De entre todos los motivos de consulta que reciben los psicólogos diariamente en el ámbito de la psicología aplicada a los niños, los traumas infantiles son uno de los más habituales y problemáticos, teniendo en cuenta que durante los primeros años de vida somos muy vulnerables.
La infancia es una etapa de desarrollo crucial en la que cualquier experiencia vivida puede influir mucho en nuestro desarrollo psicológico; en este sentido, uno de los problemas que pueden afectar con mayor intensidad a la salud mental de un niño o una niña son los traumas, trastornos muy estudiados en el ámbito de la psicología clínica.
En el artículo de hoy resumiremos brevemente qué son los traumas y hablaremos de una de las formas de intervención más habituales para el trauma infantil: la terapia cognitivo-conductual.
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¿Qué es un trauma?
Los traumas son el impacto psicológico de eventos o experiencias que desestabilizan emocionalmente a la persona que los vive, y que a la larga pueden acabar desarrollando todo tipo de alteraciones psicológicas, siendo el trastorno de estrés postraumático la más habitual.
Puesto que las personas somos distintas y no todo el mundo experimenta de igual manera los mismos acontecimientos, es necesario destacar que los traumas no aparecen de la misma forma en todo el mundo, lo único que tienen en común es que son experiencias muy estresantes o emocionalmente dolorosas que marcan para siempre la vida de la persona.
Como se ha indicado, los traumas afectan de manera especial a los niños, ya que estos se encuentran en una etapa de desarrollo personal, neurológico y biológico en la que las experiencias pueden afectarles de manera significativa. Así, un trauma infantil no tratado es capaz de permanecer en estado más o menos latente durante décadas, perjudicando a la persona incluso al llegar a la etapa adulta.
Estos desajustes psicológicos aparecen en situaciones significativas en la vida de una persona y ligadas a la violencia, a la soledad o a los problemas de salud, como pueden ser accidentes de coche, catástrofes naturales, casos de violencia o abusos, el hecho de vivir una guerra, ser víctima de un delito o presencial un asesinato.
Los traumas infantiles deben ser tratados cuanto antes para evitar que la salud mental del niño o la niña se vea más deteriorada y que el trauma se cronifique y pueda dar lugar a trastornos psicológicos más graves.
A continuación presentamos la modalidad de intervención más adecuada y que ha resultado ser más exitosa para tratar los casos de trauma infantil en el ámbito de la psicología.
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Terapia cognitivo-conductual focalizada en el trauma infantil
La Terapia Cognitivo-conductual es una de las más aplicadas en todo el mundo y desde hace varios años, es considerada por los profesionales de la psicología como la más eficaz para tratar los traumas infantiles, debido a su evidencia científica y empírica probadas.
El objetivo principal al aplicar la terapia cognitivo-conductual (TCC) en casos de trauma es intervenir tanto en los patrones de comportamiento observables como en los esquemas de pensamiento y las maneras de interpretar la realidad del paciente. Es decir, que hay una doble vía de intervención: sobre las acciones basadas en la interacción con el entorno, y sobre los procesos psicológicos internos. Ambas se refuerzan entre sí para dar lugar a un cambio a mejor.
La Terapia Cognitivo-conductual focalizada en el trauma infantil se aplica en una consulta o entorno terapéutico para ayudar al niño a superar su trauma, mediante diversas técnicas psicológicas como la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en técnicas de relajación o la psicoeducación.
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Características principales de la Terapia Cognitivo-conductual focalizada en el trauma infantil
Estas son las características esenciales que debe comprender la Terapia Cognitivo-conductual focalizada en el trauma infantil para cumplir su cometido de manera eficiente y ayudar al niño o la niña a superar su trauma.
1. Intervención adaptada al niño
La terapia cognitivo-conductual focalizada en el trauma infantil es una modalidad terapéutica estructurada y de duración relativamente corta (puede durar desde unos meses hasta años).
Este tipo de intervención se adapta desde la primera sesión al nivel evolutivo del niño y a sus necesidades, así como a su entorno social y cultural, su estatus socioeconómico y otras características particulares que presente el cliente.
Además de eso, la intervención se lleva a cabo en todo momento en conversación con los padres del niño o la niña para garantizar al máximo su bienestar y su seguridad física y psicológica.
2. Psicoeducación
La fase de psicoeducación dentro de la Terapia Cognitivo-conductual focalizada en el trauma consiste en que el terapeuta aporta una serie de información importante tanto al niño como a sus padres acerca del trastorno psicológico por el que atraviesa; tanto sobre las reacciones por las que puede pasar como sobre las implicaciones emocionales que le puede causar el trauma.
En la fase de psicoeducación, se sientan las bases para que tanto el niño como su familia aprendan todo lo necesario sobre su problema, para posteriormente aportar también todo tipo de conocimientos, técnicas y estrategias útiles para que el niño puede aplicar en su día a día con el objetivo de superar su trauma y minimizar al máximo los efectos psicológicos negativos del mismo.
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3. Participación de los padres
En la Terapia Cognitivo-conductual focalizada en el trauma de los pacientes de menor edad es esencial la participación activa de los padres no infractores, ya que el niño debe sentirse apoyado y cuidado por sus progenitores como mecanismo terapéutico que ayuda a superar el trauma con mayor rapidez, tal y como han demostrado numerosos estudios científicos.
La gran dependencia que tienen los niños de sus padres tras experimentar un trauma grave hace imprescindible que los padres participen en la terapia, aportando protección hacia el hijo, confianza, seguridad y también replanteando el significado del trauma para que el niño sea capaz de superarlo.
4. Reestructuración cognitiva (adaptada a la edad del paciente)
La reestructuración cognitiva es una técnica psicológica clásica perteneciente a la Terapia Cognitivo-conductual que consiste en modificar los pensamientos, concepciones e ideas negativas del niño por otras más positivas y adaptativas que les permitan superar su trauma.
El trabajo del psicólogo consiste, en este apartado, en aportar todo tipo de conocimientos y ayudar al niño a entrenar ideas y pensamientos nuevos para reconfigurar o modificar los antiguos ejercicios cognitivos e intelectuales que le impiden al cliente superar su trauma.
5. Entrenamiento en técnicas de relajación
Las técnicas de relajación son esenciales para que el niño aprenda estrategias con las que poder manejar y gestionar mejor tanto el estrés como sus reacciones y respuestas emocionales o fisiológicas.
Los profesionales de la psicología expertos en terapia infantil aportarán tanto a padres como a sus hijos una gran variedad de técnicas que pueden poner en práctica en su día a día para superar sus traumas, entre las que destaca el Mindfulness.
6. Desensibilización sistemática
La Desensibilización sistemática es otra técnica psicológica muy eficaz aplicada en el ámbito de la psicología clínica para superar tanto traumas como trastornos de ansiedad de todo tipo.
Esta técnica se basa en el principio conductual de contracondicionamiento, basado en ayudar al niño a superar su miedo específico a una situación u objeto determinado a través de la exposición gradual y sistemática al origen de su miedo.
Diego Rojo & Equipo
Diego Rojo & Equipo
Psicólogo Cognitivo Conductual
7. Entrenamiento en habilidades
Por último, en la terapia cognitivo-conductual focalizada en el trauma también se entrenan habilidades de gran utilidad para ayudar al niño o a la niña a superarlo.
Estas habilidades pueden ser tanto de afrontamiento cognitivo como de modulación y expresión afectiva.