Test de Bender: características, funciones, y cómo se usa

El test de Bender es una herramienta de evaluación usada con niños y niñas y basada en el dibujo.

Test de Bender

Una de las herramientas clásicas en psicología infantil es el test de Bender, de origen gestáltico y que se ha mostrado como un instrumento muy eficaz en la detección de posibles problemas del desarrollo.

Se trata de una prueba en la que los niños deben intentar copiar exactamente una serie de tarjetas en las que aparecen formas geométricas y líneas.

Vamos a aprender un poco más sobre este test, además de entender cómo es su corrección y las puntuaciones esperables según la franja de edad.

¿Qué es el test de Bender?

El test de Bender es un test vinculado a la psicología gestáltica usada para evaluar el desarrollo de la inteligencia en los niños, así como posibles trastornos y discapacidades que puedan presentar.

Este test fue creado por la psiquiatra norteamericana Lauretta Bender entre los años 1932 y 1938, basándose en los principios teóricos de la Gestalt. Según este enfoque, el organismo no reacciona a estímulos locales con respuestas locales, sino que responde a conjuntos de estímulos con un proceso total.

Se parte de la idea de que, atendiendo la función visomotora, se pueden evaluar diferentes funciones, como la percepción visual, la motricidad fina, la memoria y la conciencia del espacio y el tiempo. Además, se cree que la percepción visual depende del grado de maduración del sistema nervioso central, con lo cual se podrían detectar problemas del desarrollo con este test.

Pese a que el enfoque del que parte sea hoy en día muy criticado, lo cierto es que el test de Bender se considera una muy buena herramienta para detectar problemas del desarrollo, considerándose una excepción dentro de los tests propuestos por la Gestalt.

Es un instrumento muy fiable y válido, y que además presenta alta correlación con otras pruebas psicológicas, entre ellas el WISC. Es muy usada también porque implica muy poca intrusión para los niños, puesto que lo único que tienen que hacer es copiar los dibujos del test.

¿Cómo se aplica?

La prueba consiste en pedirle al niño que copie 9 figuras en un papel en blanco con un lápiz, tal y como se le muestra en una hoja de ejemplo. Las figuras son:

  • Círculo-cuadrado
  • Línea de puntos
  • Tres líneas de puntos colocadas como una escalera
  • Cuatro líneas de puntos haciendo ondas
  • Cuadrado no completo y línea curva
  • Curva y línea diagonal hechas de puntos
  • Dos curvas que se cruzan perpendicularmente
  • Cristales que se sobreponen
  • Cristal pequeño dentro de cristal grande

El niño, al intentar copiar todas las figuras, tiene que llevar a cabo varios procesos visuales y motores. Primero, tiene que ver la figura a copiar, hacerse una representación mental, intentar recordarla, coger el lápiz, intentar dibujar la figura y comprobar si va por buen camino.

La prueba puede aplicarse en niños de más de 4 años, y los niños de 11 o más años, en la mayoría de los casos, son capaces de copiar los dibujos del test sin errores. En caso hubieran demasiados errores o que la figura resultante fuera muy diferente a la que se les ha presentado, se consideraría la posibilidad de que haya algún tipo de problema, tanto a nivel perceptivo como intelectual y motriz.

Protocolo de Koppitz

Una de las figuras que más ha investigado el test de Bender es Elizabeth Koppitz (1918-1983), quien proporcionó un protocolo a través del cual se pueden evaluar:

  • Madurez para el aprendizaje
  • Problemas en la lectura
  • Dificultades emocionales
  • Posible lesión cerebral
  • Deficiencias mentales.

Editó un libro con normas de puntaje aplicables a todos los niños de edades comprendidas entre los 4 y 11 años, independientemente de cual sea su inteligencia o el tipo de problemas que presenten. También son de aplicación en sujetos con discapacidad mental con una edad cronológica no superior a los 16 años pero con edad mental menor a los 10 años.

El sistema de Koppitz tiene en cuenta 25 ítems que deben ser evaluados tras la aplicación de la prueba. Cada ítem será puntuado con un 0 o un 1, en caso de si se ha realizado correctamente o no la copia de la figura. A más puntuación, más posibilidad de que haya algún tipo problema.

El protocolo de Koppitz no es muy diferente a como la propia Bender aplicaba la prueba, aunque sí especificando que durante la prueba se debía evitar sugerir al niño que fuera lo más exacto y meticuloso posible o que se hiciera los dibujos de la forma más rápida.

Se le dice al niño que tiene nueve dibujos y que debe tratar de copiarlos. Se le debe entregar un solo folio en blanco y un lápiz y, en caso de que pida otra hoja más adelante, se le dará pero indicando que así lo ha hecho. Es importante que durante la realización de la prueba el evaluador no haga ningún comentario.

La copia debe empezar con la tarjeta A (círculo-cuadrado), enseñándole al niño el resto de tarjetas a medida que vaya acabando con el último dibujo que ha hecho, y yendo en orden de 1 al 8. Se le dirá en cada tarjeta que deberá copiar el dibujo que se le presenta.

Si durante la prueba el evaluado cuenta los puntos o se preocupa demasiado por algún aspecto en concreto, se le deberá dar una respuesta neutra, como por ejemplo “hazlo lo más parecido a la tarjeta”. En caso de que insista mucho, se puede suponer que se está ante un caso de niño perfeccionista o compulsivo. Se debe evitar que el niño se ayude rotando la tarjeta en cualquier dirección, indicándole que debe dibujarlo desde la posición que se le ha dado la tarjeta.

No hay tiempo límite para la administración de esta prueba, aunque se ha considerado que el tiempo máximo para cada tarjeta deberían ser unos 5 minutos, teniendo en cuenta que es raro que el niño haga el dibujo en menos de 3 minutos.

Si sobrepasara el tiempo se deberá anotar esa incidencia, suponiendo que se podría tratar de un niño lento o metódico. Por el otro lado, en caso de que el niño no tarde más de 3 minutos, es posible que se esté ante un caso de un niño un tanto compulsivo, impulsivo o poco reflexivo, aunque, claro está, se deberá combinar esto con otras pruebas.

De todas formas, si se cree que algunos de los ítems que el niño ha intentado copiar los ha hecho de forma muy rápida y no reflejan su destreza real se le puede pedir que lo efectúe de nuevo. En este caso, se deberá anotar en el protocolo que el niño lo ha hecho de nuevo.

Corrección

Las puntuaciones en el test de Bender por edad son las siguientes:

  • Más de 13 puntos o errores - 5 años
  • 10 errores: 5 años y medio
  • 8 errores: 6 años
  • 5 errores: 7 años
  • 3 o 4 errores: 8 años
  • 2 o menos errores: 9 o 10 niños

A la hora de corregir el test se pueden dar los siguientes errores.

1. Confusión de la secuencia

Los dibujos no siguen la secuencia esperada, produciéndose cambios en las direcciones y que rompen la progresión lógica o esperada.

2. Colisión

Se amontonan diferentes diseños en la hoja de papel o se permite que el extremo de alguno de ellos toque a otro.

3. Superposición de diseños

Las figuras se dibujan unas encima de otras.

4. Repaso

Se remarca o repasa la línea de una parte o de toda la figura.

5. Calidad irregular de la línea

Se dibujan líneas irregulares, o se dibuja la línea con cierto temblor. Este error es especialmente llamativo cuando se da en niños más grandes.

6. Dificultad de angulación

Distorsión notable en los ángulos de las figuras.

7. Perseveración

Se dibuja repetidamente un diseño completo o una parte de la figura. Suele ser más evidente en los dibujos hechos por filas de puntos.

8. Extensión de la línea

Hacer más larga una línea o añadir líneas que no están presentes en el dibujo de ejemplo.

9. Contaminación

Se combinan partes de dos figuras del test diferentes.

10. Rotación

Rotar una o más figuras en más de 45º desde su forma estándar.

11. Omisión

Dejar espacio en una figura que en el ejemplo no está, o solo reproducir parte de ella. Separar o fragmentar partes de un diseño.

12. Retrogresión

Sustituir líneas o puntos por círculos, rayas por puntos o rellenar la figura.

Correlación entre el test de Bender y el WISC

Diferentes estudios han demostrado una alta correlación entre la parte ejecutiva de las pruebas del WISC (Wechsler Intelligence Scale for Children) y el test de Bender. Esto parece suceder independientemente de la edad, lo cual viene a confirmar que el test de Bender mide muchas de las funciones que también son evaluadas en esa parte concreta del WISC, y en algunos casos, servir de sustituto o como prueba de control.

Otro dato interesante es que en niños de entre 7 y 10 años hay correlación entre las puntuaciones que obtienen en el test de aritmética del WISC y el test de Bender. La explicación de esto es que la prueba de aritmética implica relaciones parte-todo y conceptos numéricos que también se encuentran, aunque de una forma un tanto más enmascarada, en el test de Bender.

Problemas neurológicos y el test de Bender

El test de Bender puede ayudarnos a sospechar de lesiones a nivel neurológico, sobre todo si el niño tiene más de 11 años y no hace la prueba correctamente.

No obstante, cabe decir que la capacidad de detección de posibles alteraciones neurológicas de esta prueba es baja, puesto que son muchos los motivos por los que un niño no haga correctamente el test, sin necesidad de que se hable de lesión cerebral. Además, puede haber una lesión cerebral que no afecte la habilidad viso-espacial y, por lo tanto, no quede plasmado en los resultados de este test.

Indicadores emocionales

El test de Bender también se ha asociado a problemas emocionales, aunque, de la misma manera que hablábamos con el caso de los problemas neurológicos, esta prueba no es lo suficientemente fiable como para diagnosticar un problema del estado del ánimo o de la ansiedad.

No obstante, sí que puede ayudarnos a sospechar de que algo no va bien en el entorno cercano del evaluado, y que se deberá llevar a cabo un anamnesis más profundo, que evalúe los aspectos emocionales.

Igualmente, y desde una perspectiva muy gestáltica, se han propuesto varias explicaciones detrás de los diferentes errores que se pueden dar mientras se realiza la prueba.

1. Orden confuso de los dibujos

Este indicador parece estar relacionado con la falta de planificación y organización del niño. Se trata de algo normal en los niños más pequeños, concretamente en la franja de los 5 y 7 años, puesto que todavía hacen dibujos de una forma un tanto confusa.

El indicador no adquiere significación diagnóstica hasta los 8 años, cuando la distribución arbitraria por toda la hoja es algo que ya se debe tomar en consideración como indicador de un posible problema.

2. Línea ondulada

La línea ondulada en las figuras 1 (línea de puntos) y 2 (tres líneas) se asocia con falta de estabilidad emocional. En niños pequeños cabe la posibilidad de que, como todavía no controlan mucho lo que dibujan, lo hagan un poco irregular, pero en niños más cercanos a los 8 años esto ya es motivo de sospecha de problemas emocionales.

3. Sustitución de círculos por rayas

En adultos se asocia con algún tipo de perturbación emocional y no es común. En los niños más pequeños se relaciona con impulsividad y falta de interés o atención.

4. Aumento progresivo del tamaño

Esto ha sido relacionado con una baja tolerancia a la frustración y al impulsividad. En los caso más claros puede ser indicativo de conductas disruptivas, violentas y también TDAH.

5. Gran tamaño de las figuras

Se asocia a comportamiento externalizante. Suelen ser niños con patrones obsesivos y exigentes.

6. Tamaño pequeño de los dibujos

Se asocia a comportamiento internalizante, retraimiento, timidez y ansiedad. Adquiere significación diagnóstica en niños de 8 a 10 años. Si los dibujos se concentran en una zona concreta del papel confirmarían aún más la sospecha de retraimiento, de acuerdo con las hipótesis gestálticas.

7. Línea fina

Está asociada a timidez y retraimiento en niños pequeños, aunque no tan claro en niños mayores. Se ha hipotetizado que en niños mayores podría estar entre la pereza, perfeccionismo y debilidad emocional.

8. Repaso de las figuras y las líneas

Se relaciona con agresividad e impulsividad.

9. Segunda tentativa

Está relacionado con ansiedad, impulsividad y problemas emocionales varios. Hay niños que, tras el primer intento, no están contentos con su dibujo, ven que lo han hecho mal pero no saben rectificar, así que hacen un nuevo intento en otro lado de la hoja.

10. Expansión y uso de más hojas

Es un indicador de tendencias de conducta disruptiva, explosiva e incluso violenta. Se relaciona con poca planificación y pobre aprovechamiento del espacio. Ha sido relacionado con deterioro neurológico y conductas externalizantes.

11. Constricción o uso reducido de la hoja

Se lo relaciona con problemas tales como el retraimiento, la timidez y la depresión.

Críticas y debilidades del test de Bender

El test de Bender ha sido un recurso muy utilizado en psicología clínica y educativa. Sin embargo, ha recibido varias críticas a lo largo del tiempo.

A continuación os explicamos algunas de las principales:

1. Limitada validez diagnóstica

Aunque se usa para detectar problemas neurológicos y psicológicos, algunos estudios cuestionan la validez del test para identificar trastornos específicos, como disfunciones cerebrales o déficits perceptivos.

La interpretación de los resultados, muestran varios estudios, no siempre es concluyente, ya que un mal desempeño puede deberse a múltiples factores (como fatiga, ansiedad o falta de motivación), lo que reduce su precisión diagnóstica.

2. Subjetividad en la interpretación

Aunque existen sistemas de puntuación más objetivos, como el de Koppitz, la interpretación del test puede ser altamente subjetiva.

La razón es que, según esta línea crítica, depende en gran medida del juicio del evaluador, lo que puede llevar a discrepancias en los diagnósticos, especialmente en la evaluación de dibujos que no cumplen claramente con los criterios de "correcto" o "incorrecto".

3. Uso excesivo como única prueba

En algunos contextos, el test de Bender se utiliza como una herramienta única o principal para detectar trastornos, lo que puede resultar inadecuado.

El test no ofrece una visión integral de las capacidades cognitivas o emocionales del individuo, y su uso como única prueba puede llevar a conclusiones parciales o erróneas.

4. Poca sensibilidad a factores culturales y educativos

El test no tiene en cuenta variaciones culturales o educativas significativas, lo que puede afectar la precisión en poblaciones diversas.

Las habilidades perceptivo-motoras y la familiaridad con las figuras geométricas pueden variar entre culturas y niveles de educación, lo que puede generar falsos positivos o negativos.

5. Obsolescencia de sus versiones más antiguas

Las versiones clásicas del test, desarrolladas en la década de 1930, pueden no estar actualizadas para las demandas diagnósticas actuales.

Aunque existen revisiones y adaptaciones más modernas, algunas prácticas siguen utilizando versiones más antiguas que no reflejan los avances en neuropsicología y psicometría, por lo que están parcialmente obsoletas y pueden no ser efectivas.

6. Sensibilidad limitada a variaciones en el desarrollo normal

El test puede no ser sensible a diferencias sutiles en el desarrollo normal, especialmente en niños, lo que limita su uso para detectar retrasos leves.

Aunque puede identificar problemas graves, puede no detectar dificultades menores o problemas específicos que requieren evaluaciones más detalladas.

7. Poca utilidad en adultos con funciones normales

En adultos sin problemas evidentes, el Test de Bender puede ser poco útil y no ofrecer información significativa.

En estos casos, los resultados suelen ser normales y no aportan insights profundos sobre las funciones cognitivas o perceptivas del individuo.

8. Problemas de estandarización

La estandarización del test en diferentes grupos poblacionales no siempre ha sido rigurosa.

Algunos estudios sugieren que las normativas de puntuación pueden no ser aplicables de manera equitativa a todas las poblaciones, lo que plantea dudas sobre su generalización y comparabilidad entre individuos.

9. Vulnerabilidad a la influencia emocional

Las emociones y el estado psicológico del evaluado (ansiedad, estrés, fatiga) pueden influir significativamente en el rendimiento.

Dado que la prueba implica habilidades motoras y visuales, las personas que están emocionalmente afectadas pueden obtener malos resultados que no reflejan su verdadero potencial.

10. Actualización insuficiente para nuevas teorías neuropsicológicas

Algunas versiones del test de Bender no han sido adaptadas o actualizadas para alinearse con los últimos descubrimientos y teorías en neuropsicología.

En el contexto de avances en neurociencias, algunos expertos consideran que el test debería revisarse más frecuentemente para reflejar estos conocimientos.

A pesar de estas críticas, el test de Bender sigue siendo útil en contextos clínicos y educativos cuando se usa como parte de una batería de pruebas más amplia.

Sin embargo, es importante ser consciente de sus limitaciones y no sobreinterpretar sus resultados. En este contexto, la figura de un profesional de la psicología con experiencia, formación específica y una perspectiva global de los trastornos y de la intervención psicológica resultará clave.

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  • Moetesum, M. & Siddiqi, I. & Masroor, U. & Djeddi, C. (2015). Automated Scoring of Bender Gestalt Test Using Image Analysis Techniques. ICDAR 2015
  • Bender, L. (1997). Test guestáltico visomotor (B.G.). Paidós. p. 15-16. ISBN 84-7509-308-6.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Nahum Montagud Rubio. (2020, agosto 6). Test de Bender: características, funciones, y cómo se usa. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/test-bender

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