A los 30 años de Edad Jewel Shupping decidió rociarse los ojos con líquido desatascador para cumplir su deseo de quedarse ciega. Por otra parte, Jennins- White es conocida por llevar media vida luchando por librarse de lo que para ella supone una pesada carga: sus piernas sanas.
Aunque a primera vista estos parezcan dos casos aislados la verdad es que se trata de un desorden conocido como trastorno de identidad de la integridad corporal. A lo largo de este artículo hablaremos de las características de este trastorno, así como de sus posibles causas y de los tratamientos existentes.
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¿Qué es el trastorno de la identidad de la integridad corporal?
El trastorno de identidad de la integridad corporal o BIID por sus siglas en inglés (Body Integrity Identity Disorder) es un desorden psiquiátrico a causa del cual la persona que lo padece sufre de una imperiosa necesidad o deseo de amputarse algunas zonas o extremidades sanas de su cuerpo.
Aunque tradicionalmente se le ha otorgado en nombre de apotemnofilia, la realidad es que el trastorno de identidad de la integridad corporal no incluye ningún tipo de componente o motivación sexual por la que la persona desee amputar cualquier zona de su cuerpo.
Por lo tanto debe establecer una clara diferenciación entre ambos conceptos. Mientras que en la apotemnofilia la persona siente excitación o placer sexual ante la idea o la imagen de uno de sus miembros amputados, en el trastorno de identidad de la integridad corporal existen otro tipo de motivaciones.
Concretamente, una de las principales motivaciones de este tipo de pacientes es la de poseer algún tipo de discapacidad. Pero no por motivos económicos, sino por la mera atracción que les causa vivir en este estado.
Otra de las motivaciones es la conseguir cierto aspecto físico de particular agrado para estas personas. Esta motivación sería el equivalente extremo a aquella que sienten algunas personas que se someten a cualquier tipo de cirugía estética con la intención de modificar alguna parte de su cuerpo que no les resulta atractiva.
No obstante, en el trastorno de identidad de la integridad corporal, las personas experimentan la sensación de que ciertas partes de su cuerpo no les pertenecen, las sienten ajenas a ellos y esto les provoca un gran malestar.
Este desorden tiende a manifestarse ya en edades muy tempranas, durante las cuales los niños tienden a imaginar que les falta o desaparece alguna parte de su cuerpo.
Finalmente, este trastorno puede ser confundido con el Trastorno Dismórfico Corporal (BDD). No obstante, en este último la persona experimenta una angustia profunda por la apariencia de una parte específica de su cuerpo la cual consideran defectuosa o poco atractiva, y a pesar de que sientan el deseo imperioso de modificarla nunca se plantean que esta desaparezca por completo.
¿Cuál es la sintomatología?
Los principales síntomas del trastorno de identidad de la integridad corporal son los siguientes.
Sístomas cognitivos y emocionales
Dentro de la sintomatología propia de este trastorno, la cual podría concretarse tanto en el deseo de amputar alguna parte del cuerpo, como en los intentos o autolesiones que una persona pueda provocarse con esta finalidad; las personas con trastorno de identidad de la integridad corporal tienden a comportarse o pensar de una manera determinada que las caracteriza.
Esta sintomatología, mayormente de naturaleza cognitiva, se manifiesta mediante ideas irracionales repetitivas e intrusivas en la cuales el paciente se siente incompleto con su cuerpo tal y como es o, por otra parte, no se siente identificado con ciertas partes de su cuerpo.
La intensidad de estas ideas puede llegar a ser tal que suelen convertirse en obsesiones, las cuales derivan en altos niveles de ansiedad y un bajo estado anímico. Estos pensamientos, así como los síntomas ansiosos, se alivian o desaparecen una vez se haya llevado a la cabo la amputación.
Por regla general, los pacientes tienen muy claro qué parte de su cuerpo es la culpable de su angustia y llegan incluso a referir cierto sentimiento de envidia ante aquellas personas que poseen algún miembro amputado.
Las personas con trastorno de identidad de la integridad corporal tienden a experimentar altos niveles de soledad y sentimientos de incomprensión ante sus necesidades. Conscientes de que el resto de población es incapaz de entenderles suelen sentir una gran sensación de vergüenza, llegando incluso a auto-excluirse socialmente. Finalmente, una vez realizados sus deseos, estos pacientes nunca se sienten o identifican como inválidos, sino que experimentan una sensación de satisfacción y liberación trás haberse desecho de lo que para ellos suponía una carga.
Síntomas conductuales
En cuanto a los síntomas conductuales, las personas con trastorno de identidad de la integridad corporal suelen llevar a cabo numerosas conductas de autolesión con la intención de que les amputen la pierna. Estas conductas pueden ir desde lesionarse en su propio hogar hasta dejarse atropellar o dispararse con un arma.
El objetivo de cualquiera de estas conductas es el de infligir una serie de heridas de gravedad suficiente como para que el miembro dañado deba ser amputado por profesionales médicos. No obstante, también se han registrado casos en los que el propio paciente ha intentado amputarse o “liberarse” de alguna parte de su cuerpo por cuenta propia.
Asimismo, aunque la zona, extremidad o parte del cuerpo que causa esta aversión en el paciente puede variar entre persona y persona, la demanda más habitual es la de amputar la pierna izquierda por la zona superior de la rodilla o bien amputar una de las dos manos.
¿Qué causa este desorden?
El orígen o las causas exactas del trastorno de identidad de la integridad corporal son, por el momento, desconocidas. No obstante, existen diversas teorías de base tanto psicológica como neurobiológica que han intentado dar con la génesis de este desorden.
Una de estas teorías plantea la posibilidad de que, durante la etapa infantil, el niño quede tan profundamente marcado por la imagen de una persona con un miembro amputado que pueda llegar a adoptar esta imagen como un arquetipo corporal ideal.
Por otra parte, una segunda teoría psicológica hipotetiza que, ante la sensación de falta de atención o cariño, el niño puede llegar a pensar que, mediante la amputación de alguno de sus miembros, conseguirá esta atención que tanto necesita.
En cuanto a la teoría neurobiológica, una lesión o anomalía en la corteza cerebral asociada a las extremidades podría explicar el porqué de este fenómeno. De ser así, el trastorno de identidad de la integridad corporal podría ser considerado como un tipo de somatoparafrenia, la cual puede aparecer tras un derrame o embolia en el lóbulo parietal.
Además, en caso de que esta teoría fuese cierta, explicaría el hecho de que este desorden tenga mayor incidencia en hombres que en mujeres; puesto que en estos, el lado derecho del lóbulo parietal es significativamente más pequeño. Así como también aclararía que en la mayoría de los casos la zona que se quiere amputar se encuentre en el lado izquierdo del cuerpo.
¿Existe un tratamiento?
Dado que los síntomas de este desorden son principalmente cognitivos, el tratamiento cognitivo conductual puede resultar especialmente eficaz con el trastorno de identidad de la integridad corporal. No obstante, las ideas de estos pacientes están tan sumamente arraigadas que es muy complicado que los síntomas remitan solamente con terapia psicológica.
En los casos en los que el paciente o sus familiares opten por seguir un tratamiento psicológico, las técnicas de prevención de respuesta, así como la parada de pensamiento, suelen ser las que presentan una mayor eficacia.
El objetivo, en cualquiera de los casos, es que las personas con trastorno de identidad de la integridad corporal acepten sus cuerpos tan y como son, eliminando el deseo o la necesidad de someterse a una amputación.
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