Aunque el cine y las series nos presentan en ocasiones el TOC de manera chistosa o cómica, lo cierto es que se trata de una dificultad con la que miles de adultos y niños tienen que lidiar día a día.
La mayor parte de la información que conocemos de esta alteración procede de los adultos, aunque el problema suele aparecer, casi en la mitad de los casos, durante la infancia. ¿Por qué? Muy pocos niños que tienen un Trastorno Obsesivo Compulsivo solicitan ayuda. Creen que son así, que no pueden hacer nada para solucionarlo. Además, suelen esconder los síntomas porque se sienten confundidos o avergonzados.
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El Trastorno Obsesivo Compulsivo en niños y niñas
Los niños que padecen TOC sufren obsesiones o compulsiones que les causan una enorme ansiedad y molestias, interfiriendo en su desarrollo y en su día a día. Sus comportamientos son egodistónicos, impiden al niño alcanzar sus metas y objetivos.
Pero definamos esos conceptos. Las obsesiones son pensamientos o imágenes inquietantes (generalmente violentas) que la persona, en este caso el niño o niña, no puede ignorar, y que generan en él miedo y ansiedad. Son repetitivos e involuntarios, interrumpen una y otra vez la actividad mental del menor.
Las compulsiones son actos repetitivos, mentales o motores, que pretenden aliviar la ansiedad y molestias causadas por las obsesiones. Los niños autogeneran esta "solución" que provoca sólo un alivio momentáneo, pero a la larga lo que hace es reforzar la obsesión, aumentando su intensidad y frecuencia.
En algunos casos, las obsesiones y compulsiones están relacionadas, por ejemplo, sentirse sucio y lavarse las manos constantemente. Otras veces, sólo parece tener relación en la mente del niño, como por ejemplo temer que su familia va a sufrir daño si no se chasca todos los dedos de la mano.
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Ejemplos de obsesiones y compulsiones
Algunas obsesiones o compulsiones frecuentes en la niñez son: rezar gran cantidad de veces, para evitar que suceda algo malo; preguntar constantemente a familiares si ha pasado algo, por temor a haberle hecho daño a alguien; o la sensación de suciedad y el lavado de todo el cuerpo constantemente. En lo referido a esta última obsesión, un caso que nos puede ayudar a entender la manera en la que el TOC dificulta la vida del niño puede ser el siguiente.
Caso práctico real un TOC en la infancia
Alfonso es un niño de 11 años que acude a consulta traído por su madre, debido a que esta percibe un descenso en su rendimiento académico este último año. Sus padres están separados y Alfonso vive con su madre. La madre de Alfonso manifiesta que éste se pasa las tardes haciendo el vago (ella no lo puede comprobar, pues trabaja y no llega a casa hasta las 8); además dice que se acuesta muy tarde viendo vídeos de YouTube. Hasta aquí todo normal.
Lo cierto es que profundizando mucho en el caso, después de muchas sesiones, se averiguó que Alfonso no hacía el "vago" por las tardes, ni miraba videos de Youtube, no aprovechaba el tiempo de estudio porque en realidad Alfonso tenía el pensamiento obsesivo de que cada vez que pasaba al baño para defecar, nunca quedaba limpio del todo, por lo que empezó a iniciar una serie estereotipada de rituales compulsivos de limpieza que duraban entres 2 horas y media y 3 horas. Los videos que veía en la Tablet no eran más que la búsqueda de información para encontrar formas de ir al baño con las que se manchara lo menos posible.
¿Nos podemos imaginar el cansancio físico y mental que supone para un niño de 11 años repetir todos los días una serie de comportamientos de 3 horas de duración, todo ello rodeado de pensamientos, que le causan una fuerte ansiedad y de los que no puede escapar?
Un trastorno más difícil de detectar
Una de las diferencias entre las obsesiones de un niño y las de un adulto, radica en la elaboración de las mismas. Un adulto sabe explicarlas con detalles, ha construido una historia entorno a ellas. Por su parte el niño sólo puede expresar "porque sí", "no puedo soportarlo”, "aparece porque sí".
Los padres pueden no conocer los síntomas de su hijo en toda su extensión, porque muchos de ellos ocurren en la mente del niño y otros se esconden o disfrazan fácilmente. Una mamá o papá puede notar que el niño evita ciertas cosas, parece distraído, inatento o irritable, repetidamente busca aprobación o confiesa transgresiones menores, o no puede tolerar la incertidumbre. Pero no suele manifestarse con toda claridad, el niño suele esforzarse por ocultarlo.
¿Por qué aparecen los síntomas?
Es una enfermedad neurobiológica causada por el desequilibrio de ciertas sustancias en el cerebro, entre las que destaca la serotonina. Existen diversas variables que hacen más vulnerable a un niño para padecer esta dificultad, aunque todavía no contamos con información suficiente para saber el peso de cada una en la génesis del problema: la predisposición genética, un estilo de crianza basado en la constante exigencia de perfeccionismo, un acontecimiento vital estresante, como la muerte de un familiar… Sin embargo, los datos en la actualidad no son concluyentes.
En los niños suele aparecer entorno a los 7 y los 12 años, aunque en los casos en los que existe una historia familiar de Trastorno Obsesivo Compulsivo, puede surgir incluso a los 3 años de edad. Por su parte, en las niñas el problema se suele originar en la adolescencia.
La población infantil normal también puede tener pensamientos y dudas obsesivas, la diferencia es que cuando se produce un cambio en la etapa madurativa, estos pensamientos se conciben como estrafalarios y la mayoría de niños los desechan, mientras que, un pequeñísimo segmento, les otorga un valor relevante y central en sus vidas.
Espero que este artículo ayude a comprender un poco mejor las características del TOC en la infancia, y a visibilizar esta dificultad con la que miles de niños tienen que bregar en su día a día.