El término “feminazi” es una de las palabras más polémicas de entre las usadas actualmente. Lo es por su fuerte contenido emocional, al hacer referencia al nazismo, y al estar vinculado también a un tema que polariza mucho a la opinión pública: el feminismo.
Y es que en la actualidad es muy común encontrarse a personas que critican este movimiento político y corriente filosófica centrada en la mujer haciendo ver que “feminismo” y “feminazismo” son sinónimos. Tal y como veremos, existen muchos motivos para distinguir entre ambos conceptos.
A lo largo de este artículo veremos en qué consisten las diferencias entre “feminazi” y “feminista”, y por qué es un error confundir entre sí ambas palabras.
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Las 4 diferencias entre “feminazi” y “feminista”
Este es un resumen de las diferencias que podemos encontrar entre lo feminista y lo feminazi, y que te darán motivos para no usarlas indistintamente.
1. Una está trabajada filosóficamente, la otra no
Lo primero que hay que señalar las diferencias que existen entre lo feminista y lo “feminazi” es que, mientras que el primer concepto ha sido trabajado durante décadas por una gran cantidad de filósofas (y, en menor medida, de filósofos), no existe demasiada concreción teórica en el significado del segundo.
Por ejemplo, el feminismo ha sido trabajado desde pensadoras como Judith Butler desde una perspectiva que busca abolir el género (entendido simplemente como un constructo social), mientras que otras corrientes, como el del feminismo de la diferencia, busca profundizar en el significado de ser mujer más allá de la visión masculina acerca de este asunto.
La palabra “feminazi, en cambio, fue creada en los años 90 por el locutor de radio y comentarista estadounidense Rush Limbaugh, conocido por simpatizar por la ideología conservadora, y que por consiguiente no llegó a describir con demasiados matices en qué consistiría como fenómeno social algo llamado “feminazismo”.
Así pues, existe una clara asimetría entre el fenómeno del feminismo, que durante décadas has producido maneras muy diversas de abordar el tema de la discriminación de la mujer (a veces complementarias, a veces directamente enfrentadas entre sí y motivo de batallas dentro del propio feminismo), y el concepto de lo feminazi, que está totalmente desprovista de matices y que nadie ha llegado a trabajar filosóficamente.
2. Las funciones de ambos términos son diferentes
La palabra feminismo nació como un término despectivo, pero pronto las activistas por los derechos de las mujeres se lo apropiaron y lo convirtieron en el nombre de su movimiento político e intelectual. Por eso, su utilidad es la de etiquetar un conjunto de líneas de pensamiento y de desarrollo filosófico, así como de formas de activismo político y de movimientos sociales.
En cambio, la palabra “feminazi” no es capaz de describir de una más o menos neutral o desprovista de emociones, porque su razón de ser es la propia de un término peyorativo, que solo existe para criticar o atacar a ciertos colectivos de personas.
Es por eso que mucha gente critica el simple uso de la palabra "feminazi", porque simplemente está ahí para expresar una oposición al feminismo que va hasta el punto de atribuirle propiedades negativas propias de una ideología capaz de producir genocidios.
3. “Feminismo” designa a un fenómeno fácil de concretar, “feminazi” no
Actualmente, el término “feminismo” es usado como un término descriptivo, que sirve para designar un fenómeno social que tiene lugar en la sociedad contemporánea y en una gran variedad de países.
En cambio, la palabra “feminazi” no designa un fenómeno social concreto, ya que para empezar no va relacionado a una idea principal que sirva para señalar dónde empieza y dónde acaba (aunque sea de una manera aproximada, no exacta) el conjunto de personas que participan en el “feminazismo”. El motivo de esto lo tenemos en los dos apartados anteriores: no ha sido desarrollado teóricamente y simplemente nace como una etiqueta peyorativa.
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4. El ferminismo es un movimiento social; el feminazismo, no
Esta es, posiblemente, la principal diferencia entre “feminista” y “feminazi”. Las personas que se consideran feministas pueden ser agrupadas en un conjunto que puede ser analizado de manera específica por la sociología, porque comparten ciertos temas, ciertos símbolos y unas preocupaciones comunes que están relacionadas con la situación de la mujer.
Esto no ocurre con el concepto de “lo feminazi”, que no puede ser atribuida a un colectivo específico. Hoy en día simplemente no existe un tejido social de personas que se sienta identificada con unas pretensiones políticas semejantes a las del nazismo y que comparta espacios o reivindicaciones con el feminismo.
Evidentemente, siempre podemos desdibujar el significado del nazismo para hacerlo corresponder con ciertas actitudes autoritarias o incluso ultraderechistas que es posible detectar en personas que se autodenominan feministas y que cuenten con cierta organización interna y capacidad para movilizar a la gente.
Sin embargo, para hacer esto hay que dejar atrás los rasgos más característicos de los nazis de verdad: sus ideas de etnoestados (la creación de estados asignados a grupos de personas vistos como imposibles de mezclar), el deseo de exterminar físicamente al enemigo interior (que vive dentro del país de uno mismo), el corporativismo (con sindicatos verticales que llevan la voluntad del líder a todos los niveles de la sociedad), y ciertas ideas místicas y supersticiosas que explican el origen de los linajes que conforman la sociedad.
Referencias bibliográficas:
- Krolokke, Charlotte; Anne Scott Sorensen (2005). «Three Waves of Feminism: From Suffragettes to Grrls». Gender Communication Theories and Analyses:From Silence to Performance. Sage. p. 24.
- Phillips, Melanie (2004). The Ascent of Woman: A History of the Suffragette Movement and the Ideas Behind it. London: Abacus. pp. 1 - 370.
- Seelye, Katherine Q. (1994). "Republicans Get a Pep Talk From Rush Limbaugh". The New York Times.