Dormir horas y horas sin interrupción; para muchas personas puede parecer un placer poder establecer un período de descanso prolongado en el que reponer energías tras un duro día de trabajo.
Pero para otras, puede suponer un auténtico suplicio que limita en gran medida su vida debido a que pueden pasar la mayor parte del día durmiendo, además de presentar alteraciones graves de comportamiento y estado del ánimo en el tiempo que permanecen despiertos. Estamos hablando de aquellas personas que padecen el trastorno conocido como el síndrome de Kleine-Levin, un trastorno relacionado con la hipersomnia.
El síndrome de la bella durmiente
También conocido como síndrome de la bella durmiente, el síndrome de Kleine Levin es un trastorno de origen neurológico que se caracteriza por la presencia de episodios de una profunda hipersomnia, en la que el individuo puede llegar a dormir hasta veinte horas seguidas.
Además de la hipersomnia, resultan característicos de este síndrome la presencia de alteraciones cognitivas y conductuales. La memoria y la capacidad de raciocinio y de juicio también pueden verse alteradas, así como es frecuente observar enlentecimiento físico y mental y fatiga.
En el período en el que está despierto el individuo con síndrome de Kleine-Levin manifiesta una conducta desinhibida e incluso compulsiva, con hiperfagia e hipersexualidad y una actitud entre infantil y agresiva. El sujeto tiene una emocionalidad lábil e irritable que puede desencadenar en actuaciones violentas. En ocasiones pueden observarse también la presencia de fenómenos disociativos como la desrealización, o alteraciones perceptivas como alucinaciones.
Este trastorno suele iniciarse frecuentemente en la adolescencia, con mayor prevalencia en varones, cosa que les provoca una severa incapacidad en los períodos de tiempo en el que presentan los síntomas.
Los episodios pueden durar días o semanas, y pueden ocurrir numerosas veces a lo largo del año. Sin embargo, en el período de tiempo entre los diferentes episodios el comportamiento y la cantidad de sueño es normativo, recuperando sus funciones mentales normales y pudiendo realizar vida normal en esos momentos.
Una causa desconocida
Las causas de este trastorno neurológico no son aún conocidas, si bien se especula con la presencia de alteraciones en el funcionamiento del hipotálamo y del conjunto del sistema límbico y algunas otras estructuras subcorticales vinculadas a la regulación de las emociones y del sueño.
Concretamente se ha observado que en muchos pacientes se da una hipoperfusión en sistema límbico, tálamo y corteza frontotemporal (es decir, se reduce la cantidad de sangre que llega a esas regiones, con lo que no están todo lo irrigadas que deberían). También la actividad electro-encefálica parece desacelerarse.
Se ha estudiado un posible influencia genética que pudiera explicar el fenómeno, pero aunque se ha hallado que en algunas ocasiones existen varios casos en la misma familia, no existen pruebas que lo confirmen. También se ha especulado que pueda deberse a traumatismo craneal, enfermedades médicas infecciosas o estrés severo.
Tratamiento del síndrome de Kleine-Levin
El síndrome de Kleine-Levin no tiene una etiología clara, de manera que resulta complicado realizar un tratamiento curativo. El tratamiento que se aplica ante la presencia de este trastorno suele centrarse en la sintomatología.
Como ocurre con otras hipersomnias, se han empleado a menudo diversos psicofármacos para controlar los síntomas. La utilización de estimulantes puede favorecer un aumento de la actividad de los sujetos y reducir los episodios de sueño en duración y frecuencia, si bien por otra parte puede perjudicar la presencia de actuaciones impulsivas y alucinaciones.También los antipsicóticos se han empleado para manejar las alteraciones conductuales, así como antidepresivos como los IMAO y la imapramina, eutimizantes y anticonvulsivos.
Intervención psicológica
A nivel psicológico es necesario emplear la psicoeducación tanto con el paciente como con el entorno debido a las complicaciones que su estado puede conllevar a nivel afectivo, conductual y social, lo cual puede dañar las redes de apoyo y ayuda de las que disponen los pacientes afectados por este desorden. También se deben tratar aquellos problemas emocionales derivados de la vivencia del trastorno, especialmente en los periodos asintomáticos.
El uso de técnicas cognitivo-conductuales es otro elemento a tener en cuenta en este aspecto, haciendo uso de la reestructuración cognitiva o del aprendizaje de maneras de gestionar la situación. El objetivo es hacer que la interpretación de la vivencia de los síntomas sea lo más adecuada posible.
Afortunadamente, en muchos de los casos a pesar de ser recidivante el síndrome de Kleine-Levin tiende a desaparecer con los años.
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Referencias bibliográficas:
- Arias, M.; Crespo, J.M.; Pérez, J: Requena, I.; Sesar, A. & Peleteiro, M. (2002). Síndrome de Kleine-Levin: aportación diagnóstica de la SPECT cerebral. Rev. Neurol.; 35 (6): 531-533.
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- Erro, M.E. y Zandio, B. (2007). Las hipersomnias: diagnóstico, clasificación y tratamiento. Anales del Sistema Sanitario de Navarra; 30. Hospital de Navarra. Pamplona.