En los últimos tiempos, ha empezado y se ha ido propagando cada vez la práctica del coaching como acompañamiento a la consecución de la propia optimización y de la búsqueda de técnicas que ayuden a mejorar alguna capacidad, habilidad o dominio concreto.
En este sentido, es posible encontrar coaches centrados en muy distintos sectores: existen coaches deportivos, alimentarios, personales o organizacionales, entre otros. Todos ellos comparten el hecho de que se centran en ayudar al cliente a buscar la maximización de su potencial y a que este pueda lograr mejorar su capacidad de decisión sobre diversos aspectos.
No es infrecuente que a veces se relacione este tipo de práctica con otra en apariencia similar en que otra persona nos guia con su experiencia de cara a ayudarnos a aprender e integrar conocimientos y habilidades: el mentoring. Sin embargo, a pesar de que tienen cierta similitud ambos términos se refieren a distintos tipos de acompañamiento. ¿Cuáles son las diferencias entre coaching y mentoring? A lo largo de este artículo vamos a procurar dar respuesta a esta pregunta.
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¿Qué es un coach y qué es un mentor?
De cara a poder entender las diferencias existentes entre coaching y mentoring, resulta recomendable reflexionar en primer lugar sobre qué significan y qué implica cada uno de estos términos.
Podemos entender el coaching como un tipo de proceso de acompañamiento en el cual se pretende incrementar o ayudar a que el propio sujeto sea capaz de desarrollar sus potencialidades o sus capacidades latentes, generalmente orientado a la de mejorar en algún ámbito o tarea concreta. Se pretende ayudar a establecer y dirigirse a la consecución de metas concretas. Este proceso suele orientarse a lograr un resultado determinado en un período de tiempo relativamente corto y con los recursos que el sujeto ya tiene de base.
El papel de coach es el de acompañante en el proceso, el cual puede proporcionar o sugerir instrumentos o métodos a través de los cuales el cliente pueda desarrollarse por sí mismo.
Es importante tener en cuenta que un coach no tiene por qué ser psicólogo, y que de hecho el coaching no debe orientarse de ningún modo a intentar resolver una problemática o un trastorno mental: el objetivo del coaching es la fomentar el desarrollo personal y/o profesional.
En lo que respecta al mentoring, se trata también de un proceso de acompañamiento y que también pretende la mejora personal y/o profesional del cliente o sujeto. Para ello se emplea la figura del mentor, un experto en el sector a trabajar el cual guía al cliente a través de su experiencia con el fin de proporcionarle conocimientos y incrementar sus habilidades, a través del aprendizaje que el sujeto mentorizado puede adquirir del mentor.
El mentor actúa como guía y consejero, proporcionando una perspectiva más experimentada y ayudando a que su mentorado construya nuevos conocimientos y habilidades gracias a ella. Se da una relación semejante a la de maestro y discípulo con el fin de incrementar y potenciar las capacidades del mentorado a través del conocimiento que le es transmitido.
Principales diferencias entre Coaching y Mentoring
A pesar de que existen similitudes evidentes entre ambos conceptos, ya a través de sus propias definiciones resulta posible observar algunas de las diferencias existentes entre coaching y mentoring. Entre las diferentes divergencias que se pueden hallar, algunas de las más relevantes son las siguientes.
1. Autoaprendizaje vs Enseñanza
Si bien tanto coaching como mentoring pretenden incrementar las posibilidades del sujeto y hacer que pueda desarrollarse, cada uno de ellos lo hace de una manera diferente.
El coaching pretende hacer hincapié en las capacidades y conocimientos ya presentes en el propio sujeto, de tal modo que el origen de lo aprendido está en su interior y los resultados obtenidos se derivan de los procesos de pensamiento del cliente.
En el mentoring la potenciación de las capacidades del cliente requiere de que se transmitan conocimientos del exterior, concretamente por parte del mentor. De este modo, el profesional imparte una serie de enseñanzas a partir de su formación y su experiencia en la teoría y la práctica.
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2. Los conocimientos del profesional
Los mentores, por el hecho de serlo, disponen de una serie de conocimientos técnicos en un área concreta, que es aquella ante la cual el cliente debe decidir cómo posicionarse. Por ejemplo, si se ha propuesto lanzar una startup, lo habitual es que el mentor también disponga de experiencia en la creación de empresas directa o indirectamente relacionadas con el sector al que se dedica la persona que busca ayuda.
En cambio, como el coaching está orientado hacia la potenciación de las habilidades de autoaprendizaje del cliente, no es necesario que el coach disponga ese nivel de experiencia y conocimientos técnicos sobre el contenido de lo que el coachee necesita aprender, ya que las capacidades que ayuda a potenciar son de carácter más universal y no dependientes de la profesión o tarea concreta a abordar: gestión del estrés, habilidades de liderazgo, resolución de conflictos y habilidades de negociación, etc.
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3. Nivel de especificidad en los objetivos
Mentoring y coaching difieren también en el nivel de especificidad que tienen en lo que respecta al elemento tratado.
Un mentor es un guía que suele tener un enfoque general y que contribuye al desarrollo tanto profesional como personal dentro del área en que se mueve. Su objetivo suele ser el desarrollo del mentorado como persona y no solo en una tarea. Así, le ayuda a ubicarse ante un amplio espectro de opciones a abpordar y de metas a intentar alcanzar.
Por otro lado, el coach tiende a focalizarse en un aspecto concreto sobre el que se realiza el acompañamiento, siendo por lo general más específico y centrado en tareas concretas.
Por ejemplo, el coach puede tratar de favorecer tomar una decisión respecto a cómo actuar para lograr una meta o solventar un problema determinado, mientras que el mentor da ejemplo de cómo comportarse o afrontar diversas situaciones y además de ayudar a solventar problemas concretos suele proporcionar valores, referencias y generar aprendizajes diversos más allá de ello.
4. Papel del profesional
Otra divergencia entre ambas metodologías se observa en el papel que tiene el profesional, es decir, su rol.
El coach es un acompañante que puede ayudar a que el sujeto encuentre sus respuestas, permaneciendo sus propias opiniones, creencias y experiencias ocultas y no siendo estas relevantes.
El papel del mentor es en este sentido el opuesto: es su experiencia, perspectiva y opiniones respecto a lo que trata con el mentorado lo que se está buscando con el fin de generar un aprendizaje. El mentor da respuestas, el coach intenta ayudar a que las busques por tí mismo.
5. Simetría relacional
Además del papel del profesional, también podemos destacar como diferencia el hecho de que la relación entre profesional y cliente es diferente entre coaching y mentoring. En el primero se parte de una relación profesional en la que además no existe una asimetría relacional entre ambas personas más allá de centrarse en las necesidades del cliente y el hecho de que el coach es experto en la temática tratada.
En el caso del mentoring es habitual que termine existiendo cierta vinculación emocional (recordemos que se da una relación mentor-mentorado), en el que además se observa una clara asimetría en lo que se refiere a experiencia con respecto a los temas tratados: uno es el experto y generalmente tiene mayor peso y poder dentro del ámbito en que se mueve, mientras que el otro es el aprendiz y suele tener una posición de menor calado. Sin embargo, por otro lado hay más simetría en lo que respecta al flujo de la información, ya que son ambos sujetos los que se comunican y expresan sus opiniones y valoraciones y no solo uno de ellos.
6. ¿Quién dirige la relación?
Aunque se puede advertir ya a partir de los puntos anteriores, otra diferencia entre coaching y mentoring se encuentra en que mientras que en el caso del coaching es siempre el cliente quien va a dirigir la sesión hacia los aspectos que deben trabajarse, y la relación se orienta a conseguir las metas u objetivos propuestos, en el mentoring es el profesional o mentor quien ejerce la dirección de cómo va a transcurrir la sesión o en qué debería centrarse, si bien es algo más pactado e informal.
De este modo, el mentoring es un tipo de servicio que aporta más valor a quienes tienen dudas más fundamentales acerca de qué ámbitos de su vida trabajar más, mientras que en el coaching lo habitual es que la persona que busca ayuda profesional ya tenga claras determinadas referencias acerca de en qué dirección debe avanzar. El trabajo de los mentores es ideal para personas que están empezando en un tipo de trabajo o que aún no conocen casi nada del sector en el que se están metiendo.
7. Temporalidad y estructuración
Si bien no estamos ante algo que tenga por qué darse siempre, por norma general el mentoring requiere de un contacto prolongado en el tiempo, mientras que en el caso del coaching la relación profesional suele ser más corta.
Asimismo, las sesiones de coaching suelen estar altamente estructuradas y limitarse en el tiempo hasta lograr un objetivo, mientras que en el caso del mentoring la temporalidad no está necesariamente ligada a sesiones sino que implican una relación más continuada y puede ser menos rígida y variar en gran medida en función de las necesidades, con objetivos que pueden ir variando con el tiempo.
Ello se debe principalmente al hecho de que el coach se centra en una tarea o habilidad concreta mientra que el mentor suele ejercer como modelo de comportamiento general en un ámbito. Además de ello el tipo de relación profesional que se tiene con el mentor requiere de un vínculo mucho más estrecho, que requiere tiempo mantener.
8. Presente o futuro
Otra de las diferencias entre coaching y mentoring tienen que ver con su temporalidad.
Por norma general, el objetivo del coaching es hacer frente a una situación o realizar un entrenamiento en algún tipo de habilidad que necesitamos en la actualidad, para obtener resultados a corto y medio plazo. Sin embargo, en el mentoring el objetivo suele estar más enfocado a la mejoría no solo actual sino a largo plazo, de cara a que el mentorado se desarrolle positivamente a lo largo de su trayectoria.