de no dormir bien o no hacerlo durante las horas suficientes genera, como máximo, un sentimiento de malestar que se prolonga durante casi todo el día siguiente. Sin embargo, lo cierto es que las consecuencias negativas de esta clase de problemas van más allá de esa sensación de malestar, y tienen implicaciones objetivas, no solo subjetivas.
El simple hecho de dormir mal en una sola jornada de descanso da lugar a estos desajustes a corto plazo:
- Serias dificultades para concentrarse en tareas, conversaciones, etc.
- Menor capacidad para memorizar y evocar recuerdos.
- Mayor predisposición a la irritabilidad y a reaccionar con frustración o enfado a los imprevistos.
- Mayor predisposición a adoptar una actitud de pasividad: la persona se involucra menos en cualquier acción.
Además, si estos problemas de sueño se van acumulando a lo largo de los días, aparecen otros problemas psicológicos a medio y largo plazo. Los más significativos son los siguientes:
- Mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.
- Mayor riesgo de desarrollar trastornos del estado de ánimo.
- Se incrementan las posibilidades de caer en el consumo de sustancias adictivas legales o ilegales.
Y, por supuesto, a todo eso hay que añadirle los problemas de salud física, como una mayor predisposición a la obesidad y a las enfermedades cardiovasculares, una aceleración del envejecimiento, y otras alteraciones que llegado el caso incluso podrían tener como desenlace la muerte si la situación se prolonga demasiado y se duerme muy poco.
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Las principales causas de los problemas de sueño en la pandemia del coronavirus
Evidentemente, durante la crisis del coronavirus es posible tener problemas para dormir muy diversos, y basados en una amplia pluralidad de causas. Además, raramente un problema psicológico tiene un solo desencadenante; siempre hay que hablar de multicausalidad.
Sin embargo, si concentramos el foco en las causas de los problemas del sueño característicos de esta época, cabe destacar los siguientes.
1. Problemas de ansiedad basados en la inseguridad laboral y financiera
Las economías de muchos Estados se han tambaleado mucho durante la pandemia, y esto se ha visto reflejado en la salud mental de cientos de miles de trabajadores y trabajadores, especialmente en le caso de las personas en situación de precariedad, a las que un despido o el cierre de un negocio les puede salir más caro.
Ante esta clase de fuentes de ansiedad, es habitual tener problemas para conciliar el sueño, ya que el cerebro tiende a mantenerse “en marcha” y con un alto nivel de activación anticipando situaciones catastróficas y/o buscando soluciones urgentes.
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2. Rumiación por el miedo a los contagios
El hecho de que el COVID-19 tarde varios días en generar síntomas hace que muchas personas se obsesionen con la idea de tener el virus, dando lugar a la rumiación: la tendencia a darle vueltas una y otra vez a un tipo de pensamientos que producen preocupación. Esto se da sobre todo en personas con aprensión a las enfermedades y fácilmente sugestionables, ya que interpretan una gran variedad de eventos como un signo o síntoma de patología potencialmente severa.
3. Síntomas depresivos asociados a la soledad por medidas de confinamiento
Tanto las medidas de confinamiento aplicadas sobre la población general como las situaciones de cuarentena pueden desbordar emocionalmente a las personas, sobre todo a las más extravertidas. No es fácil adaptarse a una rutina caracterizada por la falta de trato cara a cara con los demás, y esto puede llevar a problemas para dormir bien.
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4. Desestructuración de los horarios
Un cambio como pasar de trabajar en la oficina a hacerlo desde casa puede eliminar muchos referentes temporales que estructuraban el día a día de la persona que teletrabaja.
Por ejemplo, puede caer en la trampa de dejar buena parte de sus tareas para el anochecer, lo cual retrasa el momento de irse a dormir (sobre todo si no logra terminar a tiempo y procura compensar eso despertándose temprano). Además, la desorganización en los horarios también es algo que de por sí perjudica a la calidad del sueño, incluso si la persona duerme las horas suficientes.
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5. Problemas familiares o por duelo
Finalmente, las causas de los problemas de sueño pueden estar facilitados por la pandemia de manera indirecta, por las crisis que ha podido generar en la familia: discusiones en casa, familiares enfermos, muerte de seres queridos, etc.
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